EEUU / SENTENCIA CONTRA EL "DEPREDADOR SEXUAL" LARRY NASSAR

“Si has leído la Biblia que trajiste … tu culpa será demoledora”

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El pasado miércoles 24 de enero, Rachael Denhollander dispuso de 40 minutos para dirigirse al Tribunal -y a su abusador- durante la audiencia de la sentencia de Larry Nassar, el exmédico del equipo estadounidense de gimnasia, que abusó sexualmente de ella hace 16 años, en su clínica de la Universidad Pública de Michigan.

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Rachael Denhollander, exgimnasta olímpica, superviviente de abusos sexuales, el pasado miércoles

(EEUU, 26/01/2018) Larry Nassar, el médico del equipo olímpico de gimnasia estadounidense abusó de más de 140 niñas durante casi dos décadas.

Esta semana fue condenado a un mínimo de 40 años de cárcel y que podrían ser hasta 175 años. El fallo llegó después de una semana de audiencia que contó con el testimonio de cerca de 160 de niñas y mujeres, incluyendo medallistas olímpicas de oro, que acusaron a Nassar, de 54 años, de haber abusado de ellas ante un tribunal de Lansing (Michigan).

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Larry Nassar durante el juicio en el que fue condenado por abusos y agresión sexual. EFE

El día de la sentencia, se permitió a las supervivientes de los abusos hacer uso de la palabra. Entre ellas estaba Rachael Denhollander, quien se dirigió a Nassar con un discurso conmovedor, en el que le advirtió sobre cualquier intento de utilizar la Biblia para simular un arrepentimiento y una religiosidad superficial.

A continuación reproducimos parte de ese discurso:

“Te has convertido en un hombre dominado por deseos egoístas y pervertidos, un hombre definido por sus decisiones de alimentar una y otra vez, cada día, ese egoísmo y esa perversión. Elegiste dedicarte a tu maldad sin importar cuánto les costara a otros. Y lo contrario de lo que tú has hecho es lo que yo elijo: amar con sacrificio, sin importar cuánto me cueste a mí.

Rachael Denhollander, (…) se dirigió a Nassar con un discurso conmovedor, en el que le advirtió sobre cualquier intento de utilizar la Biblia para simular un arrepentimiento y una religiosidad superficial.

 

En nuestras primeras audiencias trajiste tu Biblia al juzgado, y has hablado de orar pidiendo perdón. Y, por lo tanto, me dirijo a ti sobre esa base. Si has leído la Biblia que trajiste, sabes que la definición que presenta del amor sacrificado es la de Dios mismo amando de forma tan sacrificada que renunció a todo por pagar el castigo por los pecados que no cometió. También yo elijo, por su gracia, amar de esta forma.

Hablaste de orar pidiendo perdón. Pero Larry, si has leído la Biblia que trajiste sabes que el perdón no se obtiene haciendo cosas buenas, como si las buenas obras pudiesen borrar lo que has hecho. Se obtiene con arrepentimiento, el cual requiere afrontar y reconocer la verdad de lo que hiciste en toda su absoluta depravación y horror, sin mitigaciones, sin excusas, sin actuar como si las buenas obras pudieran borrar lo que hoy has visto en este juzgado.

La Biblia que llevas contigo dice que atarte una piedra al cuello y arrojarte a un lago sería mejor que hacer tropezar a un solo niño. Y tú has dañado a cientos.

La Biblia de la que hablas describe un juicio final en el que toda la ira y el terror eterno de Dios se derraman sobre hombres como tú. Si algún día llegas siquiera a comprender realmente lo que has hecho, la culpa será demoledora. Y eso es lo que hace tan dulce el evangelio de Jesús. Porque extiende gracia, esperanza y misericordia allí donde no debería haber. Y estará ahí para ti.

Oro para que experimentes el devastador peso de la culpa, para que algún día puedas experimentar el verdadero arrepentimiento y el verdadero perdón que viene de Dios, el cual necesitas mucho más que el mío… aunque el mío también te lo doy.

En medio de este proceso me he aferrado a una cita de C. S. Lewis que dice:

«Mi argumento contra Dios era que el universo parece muy cruel e injusto. Pero ¿de dónde saqué esta idea de justicia e injusticia? Uno no dice que una línea está torcida a menos que tenga antes una idea de lo que es una línea recta. Cuando yo decía que el universo es injusto… ¿con qué lo estaba comparando?».

Larry, puedo decir que lo que hiciste fue malvado y retorcido, porque lo fue. Y sé que fue malvado y retorcido porque existe una línea recta. No podemos medir la línea recta basándonos en nuestra percepción o en la de los demás, y esto significa que puedo declarar la verdad sobre los abusos que sufrí sin minimizarlos ni mitigarlos. Y puedo llamarlos malvados porque sé cómo es la bondad. Y por eso me compadezco de ti. Porque cuando una persona pierde la capacidad de definir el bien y el mal, cuando ya no puede definir el mal, tampoco puede definir y disfrutar lo que es verdaderamente bueno.

Cuando una persona puede dañar a otro ser humano, especialmente a un niño, sin verdadera culpa, esa persona ha perdido la capacidad de amar. Larry, te has privado a ti mismo de todas las cosas realmente hermosas y buenas en este mundo, que podrían, y deberían, haberte traído alegría y satisfacción. Podrías haber sido todo lo que pretendías ser. Todas las mujeres que se han levantado aquí te querían de verdad como niñas inocentes; te querían con un amor real y genuino, y eso no fue suficiente para ti.

He experimentado la grata alegría de un matrimonio construido sobre el amor sacrificado, la seguridad, la ternura y el cariño. He experimentado la verdadera intimidad en su gozo más profundo, y es hermoso, sagrado y glorioso. Y ese es un gozo del que te has privado para siempre, y me compadezco de ti por ello.

Yo he estado ahí para gimnastas jóvenes y las he ayudado a dejar de ser niñas avergonzadas para convertirse en atletas elegantes, hermosas y seguras de sí mismas, y me he alegrado de su éxito porque quería lo mejor para ellas. Y esta es una alegría de la que te has privado para siempre, porque tu deseo de ayudar no era más que una fachada para tu deseo de hacer daño.

He vivido la profunda satisfacción de envolver a mis hijos en mis brazos y hacer que se sintieran seguros y a salvo porque yo estaba a salvo, y este es un gozo que va más allá de lo que puedo expresar, y tú te has privado de esto, porque no estabas a salvo. Y me compadezco de ti por ello.

Al perder la capacidad de llamar al mal por su nombre, sin mitigarlo ni minimizarlo, has perdido la capacidad de definir y disfrutar el amor y la bondad. Has construido para ti mismo una prisión que es mucho, mucho peor que cualquier prisión en la que yo pudiera encerrarte, y me compadezco de ti por ello”.

Fuente: The Gospel Coalition / Justin Taylor / Traducción: Abigail Fernández