EN PERSPECTIVA

Más renovación

( 2 Votos )
a / A
Larger Font Smaller Font

quero125(JUAN MANUEL QUERO, 27/04/2012) La iglesia se tiene que explicar en medio de lo que vive, pero tiene que hacerlo con una «didaché», adecuada, desde la Palabra de Dios, con los principios eternos que se hacen realidad en la acción de hoy también. Para ello las iglesias deberíamos revisar nuestra forma de enseñar, y seguir impulsando los principios que ayuden a nuestra sociedad a entrar en el Reino de Dios de forma transformada.

El discipulado entiendo que también debería ser una oportunidad para explicarnos como iglesia, presentando a Cristo, recordando que lo que tenemos que buscar, es cumplir «la gran comisión» que es más que las cuatro leyes espirituales. Haced discípulos de Cristo, entraña una vez más la idea de que Dios es el Maestro. Hemos de tener cuidado también con el modelo que sigamos en este sentido, que creo se debe dar siempre desde la iglesia, y según las necesidades existentes.

Muchos han encontrado ideas mercantilistas y de poder personal o institucional en el método de hacer discípulos, creando estructuras verticales, donde todos dependen de otros, y los réditos son mayores, o más cuantiosos dependiendo del nivel donde estemos. ¡CUIDADO! Hemos de enseñar para la vida, para la vida buena, no para buena vida de algunos, que intentan rodearse de aquello que les hace engordar de diferentes maneras. Hay que tener cuidado con los discipulados que largamente se hacen dependientes de terceros. Dependientes hemos de ser de Cristo. Entiendo que el discipulado debe de llevar lo suficiente como para que la persona discipulada dependa de Cristo y no de otros, sabiendo que nosotros seguimos siendo discípulos del Maestro.

El mundo de hoy, que podemos encasillar como ultramoderno, quiere hechos que se puedan experimentar, y que en sí manifiesten que hay éxito. Quiere vivir las cosas en primera persona, sintiendo lo que ello implica. La perspectiva histórica de la frustración humana es muy amplia, o más amplia que nunca, porque tenemos más medios de investigación y procesos para analizar. En todos ellos los principios a seguir fallaron, no fueron suficientes: en la Historia Antigua, en el Medievo, en el Renacimiento, en el Barroco, en el Romanticismo, en la Modernidad, en la Posmodernidad, o en la Ultramodernidad[1] hay multitud de fracasos, donde se ve el esfuerzo de sobrevivir.  Ante esto el hombre se ha vuelto susceptible.

Estas etapas a lo largo del tiempo se han abreviado, como en una selección de lo mejor, porque los referentes tenían menos base para subsistir. La Antigüedad (la más larga de todas, sin tener en cuenta la Prehistoria) está compuesta por milenios, pero poco a poco cada Edad va haciéndose más corta e inestable, hasta llegar a nuestros días que estamos en constante cambio. Sin embargo en todos los procesos la Palabra de Dios ha sido referente para nosotros, y medio para motivar a las personas en todas las áreas de la vida, a ser impulsados para vivir.

Hoy necesitamos que siga siendo así. En un mundo tan convulso como el nuestro, la Palabra de Dios ha de seguir siendo referencia. La «didaché» tiene que ser un principio inalienable en los proyectos del pueblo evangélico, de nuestras iglesias.

Autor: Juan Manuel Quero

[1] Es el tiempo de la Tribu Cibernética, de la globalización, de la inmediatez, de la relación despersonalizada y un tanto abstracta. Según José Antonio Marina, la ultramodernidad es un estilo de pensar que aspira a ser sistemático frente al actual pensamiento fragmentario, y humanístico frente a la moderna deshumanización de la ciencia. El éxito de esta tarea pasa por ampliar el concepto de inteligencia. Su paradigma en la modernidad era la razón; en la posmodernidad, la creatividad; en la ultramodernidad, será la ética.

© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD

Otros Artículos de Juan Manuel Quero