OPINIÓN / REALIDAD AUMENTADA - por Mateus Rodrigues de Mendonça

Años de crisis, años de paz 

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La humanidad vive en una constante crisis, pero querer el bienestar perdido no es la respuesta. ¿Se puede encontrar paz en un mundo tan contradictorio? 

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(MATEUS RODRÍGUES*, 05/01/2021) | El año pasado fue un año de película, pero de las de suspense y terror; o una serie, con capítulos cada uno más aterrador que el anterior. Tensiones internacionales, catástrofes naturales, pandemia, crisis económica... Si otros años terminaban con un sentimiento de nostalgia, el 2020 fue, para muchos, uno para olvidar. Personas queridas se fueron, familias se han visto en situación de necesidad y las distancias aumentaron en muchos sentidos. En suma, un año de crisis que, además, terminamos con fiestas desdibujadas. 

Un cierre, digamos, "apropiado" para un año difícil que para muchos ha sido uno de los peores de sus vidas y de la historia en general. Y en esa línea nos puede invadir una sensación cuando escuchamos tantas noticias malas en un mismo año: que el mundo va de mal en peor. En cada nochevieja se renuevan las esperanzas, soñando que al final de las doce campanadas empiece un tiempo distinto, con nuevas oportunidades, alegría y paz. Pero, visto lo visto, surge la duda de si es posible algo de eso este 2021. 

Esa impresión de que el mundo está peor que antes y que en un pasado no muy lejano se vivía mejor es algo muy presente sea cual sea el momento; pero lo es más en tiempos de crisis. Una percepción potenciada por las noticias falsas y titulares escandalosos que destacan lo peor y que empañan el hecho de que, por increíble que parezca, estamos en una época con tasas de bienestar, libertad y paz históricas. Pero como tendemos a vivir el momento con un exceso de pasado, cuesta asimilarlo. 

A nivel personal pasamos por situaciones difíciles y a nivel global hay pobreza, violencia e injusticias de todo tipo. Además, estamos sufriendo una crisis que ha dejado a muchos en una situación dificilísima. Pero, a la vez, los datos históricos indican que desde hace décadas la mortalidad infantil ha disminuido bastante; la esperanza de vida ha ido creciendo; cada vez hay menos personas analfabetas y la renta media de la población mundial ha aumentado. También hace mucho tiempo que no hay guerras entre grandes potencias y la democracia está presente en más y más naciones

Son solo algunos ejemplos que, por supuesto, tampoco dibujan un mundo idílico, especialmente tras el año que hemos pasado. Pero, aunque suenen paradójicos, ahí están esos datos. ¿Significa entonces que debemos fingir que no pasa nada y volvernos indiferentes a los problemas del mundo? No. ¿Significa que nuestros sufrimientos personales o locales son solo una ilusión o dramas insignificantes? Tampoco. Significa que la humanidad vive en una constante crisis interior. ¿Se puede encontrar paz en un mundo tan contradictorio? 

Dónde encontrar la paz 

Recuerdo cómo hace unos 15 años se podía ver junto a los contenedores de basura muebles “a estrenar”. Recuerdo a la gente donando ropa con la etiqueta todavía puesta. Recuerdo innúmeras grúas de construcción levantando nuevos edificios. Y recuerdo ver las calles comerciales llenas de gente comprando todavía más. Me ponía a pensar: ¿tendrá algún límite esta prosperidad? La gente parecía que ya no necesitaba nada más, pero tampoco tenía paz. Y entonces llegó 2008 y la gran recesión. 

Y también llegó el 2020, y ahora el 2021, y podemos preguntarnos: ¿cómo sentir paz en tiempos tan difíciles de crisis que se suceden? ¿No está el mundo en auge? ¿Por qué tenemos que sufrir? ¡Queremos el bienestar perdido! Pero dijo el sabio[1] que no hay sabiduría en esa forma de pensar. De hecho, por pensar así es que hay una pandemia de desesperación, activa desde mucho antes que el Covid-19, asolando todo el planeta, porque aún en los tiempos de prosperidad no había paz. 

Para esa enfermedad ya endémica la gente ha buscado el antídoto en calmantes evasivos, como una afición o unas vacaciones; o bien en la autodestrucción progresiva por medio de los excesos. El resultado es una sociedad autoengañada que, en su vacío, en su fracaso por encontrar la verdadera paz, ha decidido aceptar y promover abiertamente el fin de la vida como solución admisible, incluso para los que ni la han vivido. Y lo hace porque no sabe vivir, porque vive sin paz. 

Es evidente que no tendremos paz si la buscamos en el bienestar momentáneo. La prosperidad no llena a nadie. Puesta la esperanza en ella, una vez quitada ya no queda nada. La paz verdadera solo la encontramos si la buscamos más allá de lo que vemos y sentimos. La encontramos con una perspectiva trascendente, con la convicción de lo que no se ve y la certeza de lo que se espera[2]. Un futuro que es un eterno final feliz de la historia, que ya podemos empezar a disfrutar y que nos lleva a sentir una paz interior cuando no hay paz alrededor. 

Esa paz solo se encuentra en la persona que es la Palabra por la que se escribió la historia: Jesucristo. Él da una paz que nadie puede dar[3] y nos tranquiliza diciendo[4] que no debemos alarmarnos cuando nos lleguen las noticias más preocupantes, pues es necesario que todo esto suceda. Podemos tener paz, sea cual sea el capítulo en el que nos toque vivir, si la buscamos en el Autor y en su Palabra. 

La Biblia nos dice que con Dios podemos sentirnos alegres, aunque haya guerras, desabastecimiento y desempleo[5]. Nos dice también que en él podemos sentirnos acogidos, aunque parezca que ya no tenemos a nadie[6]. Afirma, además, que con Dios podemos no solo sentir una paz incomprensible, aunque nos persigan y rechacen[7], sino ser instrumentos de paz, aunque seamos desahuciados y desarraigados[8]. Y nos dice que con Dios no hemos de temer malas noticias[9] ni conspiraciones[10], sino que seremos nosotros los portadores de las buenas noticias[11], acompañados por Jesucristo hasta el fin[12]

Busca la paz de Dios, a través de Jesucristo. Una paz que sobrepasa todo entendimiento y que muchos hemos experimentado y experimentamos a pesar de sufrir pérdidas, tiempos de necesidad, enfermedades y a pesar del 2020. Aunque el 2021 sea otro año de crisis, también puede ser un año de paz si lo vives en compañía del Dios de paz[13]

[1] Eclesiastés 9:7

[2] Hebreos 11:1

[3] Juan 14:2

[4] Mateo 24:6

[5] Habacuc 3:16-18

[6] Salmo 27:10

[7] Filipenses 4:6-7

[8] Jeremías 29:7

[9] Salmo 112:5-7

[10] Isaías 8:12-13

[11] Marcos 16:15

[12] Mateo 28:19-20

[13] Hebreos 13:20-21

Autor: Mateus Rodrigues*.

Mateus*Mateus Rodrigues de Mendonça es periodista. Nacido en Brasil, vive en España desde 2003. Desde 2013 forma parte del equipo de Radio Encuentro (Canal de Vida), y también colabora con publicaciones del ámbito protestante de ambos países, entre ellas Actualidad Evangélica.

"La realidad aumentada es un concepto de las nuevas tecnologías que consiste en 'superponer información' sobre una imagen real para enriquecer la visión de la misma con datos e información complementaria. ¿No es precisamente eso la 'opinión' sobre una noticia de actualidad?"

© 2021 - Nota de Redacción: Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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