BUEN FIN DE SEMANA

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CRISTIAN FRANCO, 29/08/2014 |

“…nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido

y que hay que empezar de nuevo…”

(fragmento de “Rayuela”, de Julio Cortázar)

El problema es buscar héroes sin entender de qué se trata lo heroico.

Admito que hay días en los que no soporto más las circunstancias. Me cansa comprobar que los seres humanos repetimos una y otra vez las mismas acciones que nos llevan al fracaso. Muchas injusticias, mucho dolor, muchas preguntas que nadie parece escuchar. Un mundo de solitarios que deambula en busca del prójimo a quien raramente encuentra, un conjunto de tiempos pasajeros que transcurren a la espera de lo inevitable.

Me desespera no encontrar soluciones que mejoren la vida de la gente. No quiero pasarme la vida proveyendo paliativos ni mucho menos poniendo parches. Quiero algo más duradero: cambios estructurales que permitan no solo aliviar el dolor sino erradicar sus causas desde la mismísima raíz. Pero sigo viendo lo mismo: promesas huecas de los ámbitos de poder, indiferencia gélida de los ciudadanos de a pie.

Tiempo atrás leí la siguiente frase: “Fe, alegría, optimismo. Pero no la sandez de cerrar los ojos a la realidad”. Y así pregunto: ¿merecerá la pena seguir adelante cuando uno ve que la realidad es como es y no como uno quisiera? ¿No será otra cosa que necedad intentar que el mundo sea un lugar mejor? ¿Servirá de algo todo lo que uno haga por los demás?

Entonces me golpean los recuerdos. El abrazo sincero de ese niño de la calle cuando le compartimos algo para comer durante una recorrida nocturna. La sonrisa de esa niña con discapacidad motriz y mental al abrir su obsequio en un festival infantil en su escuela. Las palabras de gratitud de una familia al visitarlos en el hospital mientras aguardan noticias de la salud de su pequeño hijo. Los transeúntes que no pasan como zombis sino que detienen su marcha para mirar a los ojos y soltar amarras.

Me detengo y regreso a las mismas reflexiones que llegan cuando logro dejar que la luz ingrese al cubículo de mis pensamientos. Y vuelvo a comprender que la sucesión de actitudes tiene muchísimo valor. Que la constancia en el amor pequeño acaba por llenarlo todo. Que mientras lucho por las utopías (¿quién sabe si podré alcanzarlas?) puedo hacer algo día a día con lo que tengo a mi alcance. Que se trata de estar además de hablar.

Lo heroico tal vez implique dejar de buscar y proclamar héroes para comenzar a vivir en medio de las miserias con miradas, gestos y amores que nos trasciendan.

Autor: Cristian Franco

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA.Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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