BUEN FIN DE SEMANA

“TÚ… ¡AFUERA!”

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20140530-2CRISTIAN FRANCO, 30/05/2014 |

“No soy negro, soy hombre” (Martin Luther King Jr.)

En más de una ocasión sufrí hechos de discriminación y acoso moral. Por distintas causas que uno podría analizar pero jamás entender ni justificar, otras personas me rechazaron. Quizá sea por ello que me identifico muchísimo con quienes padecen actos similares en diversas partes del mundo.

Mis recuerdos me llevan a distintas instancias de mi vida: durante mi niñez y parte de la adolescencia, cuando algunos compañeros se burlaban de mi identificación religiosa, en mis prácticas de baloncesto, cuando el desarrollo veloz de mi estatura (mido casi dos metros) hacía que mis movimientos fueran bastante torpes, durante varias instancias de mi vida, por proceder de una familia humilde a nivel financiero y cultural, en buena parte de mis primeros años de vida adulta, cuando trabajé bajo la dirección de gente que acostumbraba hacer uso de la manipulación y el acoso moral como método de incentivación, y durante otras ocasiones debido a cuestiones tan insignificantes como el tipo de vestimenta, el país de procedencia, mi situación como hijo de padres separados o mi carácter más bien tímido.

Lejos está de mí pretender hacerme la víctima o querer tomar revancha de quienes se comportaron de una forma injusta. Me considero una persona libre que no guarda rencor ni alberga amargura en su corazón. Por lo cual, estas líneas no tienen por objeto centrar la mirada en mí. ¿Por qué escribo, entonces? Para poner en foco en el asunto y tratar de alterar la realidad: inducir hacia cambios que nos hagan mejores como personas y como sociedad.

Porque discriminar es sinónimo de rechazar. Dejar afuera. Excluir. Esconder. Reducir. Es considerarse con el derecho de señalar “quién sí” y “quién no”. Es tratar a los demás como si fueran poca cosa, indignos siquiera de entablar un diálogo de igual a igual.

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Cuando una persona rechaza a otra no hace otra cosa que situarse en un lugar de superioridad, dando claras señales acerca de los p

¿Qué hacemos al respecto?arámetros por los que rige su vida. Tristemente es una actitud universal que se encuentra en toda cultura. Movidos por el temor a lo diferente o un sentido egoísta de la vida, los seres humanos hemos establecido toda clase de divisiones a través de la historia.

Considerar a mis semejantes como iguales ante Dios, tener respeto (aun sin coincidir) por la diversidad de opiniones, gustos y tendencias, y trabajar por un mundo en el que todos puedan disfrutar de sus derechos fundamentales son algunos de los motores que movilizan mi forma de amar, vivir y servir.

Me gusta la manera en que lo expresó el pastor Martin Luther King Jr: “Dios no está interesado meramente en liberar del racismo a la gente de color negro, marrón y amarillo, sino que está interesado en dar libertad a la humanidad por completo. Debemos trabajar con determinación para crear una sociedad donde ninguna persona sea superior ni inferior a la demás, una sociedad en la que todos vivamos juntos como hermanos y respetemos la dignidad y el valor de la personalidad humana”.

Autor: Cristian Franco

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA.Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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