EDITORIAL

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(EDITORIAL, 16/11/2013) La reciente constitución de la Alianza Evangélica Latina, formalizada este mes en el encuentro del Foro Iberoamericano de Diálogo Evangélico (FIDE) en Tegucigalpa (Honduras), constituye sin duda un hecho histórico, gestado a lomos del notable crecimiento demográfico de los evangélicos iberoamericanos, por una generación de pastores y líderes valientes, con amplitud de miras, decididos a estrechar lazos fraternos e institucionales en un momento histórico lleno de desafíos y oportunidades.

Desafíos y oportunidades que, en un contexto de globalización, solo pueden ser abordados con fuerza y con eficacia desde la unidad fraterna, la cooperación estratégica y la reflexión conjunta.

Este nuevo impulso de integración y de unidad, debe su concreción a lo que cabría denominar, "el espíritu del FIDE", un foro que, tal como se refleja en sus siglas, nació con vocación de “diálogo” y estableció su ámbito en "Iberoamérica", lo que constituye toda una declaración de intenciones que no puede pasar desapercibida.

La invitación a participar en este diálogo, hecha por parte del liderazgo evangélico latinoamericano a los evangélicos portugueses, españoles e hispanos de los EEUU, es un signo de los tiempos y supone una identificación con una historia común, un legado y una forma de entender y mirar al mundo, “desde Iberoamérica”.

Esa cosmovisión evangélica-iberoamericana existe y (...) las expectativas que genera la AEL son tan grandes, como grandes son sus desafíos y oportunidades.

Esa cosmovisión evangélica-iberoamericana existe y cabe esperar que, ahora desde la Alianza Evangélica Latina, esa óptica se traduzca en aportaciones teóricas y prácticas que enriquezcan el diálogo teológico; dinamicen y fortalezcan las instituciones representativas; contribuyan a impulsar el movimiento misionero; promuevan la libertad y la igualdad religiosa; edifiquen puentes fraternos entre las iglesias y con la sociedad... En definitiva, que las expectativas que genera la AEL son tan grandes, como grandes son sus desafíos y oportunidades.

Los firmantes del Acta fundacional de la AEL, han subrayado que la organización que emergía de ese acto, lo hacía sobre “el esfuerzo por el diálogo entre las Alianzas Evangélicas realizado por el FIDE”.

Es decir, que la nueva Alianza regional no surge “de la nada”, sino que –como lo explica el secretario ejecutivo de FEREDE, Mariano Blázquez Burgo, representante de España en la AEL: “No se trata de que se ha creado algo totalmente nuevo, sino de un paso cualitativamente importante en la evolución del FIDE”.

Tal vez sería válido decir, metafóricamente hablando, que “la crisálida del FIDE”, en un premeditado proceso de “metamorfosis”, hoy despliega sus coloridas alas en la forma de una institución formal –la AEL- que ya se venía gestando de forma larvada tras años de diálogo en numerosos encuentros fraternos.

Un dato que puede parecer anecdótico, pero no lo es, tiene que ver con la elección del término “Latina” (no “Latinoamericana”), como apellido de la organización. Al parecer se optó por él, en lugar de “Iberoamericana” -que en principio parecería más preciso- como un artilugio gramatical para subrayar la inclusión de los hispanos en los EEUU, entendiendo que también es aplicable a españoles y portugueses. (Una muestra más de que, la nueva AEL, es el mismo FIDE, que hoy despliega alas...).

Desde Actualidad Evangélica saludamos este acontecimiento histórico con alegría y seguiremos su desarrollo con interés y expectación.

Actualidad Evangélica, Madrid, 16 de noviembre de 2013