EDITORIAL

EDITORIAL. El estado de la libertad religiosa en el mundo

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(EDITORIAL, 24/05/2013) El Informe Anual sobre Libertad Religiosa en el Mundo publicado recientemente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, revela que el respeto por este derecho fundamental universal deja mucho que desear, incluso en países con buena conciencia sobre el tema que se consideran a sí mismos garantes de los Derechos Humanos.

Como cada año, desde que en 1998 el presidente Bill Clinton firmara el Acta de la Libertad Religiosa en el Mundo (H.R. 2431) -y por encargo del Congreso-, el ejército de diplomáticos estadounidenses alrededor del mundo prepara este informe –el más completo que existe- sobre el estado de la libertad religiosa en 195 países. En base a ese informe, y por indicación del Presidente, el Secretario de Estado determina cuáles son los “Países de Especial Preocupación” respecto a la libertad religiosa.

El último de estos informes corresponde al ejercicio del año 2012. Ocho son los países que muestran una mayor intolerancia religiosa, entre ellos Arabia Saudí y China, dos importantes socios comerciales de los EEUU, lo que no ha sido óbice para que el informe mantuviera a ambos países en esa vergonzosa lista. Esto demuestra la gran seriedad con la que los EEUU se toman este asunto. Los otros seis son Burma, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Sudán y Uzbekistán.

La proliferación de leyes “antiblasfemia”, aplicadas de forma abusiva y discriminatoria; el arresto de cristianos conversos en países de mayoría musulmana; el creciente antisemitismo en algunas regiones del mundo (y de forma alarmante en Europa), son algunos de los asuntos que se denuncian en este informe con rigor y con “nombres y apellidos”.

Sin duda, este informe es un excelente trabajo de campo y un recurso indispensable para avanzar en la normalización y la libertad religiosa en el mundo y, consecuentemente, en la pacificación en tantos países en los que la cuestión religiosa es la excusa para violentos enfrentamientos. Y también es un ejemplo para Europa.

Como señala el columnista de EL PAÍS, Lluís Bassets, en su artículo “Religiones en la aldea global”, [no resulta] fácil para muchos países, incluidos los europeos, aceptar sin más las lecciones impartidas por Washington. Pero no hay duda de que la mirada atenta de la diplomacia estadounidense sobre el mundo hace un buen servicio a la libertad religiosa e imprime una orientación a su política exterior de la que los europeos debiéramos aprender”.

Sin duda, este informe también puede ser una excelente herramienta de trabajo para foros internacionales que reúnen a distintas confesiones religiosas en torno a una mesa de Diálogo Interreligioso, como por ejemplo, el celebrado esta semana en Madrid, con la participación de representantes de FEREDE, por iniciativa del Grupo de Trabajo Estable de las Religiones (GTER), Religiones por la Paz America Latina y el Caribe, y la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB), en el marco de una campaña impulsada por la UNESCO y la Alianza de Civilizaciones.

Establecer una agenda de iniciativas concretas para promover una libertad religiosa “real” es, probablemente, la mayor contribución que el Diálogo Interreligioso puede hacer a la causa de la paz y al desarrollo de los pueblos del mundo.

Actualidad Evangélica, Madrid, 24 de Mayo de 2013.-