EDITORIAL

11-M. No olvidamos... no olvidemos...

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(EDITORIAL, 11/03/2013) Se cumplen hoy 9 años del salvaje atentado terrorista contra los trenes de cercanías del Corredor del Henares, en Madrid, que se saldó con 192 víctimas mortales y centenares de afectados con secuelas físicas y psicológicas que, en muchos casos, aún no han conseguido superar, ni probablemente lo conseguirán nunca.

Para quienes perdieron seres queridos, o padecen secuelas físicas o psíquicas, olvidar es imposible. Lo es también para quienes, sin haber sido directamente afectados en su persona, vivieron muy de cerca aquel suceso, como es el caso del director de esta revista, y de muchos vecinos, trabajadores, o circunstanciales viajeros que, aquella mañana, viajaban o esperaban alguno de los trenes atacados por las bombas puestas por los yihadistas.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo piden –y exigen- que no se les olvide..., especialmente desde las instituciones del Estado, y desde los medios. Algunos lamentan la escasa repercusión que –según ellos- está teniendo el aniversario en las portadas de los periódicos más importantes. El 11-M ya no ofrece titulares sensacionalistas y la corrupción se come todos los espacios destacados.  Pero es precisamente ahora, cuando más necesario es recordar..., cuando el dolor y la indignación empiezan a ser sólo cosa de las víctimas...

Como sociedad no podemos darnos el lujo de olvidar. El perdón es, sin duda sanador y necesario (empezando por perdonarnos los unos a los otros)... la vida continúa y hay que seguir adelante... Hay que confiar en la Justicia... Todo eso está bien;  pero olvidar, no se debe olvidar nunca.

Porque olvidar lo que sucedió aquella mañana, sería una crueldad añadida sobre el sufrimiento de las víctimas.

Porque olvidar sería, además, conceder un logro de los estrategas del terror y de quienes les sostienen  ideológicamente.

Porque olvidar conseguiría debilitar nuestras defensas cívicas y morales ante los adalides de la violencia y la barbarie terrorista.

Porque olvidar semejante mutilación en el capital humano de nuestra sociedad, sería un gesto de desprecio al valor de la vida humana que nos acercaría moralmente a nuestros enemigos. Para nosotros "cada vida" es importante.

Porque olvidar es bajar la guardia y dejar de trabajar arduamente por la construcción de la paz.

Por eso, y por muchas cosas más, no podemos olvidar... no queremos olvidar.

Y hoy, además de solidarizarnos una vez más con el dolor de las víctimas, participando en algunos de los muchos actos que tendrán lugar en Madrid, en España y en toda Europa, nos comprometemos a seguir trabajando y orando –sin miedo- por una paz real y duradera.

Una paz como la que nos prometió nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien dijo:

“Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (S. Juan 14:27)

Actualidad evangélica, Madrid, 11 de marzo de 2013