EDITORIAL

20-N: Gane quien gane...

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aev0337(EDITORIAL, 18/11/2011) A pocas horas del final oficial de la campaña e inicio de la jornada de reflexión, previa a la cita con las urnas del próximo domingo, muchos ciudadanos y ciudadanas de España acuden a ella con escasa ilusión, convencidos de que, gane quien gane estas presidenciales, nos aguardan días muy difíciles.

Escuchamos decir que, gane quien gane estas elecciones, el margen de maniobra que tendrá, quien reciba el mandato constitucional de guiar los destinos de España en los próximos cuatro años es tan escaso, que poco o nada podrá hacer más allá de las decisiones que se tomen en Europa.

Desde este punto de vista pesimista (o realista, según se mire), el próximo presidente del Gobierno de España tendría tanta autonomía y autoridad, similar a la del marinero al mando de un esquife que se sacude impotente, al compás de los vaivenes de un gran barco en peligro de naufragio (Europa), en medio de una tormenta..., y en cuyo timón no se sabe muy bien quien está...

Sin embargo, como bien nos recuerdan algunos de los articulistas de ACTUALIDAD EVANGÉLICA, las elecciones constituyen una oportunidad para reforzar la democracia y, los cristianos, de modo particular, tenemos una responsabilidad importante con la que debemos cumplir. No solo votando -que también- como bien señala Guillem Correa –“Participar en unas elecciones democráticas es fortalecer la democracia, es elegir seguir viviendo en libertad”-, sino también con nuestras oraciones, como nos recuerda Emmanuel Buch en su artículo, “Los Hunos, los hotros, los nuestros”.

Eso sí, tanto uno como el otro nos recuerdan que, mientras que como ciudadanos, podemos tener y defender nuestras legítimas preferencias políticas, en cambio como iglesias debemos mantener una actitud de respeto y lealtad institucional a salvo de parcialidades. “Lo que debe evitar la Iglesia es caer en la tentación de querer orientar el voto partidista”, afirma Correa, mientras que Buch opina que el mandato apostólico de orar “por todos los hombres” constituye un recurso para nuestra “higiene mental” en este asunto:

“Cuando el apóstol Pablo nos exhorta a hacer 'rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia…' (1ª Tim.2,1-2) nos provee entre otras cosas de un recurso eficaz de 'higiene mental' en este asunto. Difícil orar a favor de las autoridades si nuestro anhelo es verles caer a toda costa para que sean reemplazados por los 'nuestros'...”

Quizás, recomendaciones de esta naturaleza deberían resultar obvias para todos los cristianos protestantes. Sin embargo, en estos días no faltan “plataformas cristianas” (de cuyas buenas intenciones no tenemos por qué dudar), que se esfuerzan por “orientar” y “guiar” el voto del pueblo evangélico en un sentido u otro.

Desde este espacio, por el contrario, deseamos sumarnos a la fiesta de la democracia sin parcialidad, CON ESPERANZA, y con un alto sentido de responsabilidad cristiana, haciendo ejercicio de nuestra “doble ciudadanía”, animando al pueblo de Dios a participar con su voto y con sus oraciones.

Y con un compromiso claro de que, gane quien gane, el próximo Gobierno contará, como siempre -y sin perjuicio de nuestra independencia, libertad y derecho a la crítica constructiva-, con nuestra lealtad, obediencia, apoyo, nuestro mayor respeto y nuestras oraciones.

Autor: ACTUALIDAD EVANGÉLICA

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