SOCIEDAD / SALUD

Una vacuna del sida reduce en más de un 90% la cantidad de virus en la sangre

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La inmunización no está destinada a prevenir la infección en personas sanas sino a tratar a portadores del VIH | El objetivo es que el sistema inmunitario controle el VIH para que los pacientes puedan dejar de tomar antirretrovirales

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El doctor Josep Maria Gatell (izquierda), jefe de la unidad de enfermedades infecciosas y sida del Hospital Clínic, junto con miembros de su equipo LV / Pedro Madueño

Una vacuna contra el VIH desarrollada en el hospital Clínic ha conseguido reducir la cantidad de virus en la sangre por lo menos un 90% en más de la mitad de los pacientes que la han recibido.

La vacuna no ha obtenido resultados lo bastante buenos para administrarla a gran escala a pacientes portadores del virus del sida. Pero “es un paso importante hacia la curación funcional de la infección por VIH porque demuestra que es posible estimular el sistema inmunitario de los pacientes para mantener el virus a raya”, ha declarado Josep Maria Gatell, jefe de la unidad de enfermedades infecciosas y sida del Clínic. “Es la primera vez que una vacuna contra el VIH consige resultados tan potentes”.

La vacuna, desarrollada en el Clínic, no es preventiva sino terapéutica. Es decir, no está destinada a prevenir que personas sanas contraigan la infección sino a tratar a portadores del VIH para que su sistema inmunitario pueda controlar el virus. 

En la actualidad, para controlar el virus es necesario tomar una combinación de fármacos antirretrovirales de por vida. Este tratamiento es altamente eficaz pero supone una factura enorme para la sanidad pública y tiene efectos secundarios importantes.

De ahí que los investigadores intenten estimular el sistema inmunitario de los propios pacientes para controlar la infección. En los casos en que el sistema inmunitario consiga controlar el virus, dejarán de ser necesarios los antirretrovirales. Se habrá conseguido así lo que los médicos llaman curación funcional. “Los pacientes seguirán teniendo el virus, pero ni enfermarán ni trasmitirán la infección”, explica Felipe García, primer autor de la investigación.

Las vacunas del Clínic se elaboran de manera personalizada para cada paciente. Por un lado se obtienen virus y por otro células inmunitarias del propio paciente. Los virus se inactivan calentándolos a 56 grados durante una hora. Las células inmunitarias –concretamente, un tipo de células llamadas dendríticas- se cultivan en el laboratorio para obtenerlas en gran cantidad.

Posteriormente, se ponen las células en contacto con los virus inactivados de modo que el sistema inmunitario aprenda a reconocer el VIH pero éste haya perdido su capacidad de dañarlo. Finalmente, se inoculan a los pacientes tres dosis de la vacuna formada por células inmunitarias que se han familiarizado con el virus.

Según los resultados presentados en la revista Science Translational Medicine, la cantidad de virus en la sangre se ha reducido en los 24 pacientes que han participado en el ensayo. En un 55% de los casos, la reducción registrada doce semanas después de la primera dosis ha sido superior a un 90%. Y en el caso de un paciente excepcional, la reducción ha llegado al 99,9% veinticuatro semanas después de la vacunación -es decir, que de cada mil virus que circulaban en la sangre, el sistema inmunitario ha eliminado 999-. 

No se han detectado efectos secundarios adversos en ninguno de los participantes en el estudio. Sin embargo, la eficacia de la vacuna ha resultado ser transitoria y el nivel de virus en la sangre ha vuelto a subir unos meses después de la inmunización en todos los pacientes. 

Según destaca la directora de Science Translational Medicine, Katrina Kelner, “aunque aún no es una cura funcional, estos resultados invitan a que se hagan futuros estudios para optimizar una vacuna terapéutica”. En los próximos dos años, el equipo del Clínic tiene previsto combinar su vacuna con otras vacunas experimentales contra el VIH con el objetivo de conseguir una mayor reducción de la cantidad de virus en la sangre y una eficacia más duradera. 

La investigación se enmarca en el proyecto Hivacat de investigación de vacunas contra el VIH formado por los equipos científicos del Clínic y del laboratori IrsiCaixa del hospital Germans Trias i Pujol y financiado por la Generalitat, la compañía farmacéutica Esteve y la Obra Social la Caixa.

Fuente: LaVanguardia.com / JOSEP CORBELLA (Barcelona)

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