SILBO APACIBLE / por GUILLEM CORREA
Celebremos al Cristo Resucitado
GUILLEM CORREA, 24/03/2016 | Semana Santa es un tiempo especial para la cristiandad. Es el tiempo de hacer memoria. Pero también es el tiempo del recogimiento. Es tiempo para recogerse sobre uno mismo y dejar que la experiencia de piedad que nos aporta la fe cristiana crezca en nuestro interior.
Conocemos la historia, hemos leído y releído los textos de la Palabra de Dios, pero en este ejercicio de vivir y de revivir un relato conocido necesitamos volver a abrir nuestro corazón para reencontrarnos con la emoción de la resurrección.
La locura de la fe nos lleva a afirmar lo que es imposible para nuestra razón. No podemos explicar el milagro, pero confesamos que creemos en el milagro del Cristo Resucitado.
Esta es nuestra fe.
Esta es nuestra confesión.
Esta es nuestra proclamación.
En medio, y rodeados de un mundo que dice creer sólo en lo que puede tocar con sus manos, los cristianos afirmamos creer en lo que tocamos en nuestro corazón.
Para nosotros, el Cristo Resucitado es la mayor expresión del amor de Dios nunca mejor explicada.
Si la Biblia, la palabra de Dios, se resume en las palabras: Dios es amor, el amor de Dios se expresa como nunca en su muerte.
Sí, es cierto. Creemos y proclamamos que Cristo ha Resucitado, pero es que antes murió por amor a todos nosotros.
Es esta muerte que da sentido y fuerza a su Resurrección.
Aprovechamos esta Semana Santa para vivirla desde la normalidad de la fe del creyente que sabe que, si Cristo Resucitó, la suya sólo es un anticipo de nuestra resurrección, gracias a nuestra fe en Jesús.
Autor: Guillem Correa Caballé
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