EN PERSPECTIVA / por Juan Manuel Quero
Los Nombres de la Reforma del Siglo XVI
(JUAN MANUEL QUERO, 30/10/2014) | «Protestantismo» es el nombre por el que se suele designar a los cristianos que siguen los principios y enseñanzas que se dieron en esta Reforma de la Iglesia. Se suele explicar que el término viene de la declaración pública que el entonces fraile agustino, Martin Lutero (1483-1546) realiza colocando el 31 de octubre de 1517 sus famosas 95 tesis en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg, en Alemania[1]. Incluso esta es la fecha escogida también en España para celebrar cada año el día de la Reforma.
Aunque actualmente se utiliza, de forma general, el nombre «protestante» para señalar a todos los creyentes que se identifican con este movimiento de fe, lo cierto es que el origen del nombre no se da en ese mismo momento. Este nombre viene del latín protestari, que significa «declaración pública», utilizándose en el sentido de protesta. Se utiliza por primera vez haciendo referencia a cinco príncipes electores y a 14 ciudades alemanas, que escribieron protestando y haciendo una declaración pública en contra de las resoluciones del Edicto de Espira de 1529. Este edicto volvía a ratificar la Dieta de Worms de 1521, en la que se prohibía enseñar las doctrinas luteranas[2].
Serían muchos los nombres acuñados para explicar todos los desarrollos teológicos que se darían bajo los acontecimientos de la Reforma del XVI. Me atreveré a escoger algunos de los más destacados. Estos se arraigan en la Historia del Protestantismo como una proclamación historiográfica de la fe de un pueblo que tenía como credo la Palabra de Dios. Antes de mencionar algunos, quisiera destacar el papel de uno de los más destacados reformadores y teólogos de la Reforma, el suizo Ulrico Zwinglio (1484-1531), que aun teniendo sus seguidores no funda iglesias históricas en el sentido calvinista o luterano, pero sería clave en el contexto de la Reforma, marcando una doctrina bien equilibrada y muy pragmática en su enfoque y cuidado del pueblo protestante[3].
El Luteranismo iniciándose en Alemania señalaría las enseñanzas de Lutero, quién fue uno de los padres más importantes de esta Reforma. Luteranos serían aquellos que le seguirían, existiendo hoy iglesias luteranas en muchos países del mundo.
El Calvinismo es originado por el francés Juan Calvino (1509-1564) que tendría fuertes repercusiones, creando un buen número de seguidores e iglesias calvinistas por todo el mundo, especialmente en Suiza y Francia. Hugonotes sería el nombre dado a los protestantes franceses con una influencia destacada de las enseñanzas calvinistas.
El Arminianismo indica las enseñanzas y doctrinas del teólogo de Utrech, Jacobo Arminio (1560-1609) y de sus seguidores. Este destacaría por desarrollar una línea diferente, a lo referente a la predestinación calvinista.
El Anglicanismo surgiría de una forma distinta, pues no fueron tanto los principios bíblicos los que llevarían a sus inicios, sino la decisión de Enrique VIII (1491-1547) de separarse del gobierno eclesiástico del papa de Roma; no obstante, las cosas cambiarían después. El Puritanismo, surgiría de esta iglesia, en tiempo de la Reina Isabel I. Buscarían --simplificando mucho-- una línea más acorde a la Reforma, separándose así de las enseñanzas romanistas, y del institucionalismo férreo inglés.
Los Anabautistas (etimológicamente, no bautizadores) como parte de la expresión de la «Reforma Radical» del siglo XVI, acentuaban la práctica de la fe, y no solamente las cuestiones dogmáticas. Aplicarían, a pesar de todas las reacciones contrarias, las enseñanzas de la Biblia, creando una revolución en diferentes estamentos sociales. Se llamaban así porque bautizarían solamente a adultos, (no bautizaban niños) por entender que la Biblia enseñaba claramente, que el bautismo era para creyentes; es decir, antes habría que hacer confesión de fe, y esto no podría hacerlo un bebé. Los Bautistas, surgirían de aquí, fundándose la primera iglesia el año 1609 en Ámsterdam.
El Pietismo adquiere su nombre del libro titulado «Pia Desideira» publicado en 1675, cuyo autor sería el pastor luterano alemán, Jacobo Spener (1635-1705). Frente al énfasis de las confesiones de fe, y de un desarrollo erudito e intelectual de la misma, se destacaría la importancia de la oración y de la relación con Dios. De este movimiento surgirían diferentes impulsos determinantes en la Historia del Protestantismo. Los moravos, encabezados por Zizendorf, sería uno de los resultados, los cuales tendrían un signo vital de identificación: las misiones.
Los Evangélicos, que si bien se suelen asociar de forma general, y en sentido sinonímico al nombre de «protestante», tienen su impulso, de forma especial, con los movimientos puritanos y pietistas, y dentro del marco misionero. El puritano Juan Eliot sería el primero en ser llamado «misionero evangélico»[4]. En este sentido, desde principios del siglo XVII surgirían diferentes movimientos llamados evangélicos, que se potenciarían desde América con el Gran Despertar o Gran Avivamiento, y con otros grupos tales como el Metodismo[5].
Las variantes de la Reforma identifican una vivencia que no se puede clasificar de manera estanca. En cada nación se viviría de forma diferente. La multitud de nombres que surgen de todo esto, nos muestra como el Evangelio es Palabra viva de Dios, que actúa según las diferentes situaciones de un mundo en crisis. La base y columnas de esta reforma, que están detrás de cada nombre citado serían: Sola scriptura; sola fide; sola gratia; solo Cristo; soli deo gloria[6]; pero estos principios aplicados con valentía y sinceridad, en medio de la crisis del ser humano, crean una revolución, una nueva creación. Esta es la obra de Dios en nuestras vidas, expresada y vivida con el toque de la eternidad y la esperanza transformadora en Cristo.
[1] Como curiosidad, decir que en el distrito malagueño de Churriana, existe también un barrio con el nombre de Wittenberg.
[2] Cf. Pablo Deiros. Historia del Cristianismo. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1989, p. 116.
[3] Cf. Alberto Di Mare. Zwinglio [En línea] Disponible en: <http://historiadelaiglesiaalbertodimare.blogspot.com.es/2009/09/zwinglio.html>
[4] Ob. cit. Pablo Deiros, p. 160.
[5] Trataré este tema en un próximo artículo.
[6] En estos «cinco sola», está presente la Trinidad, pues solamente Cristo, hace referencia a él como único mediador entre Dios y los hombres (1ª Tm 2:5); ese Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Autor: Juan Manuel Quero
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