EN PERSPECTIVA
«Gorditos» para la crisis
(JUAN MANUEL QUERO, 05/09/2013) | A finales de los años setenta conocí a un matrimonio, cercano a los treinta años de edad –en realidad ella tenía en torno a 25 años y él unos 29. Los conocí en una congregación evangélica; para mayor identidad, Bautista, que se situaba en la calle Ángel Barrios, 10, de Granada.
Yo no tenía muy buen concepto de los evangélicos. Pero las abstracciones, y los prejuicios que nos hacen distantes, y que muchas veces nos llevan a rechazar oportunidades únicas, pudieron disiparse cuando conocí a estas personas; en especial al matrimonio que me refiero.
Ella se llamaba Angelina, y él Julio. Angelina estaba embarazada de su segundo hijo, Andrés, y tenían una pequeña hija, Cristina. No sería muy fácil cubrir todos los gastos que tendrían, pues hacía unos años Julio había sido operado de corazón, siéndole implantada una válvula de platino. Quedó con un grado de minusvalía suficiente como para no poder trabajar, por lo que inicialmente se tuvieron que conformar con una pequeña pensión.
Pero en su forma de hacer frente a la crisis, pude ver principios vitales, que venían dados por la Palabra de Dios. Fuimos entablando una amistad, y aunque yo era aún un chaval de 18 años recién cumplidos, pudimos compartir el deseo de entender esta vida, desde lo que Dios tendría para nosotros.
Recuerdo que ellos recogían piedras cuando íbamos al río o a la playa. --Yo siempre que iba a la playa, si cogía algo, era alguna concha, o alguna caracola. Me pareció que tenían una afición un tanto rara; hasta que me explicaron que aquellas piedras, tenían que ser de una forma específica, pues la utilizaban para hacer pequeños muñecos de piedra, que llamaban «gorditos»; ya que la piedra central sería la más grande, la cual simulaba el cuerpo o la barriga; una más pequeña, la cabeza; y dos pequeñitas para los pies.
Los "Gorditos" aludidos por el autor
No había que apocarse, con «gorditos» se podría salir de la crisis. En su casa se preparaban con mucha creatividad, --que no faltaba--, pero de forma sencilla. Yo tenía mi trabajo en aquél tiempo, pero en los ratos libres les echaba una mano. Los «gorditos» se metían en cajitas y nos los llevábamos al centro de la ciudad de Granada. La gente los compraba como rosquillas. Esto sería una buena ayuda en aquél tiempo.
Hacía años, el Señor los llamó para ir al Seminario Bautista. Yo llevaba dos años con mis estudios teológicos. Para mí no sería fácil dejar el trabajo para marchar al Seminario, pero para ellos sería mucho más complicado, pues tenían que ir con tres hijos, ya que acababa de nacer David, su tercer hijo. Pero, de forma figurada, se prepararían «gorditos para crisis», y marcharían en
Terminarían el Seminario, y ellos estaban dispuestos a ir a cualquier parte a servir al Señor en el Ministerio; aunque oraban, para que, a ser posible, no fuese en el País Vasco. En todos sitios menos allí. Pero Dios los llevó a Vitoria, en un tiempo de actos terroristas, y un ambiente bastante tenso. No estarían exentos de problemas, por lo que tuvieron que seguir preparando «gorditos para la crisis». Dios que es fiel, los bendijo, y el testimonio evangélico se potenció, con la formación de una hermosa iglesia.
Recientemente, la válvula de platino del corazón de mi amigo Julio Reyes, comenzó a fallar. Pensábamos que sería otro de los amagos que sufrió anteriormente, pero este fue más fuerte, y no pudo superarlo. El pasado día 12 de junio de este año 2013, partió con el Señor. Sí, a pesar del dolor y de la nueva etapa que se abriría para Angelina y la familia, habría que seguir con ánimo. Se tendrían que fabricar nuevos «gorditos para la crisis».
La crisis, sea cual sea, no nos debe amilanar. Es momento para hacer hincapié en todos los valores que Dios nos ha dado. Estos «gorditos» de los que hablo en la narración, representan los principios que Dios nos ha dado para vivir, y para que probemos también, que en tiempos de crisis, Él es real. Con estos principios vivimos un tiempo en la tierra, pero edificamos en el cielo, que es donde está nuestra casa eterna.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
(Isaías 40:29-31; Samos 34:19)
Autor: Juan Manuel Quero
© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA
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