EDITORIAL
A propósito de la Religión en la Escuela
(EDITORIAL, 31/05/2013) El Proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa” (LOMCE) o también denominada “Ley Wert”, por el nombre del Ministro de Educación, ha sido objeto de agrios debates y enconadas reacciones, destacando la propuesta –incluida en esa reforma- de que la asignatura de Religión sea evaluable y compute para la obtención de becas o en la nota de acceso a la Universidad.
Las reacciones más virulentas han provenido, fundamentalmente, del sector más “laicista” de la sociedad (por llamarlo de alguna manera) que considera el proyecto una concesión escandalosa a la Conferencia Episcopal española y un intento, por parte de esta institución, de afirmar su posición privilegiada e influencia en la sociedad, para la imposición de su moral religiosa a través de un instrumento del Estado tan fundamental, como es la escuela. Esto se entiende, además, como una violación del texto constitucional que, en su artículo 16.3, declara que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Es decir, que consagra un principio democrático fundamental, de separación Iglesia-Estado.
UNA VIEJA PELÍCULA MUY VISTA
El ministro Wert, como es sabido, niega esa concesión, e insiste en que ningún alumno estará obligado a estudiar religión. Algo que no convence a sus detractores.
Para algunos ciudadanos de cierta edad, esta parece la escena de una película que ya vimos. Y es una escena algo patética; un diálogo de sordos que no conduce a ninguna parte y que se dirime siempre por la ley del más fuerte... Es decir, el que tiene mayoría suficiente en el Congreso. De este modo, el nuevo proyecto de reforma sería la séptima reforma de ley de educación de la democracia. Desde 1990 la educación ha sido un campo de batalla donde la legislación es cambiada dependiendo del partido gobernante.
El viejo dualismo “Clericalismo vs. Anticlericalismo” contamina el debate.
¿HAY UNA “TERCERA VÍA” PARA LA RELIGIÓN?
En medio de esas posturas enconadas, se han levantado otras voces que coinciden entre sí en algunos aspectos básicos y proponen una suerte de “tercera vía”, en la que se apuesta por avanzar en la normalización religiosa en un Estado aconfesional. Un intento por conciliar la separación Iglesia-Estado, con la integración en la educación del “hecho religioso”, que se considera fundamental tanto para la comprensión del devenir histórico y el desarrollo cultural de la sociedad, así como para el desarrollo integral de las personas.
En Actualidad
LAICIDAD DEL ESTADO "CON" PRESENCIA DE LA RELIGIÓN. ¿POSIBLE?
Subraya la AEE que, “De acuerdo con el principio de separación entre el Estado y las diferentes confesiones religiosas, la escuela pública no debería impartir ningún tipo de enseñanza religiosa confesional. Esta ausencia de asignatura/s de enseñanza religiosa confesional es la situación ideal que defendemos”.
No obstante, opinan que, mientras la Iglesia Católica tenga la posibilidad de hacerlo, no se debe discriminar a las demás confesiones. “Mientras se permita hacerlo a la Iglesia católica, entendemos que opcionalmente y para evitar situaciones de discriminación y marginación social se ofrezca impartirla a las demás confesiones, siempre que sea una materia opcional y no evaluable".
Por su parte, tras recordar que “En nuestro país la Constitución obliga a considerar el hecho religioso, pero no a que exista una materia obligatoria y evaluable”, el pastor Abad opina, entre otras cosas, que “El debate sobre el hecho religioso en la escuela debe de plantearse sin tantos prejuicios y desde una perspectiva más socializadora que ideológica...”.
En parecidos términos se pronunciaba el Foro Tender Puentes de Madrid (Cristianos Socialistas) mediante un documento titulado, “El Hecho Religioso en la Escuela Pública”, defendiendo la laicidad del Estado pero, a la vez, valorando el “Hecho Religioso” como instrumento importante de “alfabetización básica para saber interpretar la historia, la cultura, y el espíritu social y político, y la cuestión del sentido con que los seres humanos hemos ido transitando a lo largo de la Historia y en la Sociedad”.
La propuesta concreta de esta plataforma es que “se integre en los planes de estudio el Hecho Religioso como asignatura independiente, con su programa curricular dentro de la normativa educativa como una materia más, con control evaluable, tanto a nivel del alumno como en calidad educativa y del profesorado”.
Una propuesta similar a la que hace la AEE, de implementar una asignatura independiente de “Historia y cultura de las creencias”, aunque en este caso defienden que no sea evaluable ni obligatoria.
ABRIR UN DEBATE AMPLIO. BUSCAR EL MAYOR CONSENSO
En lo que todos los citados coinciden es en la necesidad de que, lo que se decida, se lo haga a través de “un amplio debate y consenso”, de manera que se rompa de una vez por todas con esa dinámica cíclica de reforma tras reforma.
En el seno de la Federación de Iglesias
Desde la experiencia de los años de funcionamiento de la Enseñanza Religiosa
Tampoco está tan claro que la fórmula ideal para corregir el analfabetismo sobre el hecho religioso –necesidad en la que muchos coincidimos-, sea la implementación de una asignatura independiente sobre “Historia de las Religiones”, sobre cuyos contenidos y profesorado tampoco sería fácil llegar a un amplio consenso.
De lo que no cabe ninguna duda, es que cualquier reforma educativa que se imponga por la fuerza de la aritmética parlamentaria, nacerá con fecha de caducidad, hasta el próximo cambio de ciclo político. Y eso... eso no nos lo podemos permitir.
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