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La Copa de los imposibles
(ESTEBAN LOZANO, 25/05/2012)
Cuando hace dos meses, Real Madrid y Barcelona accedieron a las semifinales de la Champions League, pocos dudaban de que se enfrentaran en la final. Los dos clubes españoles, favoritos al título desde el inicio de la competición, tenían que salvar los escollos del Bayern de Múnich y Chelsea, respectivamente.
El Real Madrid cayó en Múnich por 2-1 y todo auguraba que el equipo blanco remontaría en el Bernabéu. Un inicio fulgurante los puso con 2-0 y por delante en la eliminatoria. Los jugadores de Mourinho habían conseguido lo más difícil en apenas cuarto de hora; ya sólo tenían que mantener el resultado, nadaban a favor de la corriente. Jugaban en casa, delante de su público; nada hacía presagiar lo que vendría después. Un gol de Robben en el minuto 27 los llevó a la tanda de penaltis. El Real Madrid tuvo 93 minutos para evitarlos, pero no logró marcar y en la lotería desde los
El Barcelona, que venía de ganar dos de las tres últimas Copas de Europa con Guardiola, llegaba al Camp Nou con la ilusión de superar el 1-0 de la ida en Londres. Como el Real Madrid, salió al césped enchufado y en el minuto 44, Iniesta colocaba el 2-0. Pero a pesar de contar con todo a favor, con un jugador más y en su estadio, Ramires ponía el 2-1 en el descuento del primer acto. A la vuelta de los vestuarios, el equipo “blue” aguantó las envestidas azulgranas y a la contra, Torres aseguraba la clasificación inglesa.
Bayern y Chelsea, que rozaron la eliminación en las semifinales, supieron sobreponerse en campo contrario y contra equipos teóricamente superiores para llegar a la final del pasado 19 de mayo. Los teutones jugaban en su propio campo, después de una competición ejemplar; primeros en su grupo de la primera ronda y machacando a Basilea y Olimpique de Marsella en octavos y cuartos de final, respectivamente. Por el contrario, el Chelsea superó la fase de grupos en una última jornada donde sólo le valía la victoria, remontó el 3-1 adverso de la ida de octavos en Nápoles y ya en cuartos, contra el Benfica, pasó con mayor holgura aunque no sin sufrimiento. Estos dos clubes eran la noche y el día.
Total, 0-0 en el marcador hasta que Müller adelantó al Bayern en el minuto 83. Siete minutos quedaban para una gloria que nunca llegaría. Drogba empató en el 88 y mandaba el partido a la prórroga. Minuto 105, penalti a favor del Bayern y fallo de Robben. Por dos ocasiones, con todo a favor, la gloria esquivaba a los bávaros. Y el final lo sabemos todos: tanda de penaltis y victoria del Chelsea.
Para más inri, faltaría decir que el Chelsea, aun siendo uno de los clubes más ricos del mundo, realizó su peor temporada liguera en una década. Su sexta posición es una rareza en la historia reciente de los blues. Pero a pesar de todo, contra pronóstico, superó en semis a la, quizá, mejor plantilla de la historia del fútbol, y al equipo local en la gran final. El Chelsea resurgió de sus cenizas para convertirse en el nuevo rey de Europa.
Autor: Esteban Lozano Cillero
© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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