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III CPC | ENTREVISTA A GUILLEM CORREA.

"Debemos formarnos para trabajar en el espacio público"

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aev0375-2El III Congreso Protestante de Cataluña terminó sus sesiones este pasado sábado gracias a la participación de 467 creyentes de los que 287 actuaron como delegados y delegadas de sus respectivas Comunidades Locales. El acto público de Clausura, al que se invitó a las Iglesias de Terrassa y todos los ciudadanos y ciudadanas de esta ciudad a participar en el congreso, llenó a rebosar el Teatro Principal.

Las propuestas del Congreso fueron democráticamente aprobadas por los asistentes.

PREGUNTA: Analizando las conclusiones del III CPC, una cosa que llama la atención es la ausencia de toda referencia a la situación de la Libertad Religiosa y a los cierres de lugares de culto que, hace apenas un mes, movilizó a más de siete mil creyentes en la mayor protesta protagonizada por las iglesias catalanas en su historia...

GUILLEM CORREA: El III Congreso Protestante de Catalunya se ha estado preparando desde hace más de dos años y las ponencias desde hace, aproximadamente, un año. Cuando iniciamos esta andadura todavía confiábamos en que los derechos colectivos de la Comunidad Protestante, y de las otras minorías religiosas, iban a desarrollarse y a profundizarse. Cabe recordar que eran tiempos en los que se hablaba de una nueva Ley de Libertad Religiosa.

Evidentemente las circunstancias han cambiado y nuestras esperanzas se han transformado en una creciente consciencia de déficit democrático. Esta democracia no respeta a las minorías religiosas.

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aev0375-4Imágenes del acto de clausura del III CPC

Cuando se cumplen 33 años de la Constitución parece que estuviéramos en el año 1910 cuando los protestantes recogieron más de 150.000 firmas a favor de la Libertad de Cultos.

Siendo muy conscientes de la situación actual pensamos que a fin de ser fieles al trabajo realizado debíamos mantenernos en las decisiones tomadas y mantener el Congreso en el diseño previsto y abrir otros espacios de trabajo, que es lo que vamos a hacer en el año 2012, desde donde impulsar la Libertad Religiosa Plena en nuestro país.   

P: Una de las novedades señaladas por los organizadores de este III Congreso ha sido, en lo metodológico, los “Talleres de Escucha”. ¿Qué tal la experiencia?

G. C.: Varias han sido las innovaciones metodológicas que se han introducido en este Congreso. La primera ha sido la de los Equipos de Ponencias. En lugar de hacer lo que hemos hecho hasta ahora que consistía en pedir a un hermano o a una hermana que nos expusiera su pensamiento lo que hemos hecho ha sido constituir un Equipo de Ponencia para que desarrollen un tema, en base a una Ponencia Marco, en la que no se trata tanto de expresar lo que piensa cada quien sino de expresar lo que piensa aquella parte de la iglesia que representamos.

La siguiente novedad han sido los “Talleres de Escucha”, que consisten en grupos reducidos de personas en los que cada participante tiene derecho a hablar y a votar la propuesta presentada. De esta manera se ha favorecido que todos los participantes puedan expresarse libremente a fin de fomentar el mayor consenso posible.

P: Se pide un “esfuerzo hermenéutico” para dinamizar las estructuras internas que propicien el relevo generacional del liderazgo. ¿Cuáles son los obstáculos que amenazan ese relevo? ¿Facilitaría ese esfuerzo hermenéutico el acceso de la mujer al liderazgo eclesial?

G. C.: A nadie se le escapan los esfuerzos que, desde hace algún tiempo, se están desarrollando desde el Consejo Evangélico para promover la renovación generacional en el liderazgo. Sin embargo, explicado de esta manera puede generar un rechazo que debemos evitar a toda costa, porque no se trata de apartar a nadie del liderazgo sino de ampliar con nuevos valores el liderazgo actual. Por eso estamos tratando de promover la ampliación del liderazgo en el que puedan participar más mujeres, más inmigrantes, más jóvenes o más líderes emergentes menores de cuarenta años… Ese es el “esfuerzo hermenéutico” que debemos hacer, es decir: determinar los criterios que nos permitan interpretar la realidad y transformarla desde la fidelidad a la palabra inspirada por Dios.

P: Se "mojan" los protestantes catalanes con relación a la crisis: se apoya la dación en pago de los pisos embargados y se anuncia la creación de una Cooperativa de Servicios Financieros de Banca Ética...

G. C.: Es evidente que ante la situación de crisis podíamos mirar hacia otro lado o plantearnos tratar de “arreglar el mundo”. No hemos optado por ninguno de esos dos caminos. Nuestra elección ha sido encarnar los valores del Reino de Dios y hacerlo desde la economía del Reino. Lo hemos hecho con dos valientes decisiones que necesitaremos mucho la ayuda de Dios para poder hacerlas realidad.

Por una parte debemos autoconvocarnos para hacer llegar la mano de Dios a cuantas personas no solamente pierden su piso, su futuro y su esperanza sino que quedan endeudadas de por vida.

Por otro lado, debemos tomar consciencia de que la crisis actual es fruto de la especulación financiera y que cada vez hay más creyentes que creemos que otra economía es posible, que necesitamos una economía social y solidaria y que la Banca Ética es una luz de esperanza en medio de tanto desatino.  

P: ¿Cómo puede ayudar la creación de Consejos Evangélicos Territoriales que se propone, al cumplimiento de la “misión” de la Iglesia?

G. C.: La tensión que existe en el movimiento evangélico actual es la misma que la ha existido en el pasado. La tensión entre nuestra responsabilidad para construir el Reino de Dios y nuestra “vocación” para construir el reino de taifas. Con esta iniciativa aspiramos a que nuestros pastores y líderes levantemos la mirada para darnos cuenta que fuera del trabajo de nuestra Comunidad Local también hay espacio para cumplir la misión que Dios nos ha encomendado.

La propuesta tiene una doble intencionalidad.

Llamarnos a la colaboración práctica a nivel de proximidad geográfica y hacernos reflexionar sobre lo que se conoce como la Teología Urbana. Es decir: una propuesta misionológica que aspire a promover el impacto cultural allí donde Dios nos ha llamado a servir.

P: Las conclusiones del III CPC también aluden – aunque sin concretar objetivos – a la necesidad de progresar en cuanto al “impacto cultural” y el “impacto social” del protestantismo catalán. ¿Cuál sería un escenario ideal, dentro de diez años –desde su punto de vista-, que nos permitiera reconocer un progreso efectivo de la relevancia social de las iglesias protestantes?

G. C.: El gran reto que tiene la Iglesia Protestante en Catalunya, y seguramente en el resto de España, es el reto de la invisibilidad. Somos invisibles y, lo más grave, es que somos invisibles a nuestros propios ojos. Por esa razón estoy convencido de que debemos trabajar para ocupar el espacio público, aunque para ello lo primero que debemos hacer es formarnos a nosotros mismos y a nuestras Comunidades Locales.

Debemos aprender el lenguaje que se utiliza en el espacio público para que nos entiendan cuando hablamos; debemos aprender a utilizar su lenguaje para poderles alcanzar con nuestro mensaje. El lenguaje es importante pero todavía es más importante el mensaje porque será a través de nuestra presencia en el espacio público desde donde lograremos la visibilidad que necesitamos.

La visibilidad no es ni un fin en sí mismo ni el camino para sentirnos mejor con nosotros mismos. La visibilidad es uno de los caminos para promover los valores del Reino de Dios, para afirmar a Cristo -y a Cristo Resucitado- y para proclamar que la verdadera esperanza para nuestro mundo está en el Jesús que transforma vidas. 

P: ¿Por qué se puede hablar de “impacto cultural”, o de “impacto social”, y no de “impacto político”? ¿Sigue siendo un tema tabú la incursión de protestantes en la política activa? ¿No sería deseable, en la coyuntura actual de crisis, por ejemplo, la presencia de voces protestantes en las Cortes?

G. C.: Debemos saber diferenciar entre nuestra responsabilidad como Iglesia y nuestra responsabilidad como miembros del Cuerpo de Cristo. La Iglesia de Jesús está llamada a ser voz profética en todos los tiempos y en todas las ágoras, les guste o no les guste a los políticos de turno. Pero estamos llamados a levantar nuestra voz profética sin tintes ni connotaciones partidistas.

Nuestra responsabilidad como miembros del Cuerpo de Cristo ha de hacer posible que en nuestras Comunidades Locales surjan hombres y mujeres que aspiren a servir desde la Comunidad Política.

Una de las preguntas que suelo hacer cuando trato estos temas es la siguiente: ¿Por qué debemos dejar la política partidista a los no creyentes? ¿Es que pensamos que lo pueden hacer mejor que nosotros?

Lo deseable sería que en todos los partidos políticos hubiera creyentes que, desde su militancia cristiana y su compromiso con sus Comunidades Locales, mantuvieran firme su compromiso de fe.

¿Te puedes imaginar el impacto cultural si estos creyentes siendo diputadas y diputados a las Cortes Generales, una vez finalizada la sesión inaugural, se hubieran reunido para orar y para pedir que Dios bendijera su trabajo?

Oro para que Dios me permita verlo hecho una realidad.

P: Además de las conclusiones y las valoraciones objetivas en cuanto a asistencia, participación, logística, etc., ¿qué sensaciones le deja este III CPC en lo personal?

G. C.: Si tener una hija o un hijo es cosa de dos ver nacer un congreso es cosa de muchos… pero de muchos más. Sin embargo, en el fondo del corazón todas y cada una de las hermanas y de los hermanos que hemos trabajado para ver nacer este congreso hemos sufrido lo mismo que sufren los padres durante el embarazo.

¿Lo estaremos haciendo bien? ¿Hay alguna cosa que se nos olvide? ¿Estamos incluyendo a todos? ¿Qué deberíamos hacer mejor?

En definitiva, muchas preguntas pero cuando ves que finalmente el parto ha ido bien y el recién nacido está en plenas condiciones y con toda una vida por delante lo único que terminas haciendo es apartándote en un rincón para darle gracias a Dios por lo que ha hecho y por lo que has vivido porque, en realidad, al final, lo mejor que puedes experimentar es reconocer que el milagro de la vida siempre viene de Dios y todo lo que viene de Dios es una gran bendición….

P: Muchas gracias.

Autor: Jorge Fernández, ACTUALIDAD EVANGÉLICA

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