ECOS EN LA PRENSA SECULAR

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Dos recientes artículos en El Confidencial y El Mundo destacan con respeto y rigor el crecimiento de las iglesias evangélicas en la Comunidad de Madrid. Ambos coinciden en retratar un fenómeno de fe viva y comunitaria que está transformando el panorama religioso de la capital y confirmando que, pese al escepticismo de la época, todavía hay fe.

(Madrid, 21/10/2025) El crecimiento de las iglesias evangélicas en España ha suscitado un interés poco habitual en los medios de comunicación, tradicionalmente poco atentos a la espiritualidad o la diversidad religiosa. En las últimas semanas, los evangélicos españoles han sido protagonistas de diversas informaciones, con enfoques dispares pero motivados por un mismo hecho: el extraordinario avance del movimiento evangélico.

Si bien algunos han interpretado este auge como “una amenaza o un peligro” —opinión posteriormente matizada por RTVE tras la intervención de la Defensora de la Audiencia—, otros medios han abordado el fenómeno con objetividad y profesionalismo. Tal es el caso de los artículos firmados por Rubén Amón en El Confidencial y Alejandro de Santiago en El Mundo, que ofrecen una mirada respetuosa y documentada —amén de alguna que otra inexactitud— sobre el dinamismo de la fe evangélica.

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El artículo de Rubén Amón, en EL CONFIDENCIAL, presenta con una prosa exquisita, poco habitual en este tipo de tratamiento informativo, el crecimiento del movimiento evangélico en Madrid, que está transformando el mapa religioso de la capital. Informa el autor que con más de 1.100 templos —uno nuevo cada cuatro días—, las iglesias evangélicas ya duplican el número de parroquias católicas, en una expansión que combina fervor espiritual, dinamismo comunitario y creatividad litúrgica.

Amón destaca que esta fe no regresa con solemnidad ni ritualismo, sino con cercanía y alegría: guitarras, micrófonos, oraciones en castellano y promesas de esperanza inmediata. Se trata de una religión viva, emocional y participativa, donde la salvación se experimenta aquí y ahora. Los templos surgen en naves industriales y locales humildes, convertidos en espacios de encuentro donde el milagro se canta, se transmite en directo y se comparte por redes sociales.

El impulso latinoamericano aporta ritmo, calidez y sentido comunitario a esta expansión. En estas iglesias, los inmigrantes hallan apoyo espiritual y social, y los españoles desencantados encuentran una alternativa fresca frente a la rigidez o el vacío religioso. La fe evangélica, según Amón, responde al hambre humana de consuelo y pertenencia en un tiempo de incertidumbre y desarraigo.

Más que un fenómeno religioso, el autor lo interpreta como una parábola social: en medio de la precariedad y el escepticismo, los templos evangélicos representan un refugio de esperanza activa. Su éxito no se mide por el dogma, sino por la capacidad de ofrecer sentido, comunidad y nuevos comienzos. En última instancia, este “nuevo pentecostés madrileño” revela algo esencial: que, pese a la secularización y el desencanto, todavía hay fe.

El artículo de Alejandro de Santiago, en EL MUNDO, muestra con objetividad cómo la diversidad religiosa, y en especial el auge evangélico, están transformando el paisaje espiritual de Madrid. En el polígono Aguacate, en Carabanchel —el distrito con más templos no católicos de la capital— se concentran 19 iglesias evangélicas en pocas calles, convirtiendo este barrio obrero en un símbolo de fe y convivencia.

Este fenómeno se explica por varios factores: la libertad religiosa, el abaratamiento de los alquileres, la posibilidad de reunirse sin restricciones y, sobre todo, el dinamismo de comunidades que combinan música, fraternidad y acción social. En España, el 78% de los templos no católicos se han fundado en el siglo XXI, y el 91% de los nuevos lugares de culto pertenecen al ámbito evangélico. La capital cuenta ya con 365 iglesias evangélicas, el 80% del total de lugares de culto no católicos.

El crecimiento del movimiento se vincula al flujo migratorio, especialmente latinoamericano, pero también a la comunidad gitana y a creyentes europeos. Estas iglesias funcionan como espacios de acogida, integración y esperanza para quienes llegan a España o buscan una fe más cercana. Según Samuel López, del Consejo Evangélico de Madrid, su expansión se debe a la libertad, la visibilidad y la acción social.

Los expertos destacan además que la religiosidad florece en contextos humildes, donde la fe cumple un papel comunitario y solidario. Carabanchel, con un 37% de población migrante, refleja cómo la fe evangélica responde a las necesidades emocionales y sociales de barrios trabajadores.

El artículo concluye con una nota esperanzadora: la diversidad religiosa no fragmenta, sino que enriquece. Las iglesias se convierten en puentes de encuentro, tolerancia y valores compartidos, recordando que, incluso en los márgenes de la ciudad, la fe sigue viva.

Ambos reportajes coinciden en un mismo diagnóstico: lejos de dividir, la diversidad religiosa enriquece el tejido social madrileño y aporta un testimonio de fe viva y solidaria. En los márgenes de la ciudad, entre naves y locales modestos, el eco de los cánticos evangélicos recuerda que en Madrid habita un pueblo mantiene encendida y viva la llama de la fe.

Fuente: EL CONFIDENCIAL, EL MUNDO / Redacción: Actualidad Evangélica