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El atacante irrumpió durante el servicio dominical, abrió fuego contra los fieles y activó un cinturón explosivo que llevaba adherido al cuerpo.

Interior de la Iglesia de San Elías, tras el atentado / Imagen: Captura

(Siria, 23/06/2025) Este domingo 22 de junio, al menos 20 personas perdieron la vida y 52 resultaron heridas en un atentado suicida perpetrado por el grupo Estado Islámico (EI) en la Iglesia de San Elías, de rito griego ortodoxo, ubicada en el barrio cristiano de Bab Tuma, en el casco antiguo de Damasco.

El atacante irrumpió durante el servicio dominical, abrió fuego contra los fieles y activó un cinturón explosivo que llevaba adherido al cuerpo. Testigos mencionaron que incluso podría haber participado un segundo agresor, quien lanzó una granada antes de que explotara el suicida.

Este ataque representa la primera explosión de gran magnitud en la capital desde la caída de Bachar al Asad en diciembre de 2024 —cuando un gobierno interino liderado por exmilitantes islamistas asumió el poder tras la ofensiva de Hayat Tahrir al‑Sham—. Aunque cifras iniciales sitúan el número de muertos en 20, otras fuentes confirman al menos 22 fallecidos y hasta 63 heridos.

El Estado Islámico, aunque reducido territorialmente tras los operativos liderados por EE. UU. y sus aliados, ha reactivado su capacidad operativa, registrando ocho ataques en el último mes, incluso fuera de su bastión habitual en el noreste sirio. Las autoridades sirias cifran en una docena los atentados evitados recientemente gracias a la cooperación internacional.

El gobierno interino, encabezado por el exdirigente de ISIS, Ahmed al‑Sharaa (alias "al-Golani"), condenó enérgicamente el atentado, calificándolo como un “intento desesperado de desestabilizar la coexistencia nacional”. Asimismo, Ha solicitado reforzar la protección de las minorías religiosas en un momento de especial fragilidad en Siria.

Fuente: Varias / Redacción: Actualidad Evangélica