SIN ÁNIMO DE OFENDER / por JORGE FERNÁNDEZ
Ideas fijas y prejuicios que hacen imposible el diálogo
"Es en vano intentar dialogar con una persona dominada por un prejuicio enquistado en su alma, o por un interés inconfesable"
Foto de Headway en Unsplash
(JORGE FERNÁNDEZ, 06/06/2025) "Es en vano intentar dialogar con una persona dominada por un prejuicio enquistado en su alma, o por un interés inconfesable".
Me digo esto a mí mismo, y sin embargo -bien por "deformación profesional", bien por aquello de "caminar la segunda milla", o simplemente por cabezonería- me veo vez tras vez atrapado en la telaraña de ese tipo de personas tóxicas con las que es imposible dialogar o entenderse.
Es imposible porque no saben dialogar. Están acostumbrados a pontificar, no a que les lleven la contraria. A que se les diga a todo, "sí" y "amén", incluso a que les aplaudan sus gracias y se elogien sus sentencias maximalistas, afirmaciones absolutas que no aceptan matices ni cuestionamientos, acusaciones falsas basadas en sus prejuicios e ignorancia. Por eso, cuando "tocan hueso" y alguien les dice, "esto no es así", y les pide un cara a cara para aclararlo, se niegan, se esconden, huyen (porque además, son cobardes), o responden con ataques más elevados de tono dirigidos a sus incondicionales, porque solo en ese círculo se sienten seguros.
Esa es la medida y el valor de sus argumentos. Están acostumbrados a "vencer" —y a manipular—con su retórica altisonante, pero no son capaces de "convencer" con argumentos, ni enfrentar otros puntos de vista que completan una visión más justa de la realidad. Son los predicadores de la posverdad.
Cuando pienso en ello me acuerdo de Asaf, quien se lamentaba de los arrogantes, que hablan con altanería y... "Y su lengua pasea la tierra" (Salmo 73). Porque sigue siendo así, desgraciadamente: la demagogia, el sensacionalismo y los bulos, tienen mucho más público que la verdad, la mesura en las formas y la honestidad.
Y no sé si "pasean la tierra...", pero que sus lenguas se pasean y campan a sus anchas por las redes sociales, eso seguro.
(¡De lo que te libraste, querido Asaf!).
© Jorge Fernández – Madrid, viernes 6 de junio de 2025-
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