Anécdotas de un pastor jubilado (16)
La mujer en la Comunidad Bautista de Madrid
"A mí me pareció congruente que uno de los dos diáconos que representaran a la iglesia que pastoreaba fuera una mujer. El culto se iba a celebrar en la Iglesia de Lacy. El pastor Rodrigo pensó que eso sería algo así como poner una bomba de relojería; conocía el talante superconservador de muchos miembros de su iglesia...".
Fachada de la Primera Iglesia Bautista de Madrid
(Redacción, 07/02/2025) Nunca dejó de ser mi pastor, aunque llegara a convertirse en un entrañable amigo con el que compartía experiencias pastorales, meriendas y vacaciones familiares sin que, a veces, no faltaran las discrepancias que siempre fueron tratadas con un profundo respeto.
Él me bautizó cuando yo tenía 17 años, me casó y presentó en la Iglesia de Lacy a mi hija; y él gestionó mi incorporación como pastor a la misión en Villaverde Bajo de Madrid que se convertiría en la Iglesia bautista de Villaverde. Me refiero, naturalmente, al pastor Juan Luis Rodrigo Marín.
Finalizaba ya la década de los sesenta. De la Primera Iglesia bautista de Madrid habían surgido las iglesias en el barrio de Prosperidad, la del barrio de Usera, la del Barrio del Pilar y la misión en Vallecas. Con alguna frecuencia nos reuníamos los pastores Rodrigo, Simarro, Núñez, Bustamante y yo mismo, no siempre con un tema o temas que motivaran dichas reuniones. Imperaba un espíritu fraterno y un gusto por compartir experiencias pastorales y dificultades derivadas del ministerio. Otras veces nos movía el simple placer de tomar café juntos.
El pastor Rodrigo y yo, con nuestras familias, manteníamos una relación especial. Y fue en una de esas reuniones cuando acordamos plantear al resto de pastores una actividad conjunta de nuestras iglesias que se mantuviera una cierta frecuencia. De esa propuesta surgió, en primer lugar, celebrar un culto unido el día de Jueves Santo, con comunión incluida; y, a raíz de lo bien que fue recibida esta iniciativa, la idea fue tomando cuerpo y surgió, como actividad derivada, la reunión de representantes de las diferentes iglesias bautistas de Madrid, junto a sus pastores que, de forma natural, terminó denominándose Comunidad Bautista de Madrid.
En ese contexto surge la anécdota que hoy quiero compartir.
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Para situarnos en ese contexto, debemos recordar que en ese tiempo los pastores eran varones, los diáconos eran varones, los profesores cualificados de la Escuela Dominical eran varones y así, podríamos incluir un etcétera interminable. Pues bien, en reunión de pastores, fue planteado el celebrar unidos el próximo culto de Jueves Santo con Santa Cena compartida, y se acordó que dos diáconos de cada iglesia se encargaran del reparto del pan y del vino.
En la Iglesia de Villaverde, saltándonos toda la traición imperante, de los siete diáconos que habían sido elegidos, dos eran mujeres. A mí me pareció congruente que uno de los dos diáconos que representaran a la iglesia que pastoreaba fuera una mujer. El culto se iba a celebrar en la Iglesia de Lacy. El pastor Rodrigo pensó que eso sería algo así como poner una bomba de relojería; conocía el talante superconservador de muchos miembros de su iglesia y suponía que podría convertirse en un escándalo. Para mayor curiosidad, la mujer-diácono propuesta había sido miembro de la Iglesia de Lacy. Como ya falleció hace tiempo, podemos recordar su nombre: Carmen Gisbert.
El pastor Rodrigo trató de persuadirme para que desistiera. Yo pregunté si se trataba de una herejía o de algo bíblicamente prohibido. Por otra parte, yo era bastante joven, dispuesto a defender y mantener mis convicciones, y me mantuve firme en mi propuesta. El culto se celebró, Carmen formó equipo con los diáconos varones, repartió la Cena en la “catedral bautista” ¡y no pasó nada! La barrera había sido definitivamente derruida y ahora estamos donde estamos.
Autor: Máximo García Ruiz. Febrero 2025 / Edición: Actualidad Evangélica
© 2025- Nota de Redacción: Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
*MÁXIMO GARCÍA RUIZ, nacido en Madrid, es licenciado en Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana, licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Teología por esa misma universidad. Profesor de Historia de las Religiones, Sociología e Historia de los Bautistas en la Facultad de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España-UEBE (actualmente profesor emérito), en Alcobendas, Madrid y profesor invitado en otras instituciones. Pertenece a la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Ha publicado numerosos artículos y estudios de investigación en diferentes revistas, diccionarios y anales universitarios y es autor de 31 libros y de otros 14 en colaboración, algunos de ellos en calidad de editor.
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