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APRENDER A DESAPRENDER / por JUAN MANUEL QUERO

Los lugares de culto de las iglesias evangélicas

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"¿Se puede hablar con rigor de una «arquitectura protestante»? El concepto «arquitectura» alude a una referencia directiva, la cual tiene que ver con el pueblo en el que se implanta, así como con la ideología que la impulsa."

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Imágenes tomadas del libro de Juan Manuel Quero, «Teologismos: una perspectiva diferente». (Leer más)

(JUAN MANUEL QUERO, 03/01/2025) | ¿Cómo se identifican los lugares de culto de las iglesias evangélicas o protestantes? Actualmente es fácil encontrar iglesias en locales de todo tipo, como podría ser en un restaurante que ha cerrado; un local que correspondía a una antigua discoteca; y en locales muy diversos, incluyendo naves de polígonos industriales; y a veces, simplemente en casas.

Es por ello, que cualquier observador puede confundirse en la manera de interpretar esto y llegar a entender que este lugar pueda ser una iglesia, cuando la expresión que corresponde a los cánones más admitidos para identificar un edificio religioso tiene connotaciones muy diferentes. En esto también es necesario que estemos dispuestos a «aprender a desaprender».

La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), dadas las circunstancias en las que expresamos la fe y la importancia del lugar adecuado para ello, comprende entre sus siete «Consejerías» una dedicada exclusivamente a este fin, llamada «Consejería de Lugares de Culto». Evidentemente la función principal es la de salvaguardar la libertad religiosa y de culto en los lugares dedicados a ello, que han de mantener unas medidas acordes a lo que es necesario para este propósito. Entre los lugares de culto que constan en el mismo directorio de la FEREDE podemos encontrar una fisonomía muy diversa, dadas las necesidades y circunstancias de las congregaciones.

En el ámbito de la teología del Nuevo Testamento, los lugares de culto no tenían un énfasis excesivo, pues su importancia radicaba en tanto, en cuanto, fueran lugares útiles para que pudiera haber libertad para adorar a Dios y dar testimonio de la fe. Esto último a veces conllevaba el soterramiento, para buscar protección antes los perseguidores y antagonistas de la fe cristiana. Es por ello que actualmente, se identifican catacumbas de los primeros siglos del cristianismo incluso incrustaciones y pinturas rupestres que aludían al culto y se identificaban con un lugar de reunión. Jesús mismo, cuando se le interpelaba sobre el lugar donde se tendría que adorar a Dios, respondía que el lugar no era tan importante, que Dios lo que buscaba era «adoradores que adorasen a Dios en espíritu y verdad».

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.  Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:20-24) 

Normalmente la gente suele llamar «iglesia» al lugar donde se congregan los feligreses; y en nuestro lenguaje es algo que asumimos aplicando cierta metonimia o sinécdoque[1], es decir, esa figura de lenguaje que toma una parte por el todo. Esto es importante entenderlo, ya que cuando se percibe el lugar donde se reúne la iglesia como la iglesia «per se», estamos dando un enfoque que puede llevarnos a elevar el recurso que usa la congregación a un tipo de componente sagrado, que atenta contra lo que el Evangelio nos enseña.

Es verdad que los cristianos somos los que constituimos lo que es la iglesia o el templo en sí, pero el lugar dedicado para adorar a Dios juntos también constituye una proclamación y una pedagogía importantes no solamente para los evangélicos, sino también para aquellos entre los que Dios los ha puesto para ser luz y ayuda. Un tema relacionado con esto es lo que tiene que ver con la arquitectura que se desarrolla para los fines eclesiológicos. Sobre este tema recomiendo mi libro «Teologismos: Una perspectiva diferente»[2], donde se desarrolla este asunto.

Es cierto que la cuestión económica juega un papel importante, y que las iglesias, además de los mismos creyentes que se congregan allí, no suelen contar con mecenas significativos para acometer grandes construcciones. A pesar de todo, se deberían tener en cuenta algunos criterios básicos, bien sea para una construcción humilde, o de adaptación de otro lugar que se destinaba a otras funciones; o bien sea para una construcción de mayor envergadura.

En la Biblia observamos que hay un proceso diacrónico, comedido y exigente con sus detalles y enfoques, pues partiendo de un sencillo altar, como una roca o conjunto de piedras sobre las cuales se realizaría un sacrificio en el Antiguo Testamento, se llegaría posteriormente al Tabernáculo, prototipo del Templo que más tarde se edificaría y que mientras tanto sería algo así como una «arquitectura efímera» que podría montarse y desmotarse durante el tiempo del éxodo de Israel. Después del Templo de Salomón surgirían las sinagogas, que si bien tendrían su ubicación en casas, más tarde se localizarían en edificios específicos.

Con el surgimiento del cristianismo, y con todo este trasfondo citado, la iglesia, según el Nuevo Testamento se congregaría en un lugar concreto que conllevaría una fisonomía propia. Esta arquitectura sería adaptada según los momentos históricos en diferentes lugares, pero dejando una huella que identificaría a la congregación tanto su fe como lo que allí se proclamaría y celebraría.

Es importante que se entienda que la iglesia existe, a pesar de que no se posea un edificio propio o estable para sus reuniones. Existen también ejemplos bíblicos, donde se encuentran grupos de creyentes que se reunían junto a un río (Hechos 16:13). Al principio del cristianismo lo más general, era que se reunieran en las mismas casas de los creyentes (Romanos 16:5). Actualmente hay iglesias que se caracterizan por su diferente eclesiología y los lugares donde se congregan. Estas se presentan como «iglesias de nueva expresión», donde los elementos que puedan identificar una entidad religiosa es difícil verlos. También hay iglesias que comenzaron sus reuniones debajo de un árbol, o en un monte, o junto a una playa. Por poner un ejemplo, en Málaga existe un grupo de iglesias que tienen en común la denominación de «Iglesia del Monte» porque en su desarrollo comenzaron a reunirse en un monte, pero, posteriormente se hizo necesario para la atención de todo lo referente al cultocomenzar a reunirse en locales apropiados. Pero la iglesia ya existía antes del edificio.

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Catedral del Redentor (Madrid) perteneciente a la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE), de confesión anglicana, y dada de alta en la Federación de Entidades Evangélicas Religiosas de España (FEREDE). Este edificio es de estilo neogótico, y fue construido entre los años 1891-1892, por el arquitecto Enrique Repullés Segarra. (Foto: Luis García)

Actualmente, por situaciones como las señaladas anteriormente, la gente ajena a la iglesia podría tener la duda de lo que podría encontrarse detrás de una puerta, porque muchas veces ni siquiera el letrero o el nombre dado a la congregación aclara mucho. Por ello es importante buscar la forma adecuada para identificarse de la manera más concreta y clara posible. Aunque a veces sea difícil identificar una iglesia protestante por su local, desde hace ya muchos años se han edificado lugares de culto que comprenden una identificación muy clara y muy ejecutada como edificio para el culto evangélico o protestante.

¿Se puede hablar con rigor de una «arquitectura protestante»? El concepto «arquitectura» alude a una referencia directiva, la cual tiene que ver con el pueblo en el que se implanta, así como con la ideología que la impulsa. En este sentido, y aunque no sea de forma exacta, hay una especie de «arquetipo» que se manifiesta en diferentes construcciones y que tienen matices muy pronunciados dependiendo de los lugares donde se llevan a cabo. En las iglesias protestantes este prototipo está constituido por unos elementos propios de la fe evangélica-protestante.

Los impulsos constructivos de las iglesias evangélicas en España han dependido durante bastante tiempo de la aportación de agencias misioneras, que en sus proyectos de apoyo han destinado también significativas sumas para estos cometidos, lo que también ha supuesto en algunos casos algunas influencias. No obstante, la ideología que ha definido la arquitectura protestante ha comprendido o debería comprender algunos de los elementos que tienen funciones importantes en los cultos[3].

Los predicadores han hablado más de una vez de lo que significan los travesaños de la cruz. Uno de esos palos parece dirigirse al cielo en vertical, pero otro tiene que ver con la relación humana, con la fraternidad y buena socialización de las personas. Pero este equilibrio lo da Cristo. El mensaje del Evangelio atrae a las personas a Dios, el único que puede salvar, pero también lleva a las personas a relacionarse con su prójimo en un parentesco nuevo y fraternal donde Jesucristo es nexo de unión.

Es importante que en una construcción protestante se plasme esto. Por muy sencilla que sea, --desde un hogar hasta un sofisticado edificio—debe procurar que se facilite la buena comunicación de la congregación de manera que puedan verse, reconocerse, animarse, consolarse y bendecirse. Esto también conlleva crear los vínculos y puentes necesarios para que se entienda claramente que todo el mundo está invitado a participar, a formar parte de esa congregación con todo lo que ello implique.

Además, se debe buscar esa función que ayude tanto en la adoración personal  como en la colectiva, de manera que uno se pueda sentir cómodo para confesar, orar, y escuchar, sabiendo que es necesario encauzar la llamada de Dios que nos pide que nos acerquemos a Él confiadamente (Hebreos 4:16) . Hay que crear departamentos con fines benéficos para atender a las personas necesitadas de los víveres más básicos, cómo de orientaciones y estímulos necesarios. Pero también es importante el espacio para arrodillarse o levantar las manos a Dios; o bien para recibir ese apoyo o guía pastoral, de tal forma que esto se entienda como lo más normal, porque lo vertical se equilibra con lo horizontal, ya que el Espíritu de Dios pone orden y levanta allí el verdadero edificio que no se construye con manos humanas.

Juan Manuel QueroEl Evangelio muestra que la Iglesia ha de ser una institución, que como una invitación divina llama a todo hombre a congregarse. Es Dios quien llama, pero es al hombre a quién llama. La construcción que la iglesia levanta ha de ser accesible a toda persona, de manera que se sienta segura y guiada en esa atmósfera de amor que ha de existir en la «casa de Dios».

*** Notas:

[1] La metonimia es un tropo que designa una parte por el todo, un concepto con el nombre de otro con el que tiene relación. En este caso el edificio o lugar al que se dirige la iglesia para dar culto, permite que se asuma el lugar de reunión con el nombre de «iglesia», por la relación que tiene con esta en su relación con el culto.

[2] Juan Manuel Quero Moreno. Teologismos: una perspectiva diferente. Málaga: Impreso en Amazon, 2015, pp. 153-174.

[3] Ibidem. pp. 167-168.

[4] Imágenes tomadas del libro de Juan Manuel Quero, «Teologismos: una perspectiva diferente». Algunos ejemplos arquitectónicos de iglesias evangélicas en España. De izquierda a derecha: Cartagena, Zaragoza, Denia, Castellón, Sevilla, Madrid. Son muy variadas las construcciones, que recogen edificios específicos, pero encontraremos otras muchas iglesias que ocuparán locales muy diversos, que no fueron construidos inicialmente para los propósitos de las iglesias, pero, que por falta de medios económicos serán adaptados y utilizados para tales fines, con la dificultad que esto entraña.

Autor: Juan Manuel Quero Moreno


© 2025. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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