EL CAMINO EXCELENTE / por JORGE FERNÁNDEZ BASSO
“En todos esos años, solo hemos vuelto a Barcelona de visita o por trabajo, y hemos perdido contacto con muchos amigos de aquella época, pero el Hospital Evangèlic siempre será ‘nuestro hospital’, de alguna manera"
(JORGE FERNÁNDEZ, 25/10/2024) Mientras escribo estas líneas la secretaria ejecutiva de FEREDE, Carolina Bueno, está viajando hacia Barcelona para asistir, esta tarde, al acto inaugural del nuevo Hospital Evangèlic de Barcelona.
A mí me hubiera encantado poder estar, pero no me ha sido posible viajar, así que aquí estoy, intentado estar presente de alguna manera, con unas breves palabras de agradecimiento personal.
Personal, sí, porque al igual que le pasará a muchas otras personas de Cataluña y España, mi vínculo con el Hospital Evangèlic de Barcelona no es solo “corporativo” (o “fraterno”, si se prefiere), como miembro de una comunidad evangélica que vive con orgullo este hito en la historia de la acción social evangélica en España, con la inauguración de un nuevo y moderno hospital. Un proyecto modélico en su propuesta y contribución al sistema de salud actual, levantado sobre la historia de una institución centenaria (desde 1879) y sobre la visión y el sacrificio de cientos de hombres y mujeres, cristianos evangélicos, que hicieron de la profesión médica su ministerio y servicio, por amor a Dios y al prójimo.
Impresionante vídeo de la construcción del nuevo Hospital Evangèlic
Barcelona, 1989-1991
En mi caso particular, mi contacto con el Hospital Evangèlic fue casi a la misma vez que mi contacto con España y Cataluña. En 1989 llevaba unos pocos meses viviendo en Barcelona con mi familia, compuesta entonces por tres miembros: mi esposa Miriam y nuestro hijo mayor, Ezequiel, que por entonces tenía apenas dos añitos.
Por nuestra condición de inmigrantes recién llegados no teníamos Seguridad Social ni seguro médico alguno, una situación nueva para nosotros que, en Argentina, nuestro país natal, habíamos tenido dos obras sociales -una pública y otra privada- esta última de gran calidad, por lo que Ezequiel había nacido en una de las mejores clínicas de Buenos Aires.
Entonces, una hermana de la iglesia de la Alianza Cristiana y Misionera de la calle Conde Borrell, donde nos congregábamos, nos recomendó asociarnos al Hospital Evangèlic, donde ella trabajaba como enfermera. Se pagaba entonces una cuota muy asequible debido al carácter social (no comercial) de la institución evangélica, que había sido fundada para la atención preferente de los cristianos evangélicos, en años de intolerancia religiosa cuando estos eran discriminados por su fe en el sistema público de salud, según nos explicó.
“A partir de 1986 el Hospital se centró en enfermos crónicos, además de enfermos graves particulares o de la Mutualidad Evangélica y de otras entidades privadas”, explica el Dr. Armand Urrutia (a quien tuve el placer de conocer en persona en aquella época), en un resumen de la historia de la institución publicado en su página web.
Así comenzó nuestro vínculo con el Hospital Evangèlic, ese imponente edificio de ladrillos situado en el Carrer de les Camèlies 15, en el muy barcelonés barrio de Gràcia.
En abril del año 91, en la sala de maternidad de dicho Hospital, una nueva barcelonesa, de sangre argentina y llanto catalano-español, nuestra hija Abigail, hacía su entrada a este mundo, iluminando con su cabeza rubia nuestras vidas y fortaleciendo nuestro vínculo de gratitud -inmensa gratitud- a Dios, y al personal del Hospital Evangèlic.
Han pasado 33 años de aquello, y en todos estos años nuestra vida familiar, laboral y ministerial, nos ha llevado y traído por muchas ciudades de España. Dios nos ha bendecido con otros tres hijos, nacidos en hospitales diferentes de la geografía española.
En todo este tiempo solo hemos vuelto a Barcelona de visita o por trabajo, y hemos perdido contacto con muchos amigos de aquella época, pero el Hospital Evangèlic siempre será “nuestro hospital”, de alguna manera. De allí que sintamos como nuestra parte de su historia reciente, y celebremos como propios sus enormes logros, que hoy se concretan en la inauguración oficial de un nuevo y magnífico hospital.
Desde la gratitud y el orgullo, en este día especial, vuelvo a dar gracias a Dios por “nuestro” Hospital Evangèlic de Barcelona.
Gràcies Hospital Evangèlic! (¡Gracias!)
En 2015, con parte de nuestra familia (faltaba Ezequiel), nos hicimos esta fotografía frente a "nuestro" hospital donde nació nuestra hija Abigail (la 3ª por la izquierda).
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© Jorge Fernández – Madrid, miércoles 25 de octubre de 2024.-
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