DESDE LA CIUDAD HABITABLE / por JORGE FERNÁNDEZ
"En estos días hemos tenido varias excelentes noticias que glorifican a Dios por el buen hacer, la excelencia e integridad de nuestras instituciones evangélicas.".
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(JORGE FERNÁNDEZ, 12/07/2024) Mi padre (ya con el Señor) me decía de pequeño, “no solo hay que ser buena persona, sino que también hay que parecerlo”.
Sabio, mi padre. Y no hablaba desde la teoría, sino que vivió toda su vida con la coherencia de ser él mismo en todas partes, de no actuar por conveniencia en unos sitios de una manera y en otros de otra; con la libertad de quien no tiene nada que esconder porque su vida es transparente, sin dobleces ni aggiornamientos. Persona auténtica, íntegra, querida y respetada en todas partes. Así era mi padre.
Cuando pienso en él y en las personas como él -y gracias a Dios conozco a varias- que representan lo que quiero ser, lo que me gustaría ser, me vienen a la mente las estrofas de una canción del cantautor cristiano argentino, Pancho Martell:
No tengo nada, nada que esconder,
Mi vida transparente es
Ya Cristo ha quitado en su morir
Las cosas raras del ayer
No tengo nerviosismos de prever,
Desgracias que me puedan suceder
La paz ha inundado ya mi ser
Y no hay por qué temer.
La transparencia es un rasgo distintivo de las personas íntegras, y la integridad es un valor espiritual del mayor calado y profundidad; y es un rasgo fundamental de todo aquel que profesa honestamente la fe en Jesucristo.
Lo mismo puede decirse en la dimensión comunitaria y colectiva, de la Iglesia y de las organizaciones cristianas. Si algo debe distinguirlas, ha de ser su integridad y su transparencia. Lo que son, también se debe reflejar hacia afuera… se debe ver. (“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” -Mt. 5:16).
Una definición de transparencia organizacional reza así: “La transparencia organizacional es la práctica y la filosofía de compartir la información relativa a las operaciones de la organización con sus colaboradores en un esfuerzo por beneficiar a todas las partes involucradas. Busca crear claridad, confianza y responsabilidad entre sus empleados, colaboradores y asociados…”
Pienso en eso mientras doy gracias a Dios por algunas buenas noticias que hemos conocido en los últimos días. Estamos acostumbrados, desgraciadamente, a que el mal testimonio de algunos creyentes y de algunas iglesias sean a veces noticias de portada en medios cristianos o seculares.
Pero las buenas noticias también deberían celebrarse y publicarse en portada.
Y en estos días, como digo, hemos tenido varias excelentes noticias que glorifican a Dios por el buen hacer, la excelencia e integridad de nuestras instituciones evangélicas.
Por un lado, el testimonio de Diaconía España por el trabajo que viene realizando en materia de Protección Internacional (acogida a personas refugiadas) se refuerza con un proyecto de colaboración con la Guardia Civil en la lucha contra la trata y explotación sexual de mujeres y niñas, mientras que el resultado de las auditorías externas de sus cuentas recibe informes favorables y sus balances arrojan números positivos en sus cuentas de resultados por la excelente gestión económica de la entidad, que ya cuenta con más de 300 empleados en plantilla y miles de colaboradores voluntarios en todo el país. Gloria a Dios por ello.
También es digno de destacar el resultado de la segunda evaluación que superaron con nota alta las cinco facultades de teología protestante en el desarrollo de sus Grados y Master de Teología homologados, con efectos civiles. Es el resultado de un enorme esfuerzo y dedicación por parte de sus rectores, profesorado y personal técnico administrativo. El resultado de un trabajo bien hecho.
Por último, el informe favorable de la auditoría externa de las cuentas de FEREDE, una auditoría que la federación evangélica realiza de forma voluntaria desde hace dos décadas por un criterio de transparencia, pese a no estar obligada por la Ley. ¡No es posible exagerar lo importante que es esto!
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Integridad, transparencia… “Ser y parecer”, como decía mi padre… como Dios manda.
Quizás habría que añadir un criterio más. Integridad, transparencia… y ejemplaridad. Sí, porque nuestro servicio a Dios y a su Iglesia lleva implícito un compromiso de ejemplaridad.
Y ojalá que ese ejemplo cunda y crezca como un fermento virtuoso entre todas nuestras iglesias y organizaciones protestantes y evangélicas, para la gloria de Dios y para bendición de muchos.
Jorge Fernández – Madrid, veirnes 12 de julio de 2024.-
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