LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS - POR JUAN MANUEL QUERO
Discípulos de Cristo, Iglesias de Cristo, Pentecostales... En este artículo se describen sus orígenes.
(JUAN MANUEL QUERO, 11/05/2023) |
Discípulos de Cristo
Este es un grupo evangélico, llamado también «Discípulos» que nace a principios del siglo XIX en el contexto de Estados Unidos de América. Se consideran fundadores de esta denominación a los presbiterianos Barton X. Stone y Alexander Campbell, que buscaban romper con los grupos denominativos y formar una sola iglesia.
Estos grupos, conocidos también como «restauracionistas», tenían el propósito de volver a los orígenes de la iglesia primitiva del tiempo de los apóstoles. Querían agrupar de forma especial a todos aquellos cristianos que no se congregaban en ninguna iglesia, así como todos aquellos que en el siglo XIX emigraban al oeste de los Estados Unidos, en la zona de los Apalaches[1].
Entendían que debían comprometerse con las enseñanzas esenciales del evangelio y ante aquellas que no lo fuesen tan importantes, que pudieran sentirse libres. Por este sentido rechazan todo lo que traiga división, aunque a veces no es fácil distinguir lo que es esencial para todos.
Sus creencias son comunes al pueblo evangélico, aunque con un énfasis especial en el tema del bautismo que prácticamente se eleva a un rito necesario para la salvación. También se distancian de los instrumentos musicales en los cultos de sus iglesias. Son congregacionalistas y destacan el Nuevo Testamento como su propia confesión de fe. Creen la Trinidad y asumen, como ya se ha dicho, la importancia de la unidad de los que realmente son cristianos.
Iglesia de Cristo
Las conocidas actualmente como Iglesias de Cristo, derivan de este contexto restauracionista de los «Discípulos de Cristo». De este movimiento de restauración, también surgirían otras muchas iglesias independientes.
Actualmente están en todos los continentes del mundo, aunque se iniciaran en Norteamérica. Su proyección educativa es muy significativa en EEUU, con distintas universidades en diferentes estados del país. Asumen las doctrinas mencionadas anteriormente; aunque habría que mencionar también el sentido más arminiano de su teología, asumiendo que la salvación se podría perder. Además, también se definirán como cesacionistas, esto es, que creen que no todos los dones del Espíritu Santo dados en el tiempo de los apóstoles son vigentes en la actualidad, por asumir que estos fueron necesarios solamente para aquel tiempo.
En la mayoría de las iglesias no se permite batir las manos, ni instrumentos musicales, cantando «a capella». El amén ha de darse al final de la oración, pues, mientras alguien preside orando todos han de estar en absoluto silencio. Algo que también destaca es que no celebran la Navidad ni otros eventos similares. Las iglesias son autónomas para su proyección y vida comunitaria. No obstante, se encontrarán algunas variantes o tendencias en estas iglesias.
En España sería el año 1964 cuando el pastor Juan Antonio Monroy, que tomó contacto con las iglesias de la restauración en EEUU regresó de Abilene, Texas, con el propósito de comenzar esta visión en España. Para ello reunió a las iglesias independientes con las que había tenido contacto, como serían algunas que habían formado parte de La Misión Cristiana Española. Esta reunión se celebraría en Sevilla (diciembre 1964), considerándose el inicio de la Iglesia de Cristo en España. A partir de ahí y hasta la actualidad se integrarían nuevas iglesias en diferentes lugares del país[2].
Pentecostales
El pentecostalismo suele asociarse tanto al «Avivamiento de la Calle Azusa» que incluso este acontecimiento suele considerarse la cuna del mismo. Pero, en realidad todo esto se iría gestando en diferentes reuniones de avivamiento que se celebrarían en varios lugares. Son muchas las reuniones que de forma espontánea se convertían en verdaderos avivamientos. En Gales (1904), un hombre como Evan Roberts sería usado por el Espíritu Santo, creando una gran expectativa ante lo que significaba el cumplimiento de la profecía bíblica que se encontraba en el libro de Joel (vs. 2:23-29).
Como comenta Roberts Liardon, en su libro «Los Generales de Dios», el pastor Roberts que estaba dispuesto a poner su vida y todo lo que tenía para servir a Dios para proclamar ese mensaje que él entendió que venía directamente de Dios, afirmaría: «No podemos hacer nada sin el Espíritu Santo». Esta premisa marcaría su ministerio y el de aquellas iglesias que irían surgiendo[3].
Este movimiento tuvo sus ecos en otros lugares, ya que de diferentes partes del mundo irían a Gales para experimentar lo que allí se estaba viviendo. Así también surgirían en los Ángeles (EEUU) movimientos similares, promovidos por personas como Joseph Smale, un pastor de una iglesia bautista de ese lugar.
En Los Ángeles, el pastor afroamericano William Joseph Seymour tuvo una formación teológica en uno de los institutos teológicos fundados por el estadounidense Charles Fox Parham (1873-1927), a quien se le considera el padre del pentecostalismo: «Cuando, en 1901 él proclamó al mundo que hablar en lenguas es la evidencia del bautismo del Espíritu Santo, las verdades pentecostales de la iglesia primitiva fueron maravillosamente restauradas»[4].
Una vez que Seymour finalizó sus estudios bajo estas enseñanzas, comenzó su ministerio pastoral, y después de tener una experiencia personal de recibir lo que se conocía como «el bautismo del Espíritu Santo», formaría una nueva congregación hasta llegar a unas instalaciones en la Calle Azusa, donde surgiría el conocido «Reavivamiento de la Calle Azusa», tal como se ha mencionado ya.
En el trasfondo, estos «avivamientos pentecostales» se interrelacionan también con el «Movimiento de Santidad», que se componía de numerosas iglesias que participarían en este nuevo resurgir. Aunque este movimiento tendría entre sus doctrinas la «santidad total» del creyente.
El nombre «Pentecostal» ya nos da una idea general del énfasis en el que se circunscribe. En Pentecostés se cumple la promesa del advenimiento del Espíritu Santo, dándose el milagro de que todos podrían escuchar en su propia lengua la predicación del apóstol Pedro, lo que se suele conocer como «glosolalia». Además, se comienza a hablar del bautismo del Espíritu Santo, que entre los pentecostales se interpreta como una experiencia posterior a aceptar a Cristo, y que suele ser confirmada por recibir el don de las lenguas.
En realidad, dentro de esta denominación pentecostal se formarán otras muchas iglesias que tendrán matices distintos y nombres diferentes. Serán denominaciones diversas de familias evangélicas que estarían dentro de este marco pentecostal.
Se suele hablar también de cuatro ramas generales: el pentecostalismo histórico, que tiene una teología trinitaria; el clásico, que sería más fundamentalista; el pentecostalismo unicitario[5], que no creía en la Trinidad como un ser y tres personas diferentes; y el neopentecostalismo o carismatismo.
Las mismas denominaciones irán matizando y ajustando algunos criterios, por lo que no podemos ser muy estrictos cuando llegamos a la actualidad, de la que hablaremos en otras páginas. No obstante, se pueden mencionar multitud de nombres que se relacionan con los pentecostales, como: La Iglesia del Nazareno, Asambleas de Dios, Iglesia de Dios en Cristo, Iglesias de Dios, Iglesia de Dios de Santidad, Iglesia Pentecostal Unida, Iglesia Internacional Pentecostal, Iglesia del Evangelio Cuadrangular, etc. Además de todas las iglesias que se siguen formando en pleno siglo XXI, aunque con unas líneas distintas.[6]
En España también existen muchas iglesias pentecostales independientes; pero, también hay un grupo en el que están federadas muchas de ellas, formándose en el año 1968 la Federación de Iglesias Apostólicas Pentecostales de España» (FIAPE). El nombre de «Apostólicas» no responde al tipo de gobierno, sino a la importancia de vivir conforme a los principios del fundamento apostólico, que se encuentran en el Nuevo Testamento.
Ante esta realidad la reflexión se vuelve abrir para que podamos regularmente ajustar nuestros pasos en la dirección de la Palabra de Dios; pero, qué duda cabe, que cuando hay un empeño de restauración o renovación, surgirán reacciones contrarias y a favor. El equilibro habrá que seguir buscándolo en los principios bíblicos que nos han de guiar en el avance del Reino de Dios.
*** Notas:
[1] Cf. Adolfo Robleto. Conozca quienes son. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1987, p. 48.
[2] Iglesia de Cristo de Madrid. «Nuestra Historia» [En línea] Disponible en: https://www.idcmadrid.org/nuestra-historia-2/ [Consultada el 10 de marzo de 2022].
[3] Roberts Liardon. Los generales de Dios. Buenos Aires: Editorial Peniel, 2000, p. 101.
[5] Bautizan solamente en el nombre de Jesús, y no con la fórmula trinitaria. Los unicitarios tienen una teología diferente a los unitarios. Los unitarios no creen que Jesús o el Espíritu Santo sea el mismo Dios; pero, los unicitarios, creen que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es Dios mismo, pero que se revela o manifiesta en tres personas. No obstante, sobre esta variante surgirán muchas iglesias en EE. UU. y tendrán también subdivisiones y diferentes apreciaciones en cuanto a lo que sería esta definición unicitaria.
[6] Samuel Vila. Origen e Historia de las denominaciones cristianas. Terrassa: Editorial Clie, 1988, pp. 104-106.
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
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