OPINIÓN / LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS
Continuamos con la quinta entrega de esta interesante serie titulada "La historia de la Iglesia a través de los avivamientos", a cargo de Juan Manuel Quero Moreno.
Lapidación de Esteban. Fresco mural de arte románico, de la Iglesia San Juan de Boi, Lérida, España. Año 1110.[1]
(JUAN MANUEL QUERO, 04/01/2021) | Las persecuciones del cristianismo, en las diferentes etapas de la historia, no nos parece que sea una situación para un avivamiento, pero repetidamente hemos visto que ha sido así. La persecución conlleva angustia y una fuerte inquietud, por el peligro en el que se vive, y las medidas de contención y prohibición para vivir el Evangelio. En definitiva, no cabe duda de que entraña una situación de crisis importante.
Un punto de partida para seguir escribiendo la historia del cristianismo en la concatenación de sus hechos es la muerte de Esteban. Este sería un hito para la iglesia y, no simple ni algo simbólico, es decir, lo que sucedió tuvo una trascendencia absoluta en el desarrollo histórico y en el avivamiento del pueblo de Dios.
El Espíritu Santo seguía escribiendo la historia en las vidas de las personas, y dejando huellas constatables de esta realidad. Una mirada retrospectiva a todo el contexto que envuelve esta persecución nos muestra que efectivamente, el Espíritu Santo, ante lo que iba ocurriendo, se movía dando la salida adecuada al establecimiento del reino de Dios. Previamente, lo ocurrido en Pentecostés ya estaba preparando las autopistas de universalidad del Evangelio, de manera que la semilla se volatilizara por todo el mundo para producir fruto. El mismo apóstol Pedro, un tiempo después de la muerte de Esteban, experimentaría un encuentro con Dios, que le haría entender, que nada de lo que Dios había creado era inmundo, y que la salvación era para todos (Hechos 10). Esto implicaría un cambio de paradigma, en cuanto a la evangelización. Pedro, tendría que encontrarse con un gentil romano llamado Cornelio, quien seguiría a Cristo, junto con su familia, llegando con la Palabra de Dios a otros lugares. Esto llevaría a la Iglesia de Jerusalén a convocar un concilio para dilucidar lo que estaba ocurriendo. Este sería conocido como el primer concilio de Jerusalén, celebrado en el año 50 d.C. A partir de aquí, la visión y la comprensión de la Palabra de Dios sería mucho más amplia.
Otro personaje de gran relevancia sería el apóstol Pablo, quien pasaría de ser perseguidor de los cristianos, a ser perseguido. Este que también estaba en la escena de la muerte Esteban, incluso consintiendo y participando de la misma, también será clave en este avivamiento y en el devenir histórico que se iría forjando.
Entremos pues en la narración histórica a partir de Esteban. La fuente principal será el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde aparece todo lo relacionado con él en los capítulos 6 al 8. Por primera vez, aparece como uno de los siete diáconos que, para servir en las necesidades existentes en la iglesia de Jerusalén, había que atender. El requisito que debían de tener los que fuesen elegidos, entre otros, sería que fuesen personas llenas del Espíritu Santo. El primero que se presenta en el listado de estos siete diáconos sería Esteban, de quien se indica que, además de ser una persona «llena del Espíritu Santo», también era una persona «llena de fe». Estos diáconos hicieron una gran labor que, entre su elección y el arresto de Esteban se indica en la Biblia, sin que sepamos cuanto tiempo pasó entre su nombramiento y el arresto.
Esteban, también se indica, estaba «lleno de gracia y poder» y lo que realizaba entre el pueblo era muy notorio y de gran ayuda. No tardarían en reaccionar lo religiosos, que en este caso procederían de diferentes sinagogas y que querían imponerse mediante una dialéctica de fe intelectual, pero no vivencial; siendo derrotadas ante la sabiduría y el Espíritu con el que disertaba Esteban. Vivir la Palabra de Dios produce reacciones de vida, pero también manifiesta la podredumbre que pueda existir alrededor, bien sea social o religiosa. Es por ello que, con sobornos, blasfemias y testigos falsos, buscarían se le condenara ante el concilio, es decir ante el Sanedrín, que era una institución de gobierno religioso-política presidida por el sumo sacerdote y compuesta por los que tenían un estatus muy poderoso, aristócratas, como serían los sacerdotes, los fariseos y los saduceos.
Esteban se defendió ante ellos y realizó un amplio discurso, que comenzando desde Abraham llegaría hasta el mismo momento en el que estaban dispuesto a sentenciarle a muerte por lapidación. Esta proclamación es un resumen histórico que señala los momentos más relevantes del pueblo de Israel, llegando hasta Jesús y la venida del Espíritu Santo. Esta defensa es muy útil para tener de forma rápida una semblanza histórica de la revelación de Dios. La Palabra de Dios fue expuesta y el Espíritu Santo fue notable: «Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios […]» (Hechos 7:55). El problema que generaba toda esta persecución era que aquellos religiosos estaban resistiendo al Espíritu Santo, pero Esteban estaba lleno de Él. Enfurecidos por las palabras de Esteban, lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Esteban puso su vida en las manos de Dios. El texto de Hechos muestra, en este suceso, muchas relaciones con las palabras y con los hechos de Jesús cuando le llegó el tiempo de la cruz.
Este suceso provocaría y sería el inicio de una gran persecución, más abierta y contundente contra la iglesia de Jerusalén. Recordamos que los creyentes de Jerusalén se contaban por miles y que todos, menos los apóstoles, serían esparcidos por muchos lugares. Una explosión evangelizadora se daría en ese pasillo de Palestina que uniría los continentes en una comunicación poderosa del Evangelio. Etíopes, samaritanos y muchos gentiles, además de los mismos judíos, escucharían el evangelio de salvación, siendo bautizados muchos hombres y mujeres.
Actualmente las persecuciones y presiones por ser cristiano se pueden dar de muchas maneras, pero aquí cabrían algunas reflexiones. En tiempos de Esteban, al igual que en otras épocas posteriores, los mismos religiosos fueron el impedimento para la extensión de reino de Dios, llegando a ser perseguidores de Cristo. ¿Hasta qué punto nosotros podríamos caer en algo similar, es decir, queriendo servir a Dios hacer todo lo contrario?, y ¿cuáles son los síntomas? Esteban era un hombre con sus defectos, pero tenía unas cualidades y unas actitudes cristianas que le movían a buscar la plenitud del Espíritu Santo y a dar testimonio de su fe. ¿Qué oportunidad damos hoy al Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿Cuál debería ser la forma de presentar hoy a Cristo y aplicar la Palabra de Dios en nuestra situación?
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
[1] Lapidación de Esteban. Fresco mural de arte románico, de la Iglesia San Juan de Boi, Lérida, España. Año 1110. Disponible en: https://www.luzyartes.com/2014/01/lapidacion-de-san-esteban-mural-de-la.html?m=1 [Consultada el 20 de noviembre de 2020). Con rasgos del románico, se muestra a Esteban de rodillas, con la frente sangrando, y las piedras alrededor. Al mismo tiempo la mano divina, trae fortalecimiento.
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