OPINIÓN / TIEMPOS DE PANDEMIA - por JORGE FEERNÁNDEZ
El discurso del rey
(JORGE FERNÁNDEZ, 23/12/2020) El discurso del rey —“The King's Speech”, en inglés— es una película británica de 2010 coprotagonizada por magníficos actores, entre los que destacan los británicos, Colin Firth, Helena Bonham Carter, y el australiano, Geoffrey Rush.
La trama, basada en hechos reales, gira en torno al duque Jorge de York quien, para vencer la tartamudez, acude al fonoaudiólogo Lionel Logue. Ambos traban amistad mientras trabajan juntos y, cuando Eduardo VIII abdica del trono, el nuevo rey Jorge VI se apoya en Logue para que lo ayude a realizar la transmisión de radio sobre la declaración de guerra a Alemania en 1939.
Una película maravillosa e inspiradora; una historia de amistad que supera barreras. Sencillamente, preciosa.
Pero, en España, si uno busca hoy en Google “el discurso del rey”, la mayoría de los enlaces hacen referencia al próximo discurso de Nochebuena de S.M. Felipe VI que, por otro tipo de “guerras” y batallas mucho más próximas que aquella, se aguarda con especial expectación.
Los medios nacionales e internacionales hacen a estas horas cábalas sobre las eventuales alusiones que pudiera hacer en su discurso el Rey Felipe sobre la situación de su padre, el rey emérito, Don Juan Carlos, quien como se sabe desde hace meses reside en Emiratos Árabes Unidos, está siendo investigado por cuestiones de dinero y en el foco mediático debido a algunas comprometedoras actuaciones personales.
No sería extraño que, bajo tal presión, S.M. el Rey, cuyas dotes para la comunicación en condiciones normales son excelentes, necesitara en este caso de la ayuda de un fonoaudiólogo como aquel rey británico de la historia para poder pronunciar alguna palabra, en un momento tan difícil para la Corona.
En fin…
De todos modos, cuando este humilde escribidor piensa en “el discurso del rey”, lo primero que le viene a la mente son las siguientes palabras:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. [1]
Son, como se sabe, las palabras de Jesús en el llamado Sermón de la Montaña. Con diferencia, el más maravilloso “discurso del rey” -del Rey de reyes y señor de señores- que haya podido pronunciarse jamás. A nuestro juicio, sin discusión. Un discurso comprometido, sin artilugios ni evasivas, profético y revolucionario, que conmovió los cimientos del mundo antiguo desafiando sus valores y provocando un temblor espiritual que, dos milenios más tarde, aún sigue sacudiendo conciencias.
Porque, lo más importante… es un discurso cuyo contenido sigue vigente y actual, como vigente y actual es el reino de Dios, que pese a lo que muchos piensan, avanza inexorablemente hacia su consumación final, la cual será plena y efectiva cuando Cristo regrese a la tierra.
Ese es “el discurso del Rey” por antonomasia. Ese es, también, el mejor discurso de Navidad.
Que Dios nos bendiga.
¡Feliz Navidad!
© Jorge Fernández Basso – Madrid, 23 de diciembre de 2020.-
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