OPINIÓN / HISTORIA / POR JUAN MANUEL QUERO
(JUAN MANUEL QUERO, 02/12/2019) | En los tiempos que corren, parece que la Navidad en España es la «fiesta de las luces», más que la celebración del nacimiento del Señor Jesús. Los alcaldes de las ciudades se suben en sus pináculos o estrados, para apretar el botón que iluminará los lugares más destacados de la ciudad.
Grandes estructuras de metal, cubiertas de miles de luces, darán forma bella, ante los ojos de multitudes de personas, que graban con las cámaras de sus móviles este gran momento. Todos están expectantes, para inmortalizar ese instante en el que, los que presiden al pueblo, aprietan el botón, con un mensaje que emociona: ¡Ya ha comenzado la Navidad! El derroche económico es estratosférico, pero, ya comenzó la fiesta más suculenta para el comercio.
Sabemos que la Navidad no consiste en esto. En mi libro «Teologismos»[1], hablo de la desmitologización de la Navidad, para hacer pensar en lo que queda en nuestras celebraciones, cuando se quita todo lo pagano de esta «fiesta de las luces». También concluyo, en que lo pagano o, no acorde con las enseñanzas evangélicas, es algo que forma parte del envoltorio, y que hay que saber usarlo, distinguirlo y no demonizarlo. Pero, es importante que sepamos distinguir entre lo más valioso y entre aquello, que es efímero; diferenciar la Navidad, de lo que realmente es el empaquetado. Nuestra inversión no debería irse en el envoltorio, sino en el regalo de Navidad, en lo que contiene; en lo que nos ofrece Dios, en la persona de Jesús.
... en este tiempo se empiezan a encender luces de todo tipo, pero muchas de éstas se apagarán en breve. Mas otras, seguirán brillando las vidas de las personas. El primer domingo de diciembre, o cuatro domingos antes de la celebración del día de Navidad, en muchos hogares e iglesias se encenderá una luz, una vela, será el primer día de Adviento. |
De lo mencionado anteriormente, quisiera rescatar algo, que tiene una relevancia vital en el Evangelio: la luz. La Biblia comienza con un conocido relato sobre la creación del mundo, y lo primero que se menciona en esta acción creadora es «la luz». La salvación se presenta como una nueva luz de esperanza. «La luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas, que la luz […]» (Juan 3:19). El mismo movimiento de la Reforma Protestante, que se da en la España durante el siglo XVI, tuvo un factor muy importante: «la luz». El Evangelio, de hecho, se presenta y conoce como luz, que también ilumina el camino de los pueblos: «Lampara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino». (Salmo 119:105). Un grupo de mujeres y de hombres, --y quizás de más mujeres que hombres, por lo que lo destaco en primer lugar--, fueron llamados «Los Iluminados o Alumbrados». Se llamaron así porque buscaron la luz del Evangelio para sus vidas y porque procuraban la iluminación del Espíritu Santo en su forma de vivir. En realidad, antes de que llegasen los libros de Lutero o las influencias de la Reforma Protestante de Alemania o de Europa, esto ya era una realidad. Se formaban conventículos, reuniones en casas, pero, también en lugares públicos donde hombres y mujeres hablaban de la importancia de conocer la voluntad de Dios para sus vidas, para comenzar a dirigirse por el Espíritu Santo. En la historia del protestantismo en España y en todos los lugares, podemos encontrar «las huellas del Espíritu Santo», en las que poco se fijan los historiadores, quizás por pensar en su poca cientificidad o rigor para realizar una investigación en esta línea, y describir su realidad. Bajo este efecto de «la luz» o iluminación surgieron muchos protestantes en España, con el propósito de dar a conocer la Biblia. Casiodoro de Reina destacaría en este siglo, que para mí fue más de las luces que el siglo XVII, aunque este último, por otros motivos, se conozca más como el «Siglo de la Luces». Casiodoro de Reina, se dio cuenta de que también en España se necesitaba la Biblia en lengua vernácula y acometería su trabajo de traducción para llegar a publicar la primera Biblia traducida al castellano desde los idiomas originales, conocida como «la Biblia del Oso», que hoy sigue aportando tanta luz a todos los pueblos de habla hispana.
Sí, en este tiempo se empiezan a encender luces de todo tipo, pero muchas de éstas se apagarán en breve. Mas otras, seguirán brillando las vidas de las personas. El primer domingo de diciembre, o cuatro domingos antes de la celebración del día de Navidad, en muchos hogares e iglesias se encenderá una luz, una vela, será el primer día de Adviento. En su origen, «Adviento» también tiene raíces paganas relacionadas con la luz del sol; pero, creo que es una de las celebraciones que han recibido un nuevo significado, que es muy correcto y cercano a lo que significa prepararse para recibir el mejor regalo que se pueda conseguir. Ante millones de euros y miles de luces de led que ya se encienden en todo el mundo, la luz de Adviento parece una luz débil, insignificante, sobre una vela de cera. Será sólo una vela cada domingo. Servirá de preparación, pues «Adviento» significa esto: prepararse para lo que viene; y viene Cristo. Es un tiempo de reflexión sobre lo que significa Navidad, que Jesús naciera en este mundo. Por cada vela, un texto bíblico relacionado con Emanuel; hasta llegar a la cuarta coincidiendo con el día de Navidad.
Navidad también es luz: «El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos» (Isaías 9:2; Mateo 4:16). Sin luz no hay vida, y Jesús nació en el mundo para traer vida. |
En este primer domingo de Adviento, en la iglesia que tengo el honor de pastorear, también se enciende una vela. No lo hace en este caso el alcalde, sino que son los niños de la congregación. Con cada vela recordamos este año, los nombres dados al Mesías; así que, con esta primera candela, destacaremos lo que dijo Jesús de Él mismo: «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8:12). Es esta luz la que sigue iluminando y reformando las vidas de las personas, la dirección de la misma iglesia y de la sociedad en la que nos movemos. Esta luz, no se activa apretando un botón, quizás no la enciendan personas destacadas en nuestros gobiernos; pero esta es la luz más valiosa del mundo. Esta luz no se apaga después de unos días, esta luz es permanente, como simbolizaba aquel candelero en el Templo de Israel hace ya siglos, que tendría que permanecer siempre encendida (Levítico 24:1-4).
Navidad también es luz: «El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos» (Isaías 9:2; Mateo 4:16). Sin luz no hay vida, y Jesús nació en el mundo para traer vida. El nacimiento de Jesús quizás sería para muchos una luz tenue; pues un niño en un pesebre poco atractivo parece ser. Pero, Jesús mismo es «la luz de los hombres». Son muchas las tinieblas que se ciernen sobre el mundo, también en este tiempo de Navidad que se comienza a celebrar. Las calles ya están preparadas, los dulces y las tiendas se preparan para la venta; pero, Jesús no ha nacido para muchos y, para otros, este tiempo es un dulce amargo. Es necesario disponernos de manera adecuada, buscando a Jesús como aquellos magos seguían esa estrella que iluminaba. Queremos prepararnos para un tiempo diferente. Navidad nos invita a seguir a Jesús: «el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
[1] Juan Manuel Quero Moreno. Teologismos: Una perspectiva diferente. Sevilla: Impreso por Publidisa, 2015, pp. 224-228. [Disponible para adquirir en Amazon]
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
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Todos los cristianos evangélicos debemos mucho a la Reforma Protestante, estando más unidos a esta de lo que podríamos pensar. Yo no me considero ni luterano, ni calvinista, ni zwingliano, ni seguidor de algunos de los reformadores más o menos destacados de ese tiempo tan significativo; pero, me puedo identificar con una buena parte de sus enseñanzas, pues, hay algo común, y es la base de Las Escrituras.
Muchos evangélicos podríamos decir que nos convertimos en un contexto que nada tiene que ver con la Reforma Protestante, y que Cristo se nos reveló a través de la lectura de la Biblia, o de una predicación o mensaje que tenía esta base, sin más datos, o planteamientos de terceros. Esto que es lo que yo llamo «evangelicalismo», es decir, el surgimiento de creyentes e iglesias por un encuentro con el evangelio, y por tanto con Cristo, no está ajeno de una realidad, que queramos o no, nos une con la Reforma Protestante, --a pesar de que esto no suponga que seamos iglesias reformadas en el sentido histórico a lo que se refiere esta clasificación.
El encuentro con la Palabra de Dios ha sido facilitado, porque muchas personas no escatimaron esfuerzo, --especialmente desde esta Reforma del siglo XVI--, para que la Biblia pudiera ser asequible a todas las personas. Esto significaría traducirla a las lenguas vernáculas, en el idioma de cada pueblo, pues solamente podría encontrarse la traducción en latín, de La Vulgata, realizada por uno de los Padres de la Iglesia, como fue San Jerónimo.
Pocos, sabían leer, pero más distante se haría el conocimiento de la Biblia en latín, que solamente estaba al alcance de muy pocos, además del clero. Por otro lado habría que liberalizarla de la posesión de los que habían hecho de ella un monopolio de su traducción, lectura e interpretación, para que pudiesen adquirirla y leerla todas las personas. Por ello entre las «cinco solas» de Reforma Protestante, que marcan los énfasis de la misma, la primera era «Sola scriptura».
Así podríamos hablar de La Biblia de Lutero, de la que ya he comentado diferentes cuestiones en otras reflexiones. Esta última, en la que trabajó hasta su muerte, sería la base para muchas versiones y biblias en el idioma germano y en otros lugares.
Juan Manuel Quero Moreno. «Un nuevo descubrimiento relacionado con la Biblia de Lutero». En: Actualidad Evangélica. [En línea]. Disponible en: <https://www.actualidadevangelica.es/index.php?option=com_content&view=article&id=8501:un-nuevo-descubrimiento-relacionado-con-la-biblia-de-lutero&catid=37:pensamiento> [Consultada el 10 de junio de 2016];
Nathalie Rabines Rodríguez. «Proceso de la traducción de la Biblia de Martín Lutero». Facultad de Traducción e Interpretación Universitat Autònoma de Barcelona. [En línea]. <https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2015/tfg_25863/RABINES_RODRIGUEZ_NATHALIE_1268864_TFGTI1415.pdf>. [Consultada el 10 de junio de 2016].