SIN ÁNIMO DE OFENDER / por Jorge Fernández
(JORGE FERNÁNDEZ, 22/04/2019) | Veo a cristianos y, lo digo con tristeza, dictando sentencia sobre, “qué y a quién debería votar, y qué y a quién no debería votar un cristiano”. Y me pregunto, ¿no tienen temor de Dios? ¿No es esa una forma de violar el tercer mandamiento? ¿De pronunciar el nombre del Señor nuestro Dios en vano? [1]
Si quieren decir a qué partido o qué ideas van a votar ellos, nada que objetar. Están en su derecho. Igual que estamos en nuestro derecho los demás de votar o dejar de votar a quien queramos. Pero, usar el precioso y santo nombre de Cristo para hacer su particular campaña política… sinceramente, me parece una blasfemia.
Usar el precioso y santo nombre de Cristo para hacer su particular campaña política… sinceramente, me parece una blasfemia |
Hermano, hermana… si tienes claro a quien vas a votar en estas elecciones, ¡felicidades! Si nos quieres convencer a los demás de tus ideas y orientar nuestro voto, estás en tu derecho de intentarlo -como lo estamos los demás-, en el marco del debido respeto. Pero, por favor, no digas a quién o a quiénes debería votar "un seguidor de Jesús" y a quién o a quiénes no… No intentes manipular nuestras conciencias. Hazlo con tus propios argumentos ciudadanos y tus convicciones políticas, respetando a los hermanos y hermanas que tengan -tengamos- otras ideas y vayamos a votar otras opciones distintas a las tuyas.
Como dice el documento de recomendaciones de FEREDE publicado hace unos días, “la comprensión, el respeto, y la cortesía democrática hacia quienes defienden otras ideas diferentes a las nuestras, debería ser un rasgo inequívoco de todo cristiano evangélico, estemos comprometidos o no con la política partidaria”.
Por favor, no digas a quién o a quiénes debería votar "un seguidor de Jesús" y a quienes no… No intentes manipular nuestras conciencias... |
Votar es un derecho ciudadano que, quienes anhelamos una Patria celestial [2], ejercemos con dificultad y renunciamiento, muy conscientes de las limitaciones que nuestro voto y la política tienen para la consecución de una justicia real. La democracia es tan solo el mejor recurso del que disponemos en esta tierra los seres humanos para vivir un poco mejor y no matarnos los unos a los otros. ¡Y eso ya es bastante!
Pero, ¡ojo! Cristo no vota en estas elecciones. Ni ninguno de sus seguidores está legitimado para “votar en nombre de Cristo”, ni orientar el voto “en Su nombre”, ni mucho menos “gobernar en Su nombre”. Además de blasfemo, el ejercicio de esa manipulación es malo para la política, y mucho peor para la Iglesia.
Cristo no vota en estas elecciones. Ni ninguno de sus seguidores está legitimado para “votar en nombre de Cristo”, ni orientar el voto “en Su nombre” (...). Además de blasfemo, el ejercicio de esa manipulación es malo para la política, y mucho peor para la Iglesia. |
Así que, por favor, hermano, hermana, quita al Señor de en medio de esta campaña. Ponlo por encima de la campaña, orando que se haga Su voluntad (sin confundirla con Tu voluntad). Cumple con tu responsabilidad ciudadana según el dictado de tu propia conciencia, en libertad. No admitas coacciones ni manipulaciones de ningún tipo, ni siquiera del pastor o líder de tu iglesia, si tal fuera el caso (Dios no lo quiera…). Respeta a tus hermanos y hermanas que voten diferente (puede que incluso esto suceda en el seno de tu propia familia) y busca la paz, la unidad y la concordia, por encima de toda diferencia política.
Ya tendremos luego la oportunidad de acatar el resultado, sea el que sea, con deportividad democrática y con espíritu cristiano; y podremos orar con precisión por “las autoridades establecidas”, como nos enseña la Biblia [3], sean cuales sean sus siglas.
Y sigamos orando -antes, durante y después de las elecciones- que, “venga Tu reino, hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Algo que, esto sí, debemos hacer los cristianos en Su nombre: proclamar y rogar por un reino que nunca podrá establecer la política, ni ningún candidato político. (No… tampoco un candidato cristiano).
[2] La Biblia, Hebreos 11:14-16
[3] La Biblia, 1 Timoteo 2:1-2; Romanos 13:1
Autor: Jorge Fernández
© 2019. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
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