SILBO APACIBLE
Catalanes Avergonzados
(GUILLEM CORREA, 05/10/2011) Cada día estoy más convencido de que los catalanes y las catalanas somos un pueblo avergonzado. Nos da vergüenza aplaudir o que nuestros amigos nos vean que aplaudimos, excepto a aquellos mitos que ya forman parte del imaginario colectivo como puede ser el Barça de Pep Guardiola.
Nos da vergüenza aplaudir una idea o una iniciativa y por ello de entrada marcamos distancias, no sea que alguien de nuestro entorno pudiera sospechar que nos entusiasma la idea, el proyecto o la iniciativa que nos han presentado.
Para no levantar sospechas marcamos territorio señalando todos los posibles defectos, dificultades o carencias de cualquier nuevo proyecto que se nos presente y si la iniciativa viene del gobierno, del gobierno que sea, aún dejamos una constancia más clara de la línea de separación que hemos pintado en el suelo entre "ellos" y "nosotros".
Por lo que he leído, visto y oído, también se ha recibido así el Plan de Valores que quiere impulsar el Gobierno de la Generalidad de Cataluña, desde la Consejería de Bienestar y Familia.
A mí, personalmente, la idea me parece más que aceptable y más que necesaria.
De entrada démosle valor, démosle aceptación.
Plantearnos mejorar nuestra sociedad y nuestra convivencia, reforzando las conductas personales y colectivas que nos pueden llevar a ser una sociedad más justa, más equilibrada, más solidaria y más integradora, me parece una magnífica iniciativa.
Lo que ahora tocaría hacer no debería ser desanimar a quienes deben impulsar esta iniciativa. Ellos son los primeros en ser conscientes de las dificultades que conlleva el encargo; ellos son los primeros en saber dónde quieren llegar pero les falta encontrar cómo hacerlo; ellos son los primeros en pensar que la iniciativa es estimulante pero que tal vez hubiera sido mejor que hubieran pensado en otros, en lugar de ser ellos los encargados de hacerla realidad.
En estos momentos nuestra sociedad necesita una palabra de ánimo.
Todos sabemos que mejor que una palabra de ánimo es encontrar la respuesta que necesitamos. Pero, cuando no siempre está en nuestras manos conseguir la respuesta esperada, una palabra de ánimo nos ayuda a hacer otro tramo del camino.
Construir en valores positivos comportamientos colectivos es una tarea de generaciones y de compromiso colectivo.
¿Y quién dice que si nos lo propusiéramos no lo conseguiríamos?
Autor: Guillem Correa Caballé
© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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