EL JOVEN BOMBERO ES MIEMBRO DE LA IGLESIA EVANGÉLICA DE LEÓN

ALBERTO GARCÍA: “Fue lo más parecido al infierno que pueda existir en la Tierra”

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Un grupo de bomberos entra en el edidicio del Ayuntamiento en llamas | FOTO: ICAL

(LEÓN, 16/08/2012) Alberto García Sarmiento se encontraba disfrutando de unos merecidos días de vacaciones cuando se desató el devastador incendio en el edificio del Ayuntamiento de León, pero eso no fue un impedimento para que, de inmediato, respondiera voluntariamente al llamado de su vocación.

Corrió a enfundarse su uniforme y en un santiamén se reunía a otros cuarenta compañeros en la lucha feroz contra las llamas.

Alberto tiene 31 años, y es bombero desde hace 8 años. Desde hace 5 años está felizmente casado y es padre de dos niños.

Junto a su famita asiste regularmente a la Iglesia Evangélica de León. En su fe cristiana evangélica abreva su vocación de servir a sus semejantes, lo que hace de distintas maneras, y muy especialmente a través de su trabajo, arriesgando su vida para salvar las de los demás.

Ocho años en un oficio tan arriesgado como el suyo dan para mucho, y seguramente Alberto se habrá encontrado en muchas situaciones difíciles, que le habrán exigido algún gesto de arrojo y valor. Sin embargo, lo sucedido en este último siniestro, impactó profundamente su vida.

EL INFIERNO EN LA TIERRA

“Fue lo más parecido al infierno que pueda existir en la Tierra”, así se expresaría posteriormente, en una carta dirigida al Alcalde de León, que los medios de comunicación local reprodujeron ampliamente. Su dramático testimonio, no exento de un tono reivindicativo –“... somos un servicio al que no se tiene en su merecida cuenta, hasta que no llega un aciago día, como el pasado 10 de agosto”, diría-, da cuenta del enorme riesgo al que se exponen estos servidores públicos: “En un sólo segundo, esa realidad te enseña qué cerca y qué frágil se encuentra la línea que separa la vida de la muerte. Sin embargo, y sin pensarlo ni un instante, das media vuelta y vuelves a intentarlo porque tu corazón no te permite que salgas huyendo...”.

Gracias a Dios, y al valiente y profesional trabajo de Alberto y de sus compañeros, no hubo que lamentar daños personales, pese a la magnitud de los daños materiales sufridos por el edificio.

Hoy su familia, sus amigos y sus hermanos de la Iglesia Evangélica de León, dan gracias a Dios por haber cuidado de la vida y la salud de Alberto. Aunque saben bien que mañana, si el deber le llama, estará dispuesto a arriesgar nuevamente su vida por proteger a los demás.

Al fin y al cabo, ¿no es eso una excelente forma de “seguir” a Jesucristo? Aquel que afirmó: “Ninguno tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (San Juan 15:13).

>> Pinche para descargar la Carta de Alberto al Alcalde de León

Fuente: Iglesia Evangélica de León / Redacción: Actualidad Evangélica