SIN ÁNIMO DE OFENDER / 48 AÑOS DE LA MUERTE DE MARTIN L. KING

Un discurso premonitorio. Un referente que urge recordar.

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(JORGE FERNÁNDEZ, 04/04/2016) | Hoy se cumplen 48 años del asesinato de Martin Luther King, perpetrado el 4 de abril de 1968. Acababa de pronunciar el que sería su último discurso, en Memphis –“Sólo quiero realizar la voluntad de Dios. Él me ha permitido llegar a la cima de la montaña … y he mirado desde allí”–.

Su viaje, como una premonición, se había retrasado por una amenaza de bomba en el avión y cuando llegó a la ciudad, ante miles de ciudadanos, mencionó lo ocurrido y añadió: “No temo a ningún hombre”. No obstante, poco después, mientras saludaba a la multitud desde el balcón del motel Lorraine, junto a Jesse Jackson y otros colaboradores, recibió un disparo en la cabeza.

La mayoría de nosotros recordamos mucho más su célebre discurso “I Have a Dream” (“Tengo un sueño”), pronunciado cinco años antes en el National Mall, ante las 250.000 personas que secundaron la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad. Era el 28 de agosto de 1963 y, King, presentado en el acto como “el líder moral de nuestra nación”, estaba en la cima de su popularidad.

Tener un sueño grande y noble, me inspira; pero mucho más me inspira el nivel del compromiso y el valor, de un hombre ante “su cruz”.

No es extraño que, tanto por su inspirador contenido, como por el contexto en el que fue declamado por el pastor bautista, líder de los derechos civiles, “I Have a dream” sea aún hoy, casi medio siglo después, su discurso más trascendente, el más “viralizado” en las redes sociales, y uno de los más utilizados en documentales, noticias, o conferencias motivacionales.

Sin embargo, su último discurso en Memphis en la víspera de su asesinato, me parece tanto o más inspirador aún. Sus palabras son las de un hombre valiente, que lucha contra el miedo y lo hace reafirmándose en sus convicciones y en la nobleza de la causa a la que había consagrado su vida, y por la que estaba dispuesto a morir. Una causa que asume como un llamamiento divino. En las emotivas imágenes que nos han quedado de aquel discurso, puede verse a un Martin Luther King especialmente emocionado, con las lágrimas a punto de brotarle de los ojos, como si fuera plenamente consciente de la gravedad de la situación y de la realidad de los poderes que conspiraban contra su vida. Pese a ello, el pastor bautista, “el hombre de Dios”, emerge de su interior para declarar con firmeza: “¡Solo he querido hacer la voluntad de Dios! Y Él me ha permitido subir a la montaña…”.

[hoy] ... la palabra “mártir” ha sido “secuestrada y violada” por una panda de asesinos terroristas que la mal-emplean de forma pervertida, mientras que, del otro lado del océano, un cínico candidato a presidente de los EEUU gana simpatías y apoyos con un mensaje xenófobo"

Igual que su Maestro y Señor, King era muy consciente de que, en aquella noche en Memphis, se encontraba ante “su Getsemaní particular”. Y, del mismo modo que su Maestro y Señor, aceptó beber la copa del martirio sabiendo que ese, probablemente, era el alto precio de la obediencia que se le exigía, pero creyendo en la victoria de su causa –la lucha contra la discriminación racial--, como finalmente aconteció.

Tener un sueño grande y noble, me inspira; pero mucho más me inspira el nivel del compromiso y el valor, de un hombre ante “su cruz”. Soñadores hay muchos, ¡muchos!, pero es ante la cruz donde los pusilánimes se derrumban, arrojan la toalla, abandonan el barco, y ponen pies en polvorosa… En el mismo lugar, ante la cruz, es donde los hombres como King, sostenidos por la columna espiritual de su límpida conciencia y su fe en Dios, “afirman su rostro” y, aunque “suden sangre”, o deban beberse sus lágrimas, siguen adelante, hasta el final…

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Al reflexionar en esto, pienso también en la oportunidad histórica de recordar hoy a este auténtico mártir de la libertad y de la lucha contra el racismo, en un tiempo tan falto de referentes legítimos, donde, por ejemplo, la palabra “mártir” ha sido “secuestrada y violada” por una panda de asesinos terroristas que la mal-emplean de forma pervertida, mientras que, del otro lado del océano, un cínico candidato a presidente de los EEUU gana simpatías y apoyos con un mensaje xenófobo, indigno de alguien que posea la misma ciudadanía, y haya pisado las mismas calles que el noble líder afroamericano.

Por eso, ¡hoy urge recordar la figura de este verdadero mártir de la paz!

 

EL ÚLTIMO DISCURSO...

El último discurso de Martin L. King en Memphis, la noche previa a ser asesinado

Autor: Jorge Fernández


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