DESDE EL MONTGÓ / por Jorge Pastor-Mut

A propósito de Carlos III

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"La experiencia acumulada, los años, las carreras universitarias, los protocolos aprendidos, la educación,  no nos llenan de sabiduría de una forma infusa, a menos que haya un deseo personal de cambio, de renovación de aspiraciones y puesta en práctica de nuevas actitudes."

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El nuevo rey de la Gran Bretaña, Carlos III

(JORGE J. PASTOR-MUT, 14/09/2022) Toda esta semana hemos sido bombardeados por la noticia de la muerte de la longeva soberana del Reino Unido. La prensa mundial ha sido eclipsadas por este hecho que esperemos termine el lunes con su funeral.

Personalmente pensaba que su hijo, ahora el rey Carlos III , nunca heredaría la corona. Llegar a los 73 años , siempre contradictorio en su vida personal y pública que hizo en ocasiones tambalear el trono de su madre. También sus salidas de tono, más allá de lo estrictamente protocolario de lo que se espera de un príncipe de Gales. Pero por fin le tocó el reemplazo recibiéndolo con ciertas quejas y enfado al tener que firmar documentos oficiales y televisados donde se le escuchó en dos ocasiones diferentes decir: “No puedo soportar esta maldita cosa” - como si de un niño se tratara con una rabieta - porque se salía la tinta y le manchaba la mano. Y otra situación incómoda cuando pidió a un ujier que quitara de la mesa objetos que le estorbaban. Y es que la edad no nos cambia. Los años no nos hacen diferentes, nuevos, amables como observamos a este nuevo monarca. Ni siquiera para mantener las “apariencias” en un momento tan importante de su vida.  

La experiencia acumulada, los años, las carreras universitarias, los protocolos aprendidos, la educación,  no nos llenan de sabiduría de una forma infusa, a menos que haya un deseo personal de cambio, de renovación de aspiraciones y puesta en práctica de nuevas actitudes. La sabiduría se adquiere cuando no frenamos el desarrollo mental , emocional y espiritual durante cualquier estación de la vida. Como escribió el salmista, “Enséñanos a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12). Los días pasan rápido y en cada uno de ellos es necesario aprender para adquirir sabiduría. No se trata de matar el tiempo, se trata de redimir el tiempo, de exprimir las horas para aprender las lecciones que la vida nos depara con sus circunstancias y que son muchas.

En la historia ha habido gente mayor que ha aportado a la sociedad sus proyectos, ilusiones y buen hacer. Así como otros su mal hacer que han traído desgracias. Platón recomendaba que para gobernar la república se tuviera como mínimo 50 años. ¡Claro de los de entonces que ya era una edad avanzada! Miguel Ángel, muy mayor, modeló la cúpula de San Pedro. A los 82 años Goethe finalizó su obra “Fausto”. Isabel II a los 96 falleció y hasta dos días antes nombró a la nueva primera ministra.

Leí en cierta ocasión que un señor se quejaba de sus achaques, como temiendo que pronto la muerte llamara a su puerta. Alguien le dijo: “Pero a usted, que ha vivido ya mucho, que le quiten lo bailado”. A lo cual respondió rápidamente: “Es que yo quiero seguir bailando”.  Y yo digo, seguir bailando si, pero madurando, motivado, con ganas de cambio, con ilusiones, con esperanzas de contribuir a que este mundo sea mejor. Con fe de que el camino que nos abrió Jesús es el mejor para vivir con sabiduría y proyección de eternidad, como dice la Biblia: “aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Por lo tanto no seáis necios, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor” ( Efesios 5:16-17).

Autor: Jorge J. Pastor-Mut. Dénia, 14 de septiembre. El autor es pastor evangélico bautista. (Ver biografía de Jorge J. Pastor-Mut)

Jorge Pastor Mut

Jorge J. Pastor-Mut

© 2022- Nota de Redacción: Este artículo fue escrito originalmente por el autor para Noticias Marina Alta - Canfali. Se publica en este espacio con permiso del autor.

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