A VUELA PLUMA

¡No talemos los árboles!

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andavert-biblia-1000(José Luis Andavert Escriche, 01/06/2012) Las crónicas romanas narran que la península ibérica era tan frondosa y cubierta de bosques que una ardilla podía recorrerla de norte a sur, desde los Pirineos hasta Tarifa, sin tocar el suelo. Los árboles eran la calzada por la que transitar sin caer en los peligros del suelo, sin tocar suelo.  Hoy difícil sería dicha aventura cuando gran parte de la península es lo más parecido a un paisaje en proceso de desertización.

Esta imagen me lleva a pensar en nuestra sociedad. Nosotros transitamos por el solar de nuestra vida, de nuestra historia cotidiana, en el contexto de una sociedad de tradición judeocristiana. Desconocer esto es tocar suelo y perder contacto con la calzada en nuestro tránsito.  Sin embargo, parece como si nos hubieran talado los árboles del camino. Son muchos los que de modos, en ocasiones muy subliminales y de manera sibilina, tratan de deforestar la cultura. Poco a poco en aras, unas veces de la pluralidad, otras del  respeto y otras de la convivencia, van desapareciendo los códigos de nuestra cultura en un desprecio cada vez más generalizado por los valores del cristianismo por parte de  los que denominaré  “líderes” sociales de diverso pelaje.

Sin la historia de la fe cristiana, sin los valores de la tradición judeocristiana, es imposible entendernos a nosotros mismos. Es más, Occidente no es.  Aún más, occidente se desmorona en cuanto olvida sus orígenes y lo que ha dado sentido a su historia. Porque queramos o no, los valores, la moral y la ética cristiana han sido el fundamento de lo que hoy somos y tenemos. Miremos nuestra arquitectura; nuestra pintura; nuestra música; en fin, nuestra cultura, incluso nuestros avances en derechos humanos, derechos del trabajador, ética del trabajo… todo esto tiene unos códigos de matriz cristiana que sin ellos, es como querer transitar de los Pirineos a Tarifa a sin tocar suelo, nos faltarían los árboles, una tarea imposible.

Así, a vuela pluma, me parece que si occidente, nuestro país, quiere recobrar el sentido tendrá que recobrar sus raíces y para ello redescubrir el mensaje cristiano. En esta tarea los cristianos jugamos un papel fundamental de testimonio y voz profética. No debemos “arrugarnos”, ni pedir perdón por ser cristianos sino más bien actuar con decisión en los parámetros del testimonio de vida y de la ética cristiana en cada circunstancia de la vida, y dejar constancia de unos  valores, que hechos virtud en cada uno de nosotros como personas pero también en la colectividad del pueblo de Dios, den testimonio de aquel que nos sacó de la oscuridad a la luz. Y eso necesita nuestro mundo LUZ. Mucha luz ante la noche oscura del tiempo presente.

Sin los árboles la ardilla cae al suelo. Sin la historia cristiana como código de lectura de nuestra realidad talamos la continuidad histórica que nos permite comunicarnos entre nosotros mismos, con el fin de que entendiendo quienes somos podamos construir, entre todos,  un mundo mejor.

Autor: José Luis Andavert Escriche

© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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