OPINIÓN
El intrusismo de Hawking
por Jorge Fernández Basso | 18/05/2011
 “Cuando tenÃa todas las respuestas… me cambiaron las preguntas†(Anónimo)
Casi todos hemos sucumbido alguna vez ante la tentación de pontificar sobre temas acerca de los cuales no tenemos ni la información, ni la preparación, ni la experiencia necesarias. Detrás de este impulso que nos lleva a opinar o tener respuestas para todo, suele agazaparse algún tipo de inseguridad inconsciente.
Nos equivocarÃamos, además, si pensáramos que esto sólo les pasa a las personas ignorantes, o poco inteligentes, o demasiado “bocazas†(1). Lo cierto es que, aún las personas más brillantes y bienpensantes pueden ser presa de esa tentación, exponiéndose al error y al ridÃculo.
Más aún, pudiera ser que fueran ellas las más expuestas a esa tentación. ¿Por qué? Pues muy sencillo, porque son estas personas –admiradas y reconocidas por su sabidurÃa- las que con frecuencia tienen mayores dificultades para pronunciar las dos palabras más indigestas para el ego humano: “No seâ€.
Ni siquiera el genial astrofÃsico Stephen Hawking se ha librado de caer en esa tentación al afirmar, en una reciente entrevista concedida a The Guardian, que “el Cielo no existe†y que es “un cuento de hadasâ€. Todo un atrevimiento por su parte ya que, como hombre de ciencia que es, deberÃa saber que ninguna de las disciplinas en la que es experto le faculta para realizar semejante afirmación.
Uno pudiera preguntarse, ante una declaración tan poco cientÃfica por parte del cosmólogo británico, cuánto de rigor cientÃfico y cuánto de especulación ideológica pudiera haber en el contenido global de su trabajo. Pero el premio PrÃncipe de Asturias de la Concordia (1989) goza de la inmunidad acrÃtica que se les concede a los genios, por lo que seguramente pocos se harán esta pregunta.
Además, no nos atreverÃamos desde de estas modestas lÃneas a desautorizar a Hawking como hombre de ciencia, cuya enorme valÃa (no su infalibilidad) está fuera de toda discusión. Pero cabe cuestionar y cuestionarle el ejercicio de intrusismo (2) en el terreno de la fe que constituyen sus afirmaciones.
Suponemos que debe ser duro de asumir, para una persona con una mente tan brillante como la del autor de "Una breve historia del tiempo", que pueda haber algún área del saber que esté fuera del alcance de sus centelleantes neuronas y de su capacidad de comprensión.
Debe resultar muy humillante para un intelecto prodigioso como el de Hawking oÃr hablar de un Dios Creador, que se esconde de personas como él y de sus poderosos telescopios, pero que se da a conocer a los niños y a los que son como ellos (Mt. 11:25). O admitir que, el conocer la “Mente de Diosâ€, no será nunca “el triunfo de la razón humana†–como aventuraba en uno de sus libros- porque, según la Biblia, esa “Mente divina†sólo está al alcance del “hombre espiritual†(1 Cor. 2:1-15,16); no del “hombre de cienciaâ€.
¿Qué hay detrás de esas afirmaciones “metafÃsicas†de Hawking? ¿Una estrategia comercial, como le acusaba su primera esposa durante el proceso de divorcio? ¿Una expresión de enojo contra Dios? ¿Hasta qué punto responden a convicciones sinceras?
¿O será que estamos asistiendo al final de la carrera cientÃfica de Hawking? Porque, ¿no es un sÃntoma negativo, en un hombre de ciencia, empezar a tener más respuestas que preguntas?
Hace miles de años, el rey David hacÃa una lectura del Universo totalmente inversa a la de Hawking; es decir, desde la fe en el Creador:
 “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
   La luna y las estrellas que tú formaste,   Â
 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
   Y el hijo del hombre, para que lo visites?†(3)
Comparando ambas cosmovisiones surgen interesantes contrastes.
Jorge Fernández |
En un caso - el de Hawking-, el Universo es contemplado desde la mirada autosuficiente de la razón humana… Es una mirada soberbia, que desecha a Dios del cuadro. En el otro caso -el de David-, el observador expresa su asombro y su sensación de pequeñez ante la Gloria y la sabidurÃa de Dios. Es la mirada de un corazón humillado, que le lleva a preguntarse sobre su propia condición humana.
Qué interesante. Mientras que el primero ofrece todas las respuestas (aunque sean el “azar y la nada†como origen de todas las cosas); el segundo sólo tiene preguntas.
Responderse o preguntarse… ¿Cuál es la actitud más cientÃfica?
Autor: Jorge Fernández Basso
(1) “Bocazasâ€. Expresión popular. Que padece de incontinencia verbal.
(2) Intrusismo. Tomado prestado del concepto de "intrusismo profesional", que es el ejercicio de actividades profesionales por personas no autorizadas legalmente para ello.
(3) La Biblia, Salmo 8Â
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