PROYECTO DE DIACONÃA / ESCOLARIZACIÓN DE NIÑOS GITANOS

Combatiendo desigualdades educativas

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Un nuevo proyecto de la entidad evangélica Diaconía potencia la integración social y la escolarización dentro de la etnia gitana involucrando a las familias, la iglesia y el colegio.

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Conchi Rodríguez en Maside (Orense) en el poblado de la Fontela.

Diaconía, red de acción social de iglesias e instituciones evangélicas creada por FEREDE, ha puesto en marcha un proyecto de compensación de desigualdades educativas que busca fomentar la escolarización del alumnado gitano, prevenir el absentismo y el abandono escolar, así como impulsar las relaciones interculturales y la integración social.

Además, uno de los objetivos más importantes es implicar a los padres de los niños, concienciándoles acerca de la importancia de su educación.

Involucrar a los padres es importante ya que como asegura Conchi Rodríguez, trabajadora social de la entidad, “es fundamental mostrarles las ventajas de que sus hijos no falten a clase, terminen su educación obligatoria y retrasen la edad en la que se casan o son padres. Sabemos que hace falta que los propios padres deseen participar en esto, y eso se consigue ganándose su respeto, confianza y aceptación. Por tanto, es una tarea que llevará tiempoâ€.

EL PROBLEMA DEL ABSENTISMO ESCOLAR

El proyecto surgió dado el interés de Diaconía en trabajar con la población gitana. A este interés, se sumó la preocupación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ante la dificultad de este colectivo para terminar sus estudios. Esto les incentivó y presentaron una solicitud de subvención a dicho Ministerio. El siguiente paso consistió en contactar, a través de la Consejería de Enseñanza Religiosa de FEREDE, con los profesores de religión evangélica en diferentes Colegios e Institutos de Educación Secundaria en varias ciudades de España.

La pregunta era si entre sus alumnos había menores de etnia gitana y si sufrían los problemas derivados del absentismo escolar. Se contactó también con los directores de los Centros Educativos, puesto que era necesario su apoyo expreso para desarrollar el programa en sus planteles y así empezó todo. “La respuesta fue estupendaâ€, nos cuenta Conchi Rodríguez. Se interesaron más Centros de los que se podían incluir en el programa.

El proyecto financiado por el Ministerio de Educación y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, comenzó en el CEIP Severo Ochoa de Madrid, donde acuden los menores que viven en la Cañada Real, y el CEIP La Paz en Cuenca. Este año se han sumado el IES Joaquín Murube de Sevilla, situado en el barrio de las 3.000 viviendas en el que viven 50.000 personas de etnia gitana, y el CPI Terras de Maside en Orense.

TRABAJO COLABORATIVO

Su método de trabajo abarca tres direcciones, ya que se trabaja desde el Centro Educativo, en donde se “realizan actividades de refuerzo escolar, talleres de hábitos de higiene, salud buco-dental, educación en valores, resolución de conflictos, talleres de coigualdad, prevención de violencia de género, educación afectivo-sexual, roles dentro de la pareja, matrimonios tempranosâ€, entre otras.

Fuera del centro educativo, se tiene previsto trabajar en las iglesias de Filadelfia donde acuden los menores escolarizados en dichos centros y trabajar también con sus padres, ya que como explica Rodríguez, “muchos de estos chicos y chicas no tienen el hábito ni el espacio adecuado para poder realizar sus deberes y estudiar cuando llegan a su casa, con lo que, todo el trabajo hecho en la clase se ha de reforzar también fuera de ellaâ€.

El deseo de la entidad es ampliarlo a otros Centros que ya expresaron su deseo de que dicho proyecto se desarrolle en sus aulas, pero son conscientes de que el éxito del programa no depende sólo de sus profesores y educadores sociales. También, entran en juego otros factores como la “acogida que tenga dentro de las iglesias Filadelfia, de sus pastores y de los padres de los menoresâ€, expone Rodríguez. Quien matiza que “en esta área hay que trabajar mucho, y hay que hacerlo despacio, sin imposiciones, sin prejuicios y con respeto a estas personas y su cultura. Es un trabajo comparable a una carrera de fondo, no a una prueba corta de velocidad, y lo sabemosâ€.

Actualmente, 300 alumnos de etnia gitana, de un total de 1.372 alumnos/as matriculados/as, forman parte de este proyecto que en dos años ha logrado reducir las ausencias de los menores en un 10%.

Fuente: Protestante Digital / Naftalí Paula Veloz