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500 AÑOS DE REFORMA - por Juan Manuel Quero

La rémora de España como escenario de los Habsburgo y de la Contrarreforma

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"Carlos V y el furor" / Museo del Prado

(JUAN MANUEL QUERO, 31/03/2017) | En España, durante muchos siglos, todo lo que no tenía un tinte Católico Romano se podría considerar como algo ajeno, a su tradición y a su propia idiosincrasia y formación geopolítica.

Actualmente, cualquier grupo cristiano que no sea católico, todavía sigue siendo algo extraño, incluso para las instituciones públicas, a pesar de la legislación vigente. La pedagogía que se sigue, en las distintas proyecciones sociales, sigue teniendo este calado institucionalista y católico. Si bien, en las capitales de provincia suele existir una apertura más amplia, debido a la influencia de todos aquellos que proceden de otros lugares. Está mayor aceptación también se da por existir un buen número de iglesias o lugares de culto que se manifiestan sin complejos de inferioridad. No obstante, siguen existiendo restricciones, y medidas coercitivas y discriminatorias, frente a lo que sigue siendo la Iglesia Católica en España. Es común tener impedimentos poco fundamentados, para autorizar evitar el desarrollo de sus programas, algo que se puede constatar y demostrar en las muchas quejas de iglesias al respecto, y en los comunicados, que por este motivo la FEREDE [1] tiene que seguir realizando.

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"Carlos V dominando al Furor Protestante", obra de León Leoni / Museo del Prado

Pero, asomándose, aunque sea con cierto disimulo a la Historia de esta tierra, de España, uno se percata de que esta actitud de tratar a aquellos españoles o residentes con este remilgo, y como si fuesen advenedizos, tiene que ver con un chauvinismo centrado en ciertas contradicciones. Estas, a lo largo de los siglos parecen tener una voluntad impertérrita por mantener unos criterios contradictorios con un país que es plural por su regionalismo, asentamientos y culturas. Esto además se hace más evidente cuando este modelo social va en contra de todo aquello que supone una mayor apertura de conciencia y de libertades, y en este caso, de forma especial de libertad religiosa, que es una de libertades más fundamentales del ser humano.

La misma Dinastía de los Habsburgo, que es coetánea a la historia de la Reforma Protestante, y de la misma Contrarreforma, estaría compuesta por reyes que procederían de otros países, con culturas muy diferentes a los territorios integrados en lo que hoy es España[2]. En Austria tendría una fuerte estabilidad. En España, poco antes de iniciarse la Reforma Protestante, los «Reyes Católicos», Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, buscarían la unidad política en España, algo sumamente complicado, viendo para ello una buena posibilidad en la religión Católica. Ésta, la Iglesia Católica, sería la unidad común para Aragón y Castilla, que se componían de diferentes reinos; ésta, y la institución de la “Santa Inquisición”, para erradicar todo lo que estorbara a esta unidad. Así es que judíos y musulmanes eran, o bien obligados a convertirse, o bien expulsados.

La Santa Inquisición y la Iglesia Católica Romana, coexistirían con ese propósito autoritario, e institucional de la unidad. Esto sería también una nota del proyecto desestabilizador de la Reforma Protestante, conocido posteriormente como «Contrarreforma». El mismo papa Alejandro VI les concedería, en 1496, este título de «Reyes Católicos». En este contexto, y tras la muerte del yerno de los reyes católicos, ‒Felipe el Hermoso, que sería el primer Habsburgo con título de rey en España, al casarse con la hija de los «Reyes Católicos», Juana «La loca»‒, sería el Habsburgo, Carlos I de España, y V de Alemania, quien asumiría el reino con diferentes anexiones, llegando a ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

El poderoso Emperador Carlos V, fue un formidable estratega. De sus abuelos, los «Reyes Católicos», habría aprendido la importancia de la religión para buscar alianzas y mantener un imperio unido, que no olvidemos se llamaba «Sacro», y que también era «Romano»: El Sacro Imperio Romano Germánico. El poder del Papa y el peso de la Iglesia eran fundamentales. Actualmente los panteones y diferentes tumbas de estos poderosos reyes, se encuentran bajo techo de la Iglesia Católica, como es el caso de los Reyes Católicos en la Capilla Real de Granada, dependencia de la misma catedral de la ciudad; o la de Carlos V y la de su hijo Felipe II en el Monasterio del Escorial, del que hablaremos en otro apartado.

Es notable que las «dietas imperiales» estarían muy sujetas a la situación de poder en el que se encontrara la Iglesia Católica. Carlos V, en la Dieta de Spira de 1526, fue condescendiente para permitir que las cuestiones referentes a los protestantes se esgrimieran en los mismos estados o ciudades según se viera oportuno, sin imposiciones imperiales. Pero en la Dieta de Spira de 1529, la influencia del papado cambia, y las prohibiciones imperiales surgen de nuevo, protestando una serie de príncipes luteranos, de donde surgiría el apelativo de «protestantes». Esto ocurriría también en otros momentos, como en las Dietas de Ratisbona de 1532 y 1541.

En el Museo del Prado, pasando el umbral de su puerta principal, podemos encontrar ‒como si diera la bienvenida‒, una de las esculturas más conocidas de Carlos V, llamada «Carlos V dominando al Furor» (1550-1553), conocida también como «Carlos V dominando al Furor Protestante». Es una escultura de estilo manierista[3], estilo intermedio entre el arte renacentista y barroco. Aquí, el escultor León Leoni representa al emperador triunfal, con todos sus trofeos a sus pies, entre ellos «el furor» que representa a los protestantes, entre otros. El taller de los Leoni, estaría al servicio de estos monarcas, que desearon manifestar su estado idealizado, frente al cuerpo retorcido del «furor» que parecía no inquietarles, pero, nada más lejos de la realidad. Este «furor» parecía bien encadenado, pero no estaba muerto, y tornaría posteriormente en algo muy diferente.

La fe no es de las instituciones aparte de las personas, o de los individuos. Es de forma personal que el hombre necesita mostrar arrepentimiento y dar pasos de fe como acicate para satisfacer la necesidad espiritual. Carlos I de España, no es que fuera una marioneta en manos de instituciones religiosas; pero la presión, y el peso de las instituciones, y sobre todo si estas estaban avaladas por tradiciones, siglos y el apoyo de muchos, tiene un efecto muy convincente. El ser humano es proclive a proseguir los pasos de las instituciones que infunden una forma de creer, sobre todo si además son autoritarias, e imponen bajo amenazas, o bajo pena de muerte sus creencias.

Pasaron 500 años desde que, de una forma especial, la Reforma quiso romper con esta fe artificiosa, e impuesta, que puede definir territorios y conductas, pero que no es sana, y que inherentemente arrastra su propia condena a morir; que extorsiona, y crea un clima de tensiones y de presiones innecesarias. El mismo movimiento protestante caería en ciertos errores al respecto, supeditando a sus fieles a directrices rígidas, que no pudieron prosperar, o que al menos, no hicieron que esto fuera determinante, escapando de ello para seguir proclamando un mensaje que solamente puede ser efectivo desde una perspectiva de libertad religiosa.

QUERO

Después de medio milenio, España todavía tiene un comportamiento social, que reproduce muchas de estas directrices del tiempo del autoritarismo de los Austrias. La dictadura de Franco sería también un resorte para impulsar en estos modelos, nuevos incentivos de sometimiento a un institucionalismo confesional. Este buscaba igualmente una nación bajo una línea de pensamiento, bajo una autarquía también en las ideas y en los sentimientos de fe. Se impuso así un Nacional-catolicismo. El mismo escudo de España, durante el franquismo, retomaría símbolos de los Reyes Católicos, e incluso de Carlos V. El tiempo pasado desde la dictadura que enarbolaba todas estas remembranzas arcaicas, que quitan la libertad de creer y de pensar al individuo, para dárselo a las instituciones, es más bien corto. Esto puede hacernos entender el motivo por el que todavía, en lugares como España, existan trabas para vivir el evangelio de forma libre. El pueblo protestante, heredero de la Reforma, así como ese nuevo pueblo emergente que se establece por la misma obediencia a lo que se considera la Palabra de Dios, la Biblia, no se deben amilanar por estas cortapisas sociales, que vienen dadas desde tiempos remotos, y ha de seguir revindicando una libertad plena para vivir su fe, y proclamarla.


[1] FEREDE: Siglas de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, que es la entidad que aglutina a la mayoría de las iglesias evangélicas de España y las representa ante el Estado.

[2] El mismo nombre de «Habsburgo» hace referencia a un lugar de Suiza, concretamente al castillo suizo de Habichtsburg, que significa «alcón», residencia familiar de los Habsburgo en los tres primeros siglos, en lo que hoy es el Cantón de Argovia, en la actual Suiza.

[3] El manierismo ya va indicando algo de la exuberancia del barroco que se iría introduciendo también en España en el Siglo XVI.


© 2017. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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Todos los cristianos evangélicos debemos mucho a la Reforma Protestante, estando más unidos a esta de lo que podríamos pensar. Yo no me considero ni luterano, ni calvinista, ni zwingliano, ni seguidor de algunos de los reformadores más o menos destacados de ese tiempo tan significativo; pero,  me puedo identificar con una buena parte de sus enseñanzas, pues, hay algo común, y es la base de Las Escrituras.

Muchos evangélicos podríamos decir que nos convertimos en un contexto que nada tiene que ver con la Reforma Protestante, y que Cristo se nos reveló a través de la lectura de la Biblia, o de una predicación o mensaje que tenía esta base, sin más datos, o planteamientos de terceros. Esto que es lo que yo llamo «evangelicalismo», es decir, el surgimiento de creyentes e iglesias por un encuentro con el evangelio, y por tanto con Cristo, no está ajeno de una realidad, que queramos o no, nos une con la Reforma Protestante, --a pesar de que esto no suponga que seamos iglesias reformadas en el sentido histórico a lo que se refiere esta clasificación.

El encuentro con la Palabra de Dios ha sido facilitado, porque muchas personas no escatimaron esfuerzo, --especialmente desde esta Reforma del siglo XVI--, para que la Biblia pudiera ser asequible a todas las personas. Esto significaría traducirla a las lenguas vernáculas, en el idioma de cada pueblo, pues solamente podría encontrarse la traducción en latín, de La Vulgata, realizada por uno de los Padres de la Iglesia, como fue San Jerónimo.

Pocos, sabían leer, pero más distante se haría el conocimiento de la Biblia en latín, que solamente estaba al alcance de muy pocos, además del clero. Por otro lado habría que liberalizarla de la posesión de los que habían hecho de ella un monopolio de su traducción, lectura e interpretación, para que pudiesen adquirirla y leerla todas las personas. Por ello entre las «cinco solas» de Reforma Protestante, que marcan los énfasis de la misma, la primera era «Sola scriptura».

Así podríamos hablar de La Biblia de Lutero, de la que ya he comentado diferentes cuestiones en otras reflexiones. Esta última, en la que trabajó hasta su muerte, sería la base para muchas versiones y biblias en el idioma germano y en otros lugares.



Juan Manuel Quero Moreno. «Un nuevo descubrimiento relacionado con la Biblia de Lutero». En: Actualidad Evangélica. [En línea]. Disponible en: <https://www.actualidadevangelica.es/index.php?option=com_content&view=article&id=8501:un-nuevo-descubrimiento-relacionado-con-la-biblia-de-lutero&catid=37:pensamiento> [Consultada el 10 de junio de 2016];

Nathalie Rabines Rodríguez. «Proceso de la traducción de la Biblia de Martín Lutero». Facultad de Traducción e Interpretación Universitat Autònoma de Barcelona. [En línea]. <https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2015/tfg_25863/RABINES_RODRIGUEZ_NATHALIE_1268864_TFGTI1415.pdf>. [Consultada el 10 de junio de 2016].

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