COMUNICADO DE LA IGLESIA EVANGÉLICA ESPAÑOLA (IEE)
No puede existir paz sin justicia
(IEE, 27/05/2007) La Iglesia Evangélica Española[1] ha seguido con interés el movimiento ciudadano que, de forma espontánea, se inició el pasado 15 de mayo. Un movimiento que pone ojos, cara y voz a la indignación ciudadana provocada por la forma dramática que ha tomado la crisis económica y su gestión en su quehacer cotidiano, en sus perspectivas de futuro y por la desconfianza surgida tanto en la clase política como en los agentes sociales.
Como cristianos y cristianas deseamos mostrar nuestra solidaridad y apoyo con las justas reclamaciones del movimiento del 15 de mayo, y apreciamos la forma pacífica que han tomado sus acciones. Al mismo tiempo lamentamos los acontecimientos que en las últimas horas han ocurrido en Barcelona cuando las fuerzas de seguridad han desalojado a los acampados con un uso desproporcionado de la fuerza ante la que “los indignados” no han ofrecido resistencia violenta.
No puede existir la paz sin justicia, y cuando observamos que muchos de nuestros ciudadanos y ciudadanas experimentan situaciones sangrantes de injusticia debemos con tristeza afirmar que no vivimos en un país en el que la paz justa se haya hecho carne. Por ello, con el Consejo Mundial de Iglesias[2], decimos que “la resistencia no violenta es fundamental para el camino de la paz justa. Una resistencia bien organizada y pacífica es activa, tenaz y eficaz” frente a las situaciones de injusticia que los ciudadanos experimentan. Afirmamos que “la fortaleza de los poderosos depende de la obediencia y sumisión de los ciudadanos” y por ello estamos plenamente convencidos de que “las estrategias no violentas -para la consecución de la paz justa- pueden incluir actos de desobediencia civil e insumisión”.
Nuestras iglesias, a la luz del Evangelio, oran y actúan a favor de una paz justa en España, Europa y en el resto del mundo, con la certeza y la esperanza de que otro modelo de sociedad es posible. Un modelo de sociedad en la que se besen la paz y la justicia, a la manera de lo que nos enseñó Jesús de Nazaret.
Fuente: Departamento de Comunicación de la Iglesia Evangélica Española, 27 de mayo de 2011
