ANÉCDOTAS DE UN PASTOR JUBILADO (18) / por MÁXIMO GARCÍA RUIZ

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"La elección fue Valladolid, la ciudad más importante de una extensísima zona entre Galicia y Madrid sin presencia bautista [en la década de los 80]".

Foto de Fernando Santander en Unsplash

(Redacción, 21/03/2025) El siglo XX estaba dando ya sus últimos coletazos. Después de un susto nacional morrocotudo ocasionado por un amenazador golpe de Estado, la democracia en España parecía que estaba consolidada.

La tolerancia religiosa se había transformado en libertad religiosa. Los evangélicos españoles estábamos de enhorabuena al comprobar que los campos, listos para la siembra, se abrían a la evangelización por tanto tiempo soñada.

La misión en Valladolid de la que la Iglesia de Lacy de Madrid[1] era “iglesia madre”, se había quedado sin dirección pastoral. Me pidieron que, de forma interina, me hiciera cargo de dicho pastorado, añadiendo esa actividad a mis ya saturados compromisos y obligaciones. Atenderla desde Madrid, se entiende, viajando cada fin de semana de Madrid a Valladolid y viceversa, durante todo un año.

Pero vamos a retroceder unos años, rememorando los inicios de esa misión bautista.

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La década de los 80, siglo XX, había superado ya su ecuador y, con ella, finalizaría el ejercicio de mi responsabilidad como Promotor-Coordinador de Misiones y Evangelización de la UEBE[2] a nivel nacional llegaría a su fin. Antes de que llegara ese momento, quería poner en marcha un nuevo proyecto de inicio de una comunidad de creyentes, en algún lugar estratégico donde a efectos de la UEBE no existiera ninguna presencia bautista.

La elección fue Valladolid, la ciudad más importante de una extensísima zona entre Galicia y Madrid sin presencia bautista. Lo habitual para abrir una misión nueva, era hacerlo a partir de alguna persona, familia o pequeño grupo ya existente en el lugar. En Valladolid no había nadie identificado con la confesión bautista.

Diseñamos un proyecto diferente a los habituales. Dos familias de misioneros se instalarían en la ciudad y emprenderían la labor evangelizadora utilizando sus propios domicilios, en una primera fase, como lugares de reunión con los nuevos contactos. Fueron designados para esa labor pionera los misioneros brasileños Joezer Lima y Dina Portela y los españoles Francisco Madrigal y Asunción Lendinez. Estos últimos cambiarían pronto a otro ministerio y quedaron solos los misioneros brasileños. Y, efectivamente, con los años, en Valladolid se ha formado una congregación bautista consistente que, en julio de 2024, después de 35 años de recorrido desde su inicio, ha sido constituida como Iglesia independiente en el seno de la UEBE.

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Ahora viene la anécdota. Transcurrido un año de mi pastorado interino en Valladolid, consideramos que era el tiempo de buscar un pastor o pastora estable y residente. Teníamos una opción inmediata, Ana María González Gilmartín, miembro de la congregación, había cursado sus estudios en el Seminario bautista de Madrid. La propusimos a ella como pastora. La congregación la aceptó, salvo…

Una familia de la Iglesia era de etnia gitana, integrados perfectamente en la congregación. El patriarca de esa familia se opuso radicalmente a tener un pastor que no fuera varón; no estaba dispuesto a aceptar a una mujer como pastora.

Las discriminaciones no siempre son de las mayorías respecto a las minorías, sino al revés. Lamentablemente perdimos a esa familia, pero no era tolerable aceptar su postura.

*** Notas:

[1] El autor se refiere a la Primera Iglesia Bautista de Madrid, sita en calle General Lacy

[2] UEBE, son las siglas de la Unión Evangélica Bautista de España

Autor: Máximo García Ruiz. Marzo 2025 / Edición: Actualidad Evangélica