LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS - POR JUAN MANUEL QUERO
"Así como REMAR, surgirán otras entidades evangélicas con una fuerte proyección social. «RETO» (Rehabilitación de Toxicómanos) surgirá poco después en Santander (1985)"
Voluntarios de REMAR ofrecen ayuda a los refugiados de la guerra en Ucrania / Foto: REMAR
(JUAN MANUEL QUERO, 05/12/2023) | Los avivamientos a lo largo de la historia surgen por una acción en forma de cruz. La relación vertical con Dios impulsará a una correcta relación horizontal con el prójimo y la sociedad.
Surgirán así entidades como REMAR (Rehabilitación de Marginados). Esta entidad se fundará en 1982 cuando dos creyentes, Miguel Díez Álvarez (Director Gerente de Clínica Álava) y su esposa M.ª Carmen Jiménez Sanz, sienten un llamamiento para ayudar a las personas excluidas en la sociedad. Por ello hipotecan y veden parte de sus propiedades, para comprar la finca Mendiola, en Álava. Allí comenzarían dos centros, uno en su casa, y otro en esta finca. Inicialmente recibirían entre otros a drogadictos y alcohólicos. Actualmente, esta entidad, se encuentra en 70 países, con más de 1.500 proyectos activos. Su propósito de ayudar se da en un planteamiento integral, predicando el evangelio y cuidando tanto las necesidades espirituales como materiales[1].
Todo ello nos lleva a uno de los elementos que suelen darse cuando se hace necesario un nuevo despertar o avivamiento cristiano. Esto es la desinstitucionalización de una denominación o de una confesión u organización, que ha dejado presa o bajo su propia interpretación o interés la guía o la forma de entender y vivir «la Palabra de Dios».
El bagaje de las confesiones de fe, así como de las diferentes denominaciones que se han ido formado hasta la actualidad, nos presenta una situación interesante. Si bien, algunos hablan del fin de las denominaciones evangélicas, como grandes organizaciones, lo cierto, es que siguen teniendo un peso específico. La individualización enfática de la ultramodernidad no ha eliminado las denominaciones, pero, sí que ha creado una perspectiva diferente respecto a las mismas.
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Sería necesario ajustar los planteamientos y enfoques con la realidad social y cultural, para ser efectivos en la comunicación del Evangelio, pero, también, en la aplicación de este. Quienes no hayan querido tomar las medidas necesarias, guiados por el Espíritu Santo, y por la misma Palabra de Dios, quedarán como otras muchas organizaciones en el pasado, anquilosadas en su tradición y en su estructura; perdiendo, relevancia y efectividades en su presente. La Biblia es muy clara al respecto:
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24).
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1-2).
En este tiempo, serán muchas las iglesias que se formen de manera independiente bajo un tipo y nuevo evangelicalismo en el que, por conversión genuina, por la lectura de la Biblia, podrán implantarse. Otras surgirán desmembrándose de otras confesiones o denominaciones con las que no pudieron subsistir. La proyección misionera e implantación de nuevas iglesias con enfoques evangelísticos también tendrá su importancia, para dar una respuesta evangelizadora, según las necesidades existentes.
Esta individualización no será excluyente, sino que podemos ver cómo surge una teología de «vasos comunicantes» en los que se hace necesario, ante la diversidad, mantener una unidad como pueblo de Dios. Como escribía mi amigo Antonio Cruz: «La comunidad cristiana debe celebrar la Vida en oposición a la muerte haciendo resucitar la fraternidad y la solidaridad por encima del egoísmo e individualismo.»[2]
Así como REMAR, surgirán otras entidades evangélicas con una fuerte proyección social. «RETO» (Rehabilitación de Toxicómanos) surgirá poco después en Santander (1985). Su objetivo, como recogen sus estatutos, será: «la ayuda moral, cultural, material y espiritual a personas pertenecientes a diversos colectivos socialmente marginados, especialmente, drogodependientes. Esta ayuda tendrá carácter voluntario, gratuito y personalizado, atendiendo a las necesidades de cada individuo».[3] Así mismo surgirán otras por estos años, como Betel España, que se establecerá en Madrid, y que se dedicará igualmente a «la restauración de vidas». Otras trabajarán por la libertad de la esclavitud, la explotación y trata de personas; así como en otros muchos ámbitos de ayuda humanitaria.
No estamos entrando en todo lo que esto significará en la Iglesia Católica, pero su efecto también será bastante fuerte; ya que lo que se llama la «Renovación Carismática Católica» se remontará al año 1967. En este caso se deberá a la influencia que tendrían algunos líderes y pastores pentecostales. El libro del pastor pentecostal David Wilkerson, «La Cruz y el Puñal», que trata sobre la experiencia de unos pandilleros neoyorquinos, llamará la atención de unos jóvenes catequistas, así como de dos profesores, William Storey y Rapoh Keifer de la Universidad de Duquesne, Pensilvania (EEUU). Además, el pastor David Johannes du Plessis, que también era pentecostal, y uno de los que se han considerado como fundadores del movimiento carismático, fue invitado para tener una participación como representante pentecostal en el Concilio Vaticano II.
Todo esto supuso una fuerte inquietud en el seno de la Iglesia Católica, llegando muchos sacerdotes a una comprensión diferente de la obra del Espíritu Santo, y experimentando una unción especial. Este movimiento llegará también a Latinoamérica de la mano de otros católicos, pero también de otros protestantes presbiterianos y bautistas. La propagación tendrá coincidencias con el carismatismo de los evangélicos o protestantes, ya que después de cundir en América llegará también a España y a Europa.
No cabe duda de que para avanzar en esta nueva etapa, donde se nos han roto tantos proyectos, y donde la «Torre de Babel» se resquebraja una vez más, se nos presenta una nueva oportunidad para reconocer que Dios no está tan arriba, sino que está junto a nosotros, para darnos un nuevo despertar. No es cuestión de basar todo en la improvisación, pero sí lo suficiente como para estar dispuestos a avanzar y confiar en los proyectos de Dios. Esto nos puede hacer más vulnerables en cuanto a nuestra autoridad y poder personal o institucional, pero, al mismo tiempo nos hará más fuertes en Cristo: «Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2ª Corintios 12:10).
En este nuevo tiempo es crucial verificar lo que decimos con nuestro testimonio. Esto no parecerá algo nuevo, pero quizás la novedad esté en que lo que decimos cuadre más con lo que somos. Nuestro mensaje ha de manifestar que somos pecadores; como aquella mujer que en casa de Simón el fariseo derramó un valioso perfume, postrándose a los pies de Jesús para señalar al Salvador. Es así que se podrán oír las palabras del Maestro: «Ve en paz».
*** Notas:
[1] Cf. «Remar» [En línea]. Disponible en: https://remar.org/que-es-remar/ [Consultada el 23 de abril de 2022].
[2] Antonio Cruz. PostModernidad: El evangelio ante el deseo del bienestar. Terrassa (Barcelona): Editorial Clie, 1997, p. 193.
[3] «Asociación RETO a la Esperanza» [En línea]. Disponible en: https://asociacionreto.com/que-es-reto/ [Consultada el 23 de abril de 2022].
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
© 2023. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
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