OPINIÓN / POR MÁXIMO GARCÍA RUIZ
Religión de la carne y del espíritu
Textos de referencia Génesis 4:1-7 y Hebreos11:4
Cain and Abel / Palma il Giovane (1576)
(Redacción, 06/11/2023) Un término muy utilizado en nuestros días es “pluralidad”. Pluralidad de razas, de lenguas, de costumbres y, por supuesto, pluralidad de religiones. En nuestro mundo hay muchas, infinidad de religiones.
Pablo, no obstante, hace una clasificación muy reducida. Él dice que sólo hay dos religiones:
1. La religión de la carne y
2. La religión del espíritu.
Y estas dos religiones están representadas en dos personajes bíblicos: Caín y Abel.
La religión de la carne está personificada por Caín y tiene tres rasgos distintivos:
> Pretende que el hombre caído puede adquirir una justicia del agrado de Dios.
> Ignora el estado de ruina total del hombre. Y busca el bien como algo válido para presentarlo a Dios.
> Ignora el estado del mundo. No reconoce que el mundo, a los ojos de Dios, es algo dañado por el pecado.
En resumen, en Caín se conjugan dos tipos de ignorancia: de lo que damos por supuesto que agrada a Dios; del estado de ruina del hombre; y el estado dañado del mundo.
La religión del espíritu está personificada en Abel. Esta religión no confía en los recursos del hombre, al que estima pecador. Acude a un tipo de sacrificio que merece el beneplácito de Dios. Aquí impera la fe en el Dios que ha de aceptarle, no en base a su valor personal, sino por la gracia divina. Se trata de una fe que prioriza agradar a Dios.
La una, pues, está basada en los recursos de la carne, la otra, en los recursos del espíritu. y ese es un contraste que no debemos pasar por alto.
El Nuevo Testamento transmite la idea de que el pueblo hebreo, con la ley, personifica la religión de la carne. Aunque la ley, divina en su naturaleza, era perfecta, la carne del hombre la convirtió en un instrumento inútil como medio de acercarse a Dios. En contraste, el mensaje de Cristo es un mensaje inclusivo, difundido por los apóstoles, entre ellos Pablo. Cristo es la Verdad eterna, la religión del espíritu.
Y, junto a éstas, se alza la obra “satánica” (encarnación del mal) de engaño al hombre, que la epístola a los Gálatas trata de desvelar señalando la intervención de los judaizantes, empeñados en “añadir algo” por su cuenta. En pocas palabras: añadir a la religión del espíritu la religión de la carne.
Autor: Máximo García Ruiz. Noviembre 2023 / Edición: Actualidad Evangélica
© 2023- Nota de Redacción: Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
*MÁXIMO GARCÍA RUIZ, nacido en Madrid, es licenciado en Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana, licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Teología por esa misma universidad. Profesor de Historia de las Religiones, Sociología e Historia de los Bautistas en la Facultad de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España-UEBE (actualmente profesor emérito), en Alcobendas, Madrid y profesor invitado en otras instituciones. Pertenece a la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Ha publicado numerosos artículos y estudios de investigación en diferentes revistas, diccionarios y anales universitarios y es autor de 31 libros y de otros 14 en colaboración, algunos de ellos en calidad de editor.
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