LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS - POR JUAN MANUEL QUERO
"Vivir bajo la dirección del Espíritu Santo, significará poder («dínamis») para afrontar los problemas y confrontar el pecado. El raciocinio se confronta con la experiencia y los sentimientos; el corazón se confronta con la mente."
«Qué es el Keyrgma» / Representación del siglo XIII, correspondiente a los 12 apóstoles, recibiendo inspiración y preparando el credo / Imagen de dominio público
(JUAN MANUEL QUERO, 02/11/2023) | Continuamos en el punto que nos quedamos sobre en carismatismo en el artículo anterior. Entre todas estas realidades se han realizado muchos sucedáneos de lo que significa una vida renovada, o donde se puede experimentar la plenitud del Espíritu Santo.
Todo ello tiene en común la santidad, pero acorde al control, no tanto de algunas personas iluminadas o manipuladoras, sino con la realidad del Espíritu Santo: «No apaguéis al Espíritu» (1ª Tesalonicenses 5:19). Pero, esto se tendrá que dar en el equilibrio de la Palabra de Dios, o de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El problema se da cuando para intereses o ideologías personales, se resta, se suma, se multiplica o se divide algo del Evangelio (Gálatas 1:8-11). Esto supone que para ser realmente «carismáticos» hay que ser también «kerygmáticos».
Es verdad que la base del «carismatismo» se relacionará con el pentecostalismo finisecular del siglo XIX y comienzos del XX. Será en todo el continente americano donde se encontrará el ambiente más propicio para desarrollarse, tanto en EEUU como en Latinoamérica.
La flexibilización de las estancas líneas de las denominaciones evangélicas facilitará el mover de esta realidad. El énfasis de la etapa inicial de la posmodernidad del siglo XX, que promocionará una comunión más estrecha entre todas las iglesias cristianas y especialmente entre las protestantes o evangélicas, significará una influencia y asimilación natural.
La «metamodernidad» con su énfasis más libre para tomar decisiones y sopesar y analizar la credibilidad de lo que antes se acepta por ser de nivel institucional, animará a buscar entre los evangélicos una experiencia individual y personal. El carismatismo pondrá en alto la relevancia de la experiencia y de los sentimientos o emociones de lo que significa ser cristiano. Vivir bajo la dirección del Espíritu Santo, significará poder («dínamis») para afrontar los problemas y confrontar el pecado. El raciocinio se confronta con la experiencia y los sentimientos; el corazón se confronta con la mente.
Si bien, la Segunda Revolución Industrial (1870-1914), con la aceleración y crecimiento de las nuevas ciudades y las corrientes migratorias, facilitará la propagación del pentecostalismo, la Tercera Revolución Industrial, conocida también como Revolución científico-tecnológica (RCT), en el siglo XXI, proporcionará otras oportunidades creando nuevos movimientos migratorios que se darán por las crisis generadas en Latinoamérica. Se viajará desde países más castigados y empobrecidos hacia los más prósperos. Todo ello facilitado por un mundo más globalizado e intercomunicado.
Las redes sociales, como Facebook, Instagram, YouTube y WhatsApp, entre otras, serán plataformas para compartir los cultos, las predicaciones, y los cánticos cristianos. La música, de notable valor en los cultos o liturgia protestante, será un vector importante para desarrollar ese «sentir carismático». El «telepredicador» dará paso a las nuevas audiencias multitudinarias, pero con efectos y comunicaciones más individuales y selectivas.
Este carismatismo se presentará como un nuevo avivamiento. Las características se darán en la importancia de la oración, de los dones y del fruto del Espíritu Santo, así como de la alegría y expresión más abierta en los cultos, y un reconocimiento mayor del liderazgo, especialmente de los pastores y pastoras, a los que se les deberá un respeto expresado por el apoyo en oración y cuidado de sus vidas.
Al ser algo más transversal, no se darán siempre las doctrinas propias del pentecostalismo, refiriéndonos a algunos temas, como hablar en lenguas como una evidencia de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo. Este movimiento, que se dará en las iglesias históricas y en distintas denominaciones, tendrá sus propias características, al forjarse en el seno de las iglesias que tendrán su propia base doctrinal.
Hay que tener en cuenta que, como en otros avivamientos, no serán solamente acontecimientos sociales y culturas los que Dios usará, sino que evidentemente, siempre surgirán personas que busquen esa renovación ante la estanqueidad y contención que suele surgir por la idea de no perder ciertas maneras identitarias o tradicionales. Hombres y mujeres estarán buscando esa renovación necesaria. En cada país Dios usará a ese «remanente» que despierta ante los aletargados momentos que surgen en la iglesia. En España, por ejemplo, habrá que tener en cuenta que poco antes de este movimiento carismático, comenzarán denominaciones de enfoque pentecostal, como serán las Asambleas de Dios (1963) y la Iglesia Filadelfia que también se desarrollará en los años sesenta.
Además, como en todo el proceso histórico de los avivamientos, en España, como en otros países, hay que destacar la importancia del efecto e influencia de los creyentes y de su experiencia carismática de forma individual. En España, continuando con mi país, donde resido, uno de los impulsores del carismatismo sería mi amigo Alberto Araujo Fernández (1929-2020), pastor de la Iglesia Evangélica Española (I.E.E.). Yo era un joven pastor en la Iglesia Evangélica Bautista de Cartagena cuando pude conocerle. Había oído hablar de él y de su buena oratoria y formación, por lo que le invité para una jornada de conferencias y exposiciones de la Biblia. Pensé, que, siendo ya un hombre mayor, sería alguien serio y distante, pero me encontré con un hombre jovial y cercano. Su sencillez y su conocimiento de la Biblia y de la historia del cristianismo era algo que tenía muy interiorizado, lo expresaba con devoción y entusiasmo. Sin saberlo, estaba tratando con un hombre carismático con el que pude tener alguna relación durante años, a pesar de que por la distancia no pudiéramos vernos tantas veces como me hubiese gustado.
Dejo aquí unas palabras correspondientes a un artículo que se escribió con motivo de su muerte:
Inteligente y sensible, Araújo estudió Semíticas en la Complutense y Teología en Glasgow. Por medio del contacto con evangélicos gitanos tuvo una genuina experiencia carismática. En medio de mucha oposición, inició un movimiento de renovación, del que fue uno de los pioneros en España, que llevó a muchos a una fe personal y sincera, aunque también produjo división. De allí nació la iglesia que estaba en el Paseo de Extremadura. “El siempre evitó los conflictos y énfasis sectarios”, dice De Segovia. “Era amante de la paz y la armonía entre los hermanos”.[1]
La proyección carismática no conllevará solamente un énfasis en la santidad como algo místico o de edificación personal, sino que significará una acción práctica de lo que es el amor al prójimo.
*** Notas:
[1] José de Segovia. "Don Alberto Araújo Fernández partió a la presencia del Señor". En: «Actualidad Evangélica».
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
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