OPINIÓN / REALIDAD AUMENTADA - por MATEUS RODRIGUES
Un premio tras la curva
El autor de este artículo traza una analogía entre las últimas noticias de la Fórmula 1 y la carrera de la vida y de la fe, hoy desafiada por un rival invisible al que esperamos poder adelantar...
Imagen de Carlos Sainz Jr, tras su reciente fichaje por Ferrari
(MATEUS RODRÍGUES*, 19/05/2020) | Nos preguntamos cuándo volveremos al pódium, mientras intentamos devolverle al virus el adelantamiento que nos hizo. Así también en toda nuestra vida cada uno se depara con su gran rival, uno mismo, que nos frena en las curvas y nos hace dudar de la capacidad de llegar a la meta y obtener el premio.
Las informaciones sobre la pandemia actual acaparan las portadas de los medios de comunicación y afectaron incluso el deporte, con la cancelación de competiciones en todo el mundo. Pero durante este parón hay una noticia que ha sido, quizás, la más importante en los últimos meses para el deporte español: Carlos Sainz Jr., piloto de Fórmula 1, correrá por Ferrari a partir de la próxima temporada, ocupando el lugar del alemán Sebastian Vettel.
El hijo del campeón de rallies Carlos Sainz será a partir de 2021 el tercer español en ocupar un monoplaza de Ferrari en la categoría reina del automovilismo. Lo hará tras el malogrado Alfonso de Portago, que corrió 5 grandes premios en los años 50 –obteniendo un pódium–, y el bicampeón Fernando Alonso, que a lo largo de sus 5 temporadas vistiendo el mono rojo fue tres veces subcampeón (2010, 2012 y 2013).
Sin duda correr con Ferrari es el puesto más deseado, porque Ferrari es Ferrari, el equipo más mítico, más laureado, más conocido. Pero la marca del Cavallino Rampante, la hoy tan potente empresa del automóvil que empezó como equipo de carreras antes de la II Guerra Mundial, no construyó su leyenda de un día para otro, y no todo en su historia fue tan brillante como el rojo característico de sus coches. Tanto como empresa como escudería, Ferrari también tuvo salidas de pista, pinchazos y roturas de motor.
UNA HISTORIA CON MUCHAS CURVAS
Ferrari fue creada por el antaño piloto italiano Enzo Ferrari, que empezó su carrera pilotando para Alfa Romeo. Posteriormente, su incipiente equipo fue la sección de carreras de dicha marca y, tras un hiato, después de la Gran Guerra, se afianzaría como fabricante de coches campeones en diversas categorías. La marca también pondría sus máquinas en las calles con sus emblemáticos coches deportivos.
Ferrari, a los mandos de uno de los primero bólidos de su escudería - ABC, ELENAFERRARI.NET
Pero como si del circuito de Mónaco se tratara, con su estrechez y curvas cerradas, Ferrari pasó por épocas complicadas en una historia con muchos giros, empezando por los agridulces años 60. Si en la primera mitad de aquella década acumulaba títulos, especialmente varias victorias consecutivas en las 24 Horas de Le Mans, administrativamente la empresa no pasaba por buenos momentos. A punto de quebrar, su salvación fue la venta al grupo FIAT; pero en los campeonatos las victorias desaparecerían.
En esos tiempos el fabricante estadounidense Ford decidió entrar en el mundo de las carreras para alcanzar al público joven, interesado en coches potentes y glamurosos. Para ello, sabiendo de la situación económica ferrarista, hizo una propuesta de compra de la marca italiana. Sin embargo, Enzo Ferrari no aceptó los criterios de la oferta y finalmente terminaría cerrando un trato con FIAT.
Una situación que le sentó muy mal a Henry Ford II, que decidió poner muchos dólares para desarrollar con éxito sus propios coches competitivos y conseguió, como en una revancha, interrumpir la hegemonía de Ferrari en Le Mans, triunfando también en la Fórmula 1 con los motores desarrollados junto a Cosworth. Tal fue el impacto de la entrada de Ford en las carreras que la escudería italiana no volvería a conquistar el mundial de constructores de Fórmula 1 hasta mediados de los años 70, iniciando otra buena fase que duró más o menos una década.
Hoy uno mira el palmarés de equipos y motores y ve a Ferrari por encima de los demás. Sin embargo, esa ventaja en la Fórmula 1 no se consiguió hasta casi llegado el nuevo siglo con el dominio de Schumacher. Hasta entonces iba detrás de Ford/Cosworth en motores campeones y de Williams en títulos de constructores, empataba además con McLaren y solo un título por delante de Lotus.
Con el Káiser, especialmente junto al fiel escudero Barrichello, la scuderia de Maranello entró en una recta de varios títulos, acelerada por los resultados del dúo Raikkonen y Massa, hasta llegar otra vez a una fase de curvas imposibles, sin conquistas desde entonces. Queda por ver si Sainz y el monegasco Leclerc devolverán a Ferrari a lo más alto del pódium entre pilotos y equipos.
UN PREMIO ASEGURADO
También nos preguntamos cuándo volveremos al pódium en toda esta situación que vivimos de incertidumbre ante un rival difícil de batir. Mientras, intentamos devolverle al virus el adelantamiento que nos hizo. Parece que ya vamos a la par, casi recuperando la primera posición, pero hay que hacer que frene antes que nosotros, para que tras esa curva que deseamos aplanar nos veamos siempre por delante.
Así también, en toda nuestra vida cada uno se depara con su gran rival, uno mismo, que nos frena en las curvas y nos hace dudar de la capacidad de llegar a la meta y obtener el premio. De hecho, de eso habla mucho en la Biblia alguien que parecía ser un fan de las carreras, el apóstol Pablo. Quizás no tanto de las de cuadrigas de su tiempo, lo más parecido a los grandes premios de coches que tenemos hoy, sino más del atletismo.
Y es que Pablo utiliza las carreras como analogía de la vida en diversos momentos, y en su retórica nos habla de una meta, que es Jesucristo, la cual es la que realmente nos da una victoria indiscutible, un premio eterno para los que corren con sus buenas noticias. Y Jesucristo es nuestro compañero o, mejor dicho, el que realmente va conduciendo, quien de verdad nos guía por el camino angosto, el que nos capacita a cumplir el trayecto sin desviarnos de la ruta y completar la carrera siendo más que vencedores.
Quizás lo que estamos pasando hoy se parezca más a un rally, como el Dakar, en el que varias veces triunfó Carlos Sainz padre, con baches que fuerzan la suspensión y dunas que pueden hacer volcar. O quizás sea más parecido a un Ironman disputado campo a través bajo un sol de verano. Pero podemos estar seguros de que con Dios, pase lo que pase, hay un premio asegurado.
Autor: Mateus Rodrigues*.
*Mateus Rodrigues de Mendonça es periodista. Nacido en Brasil, vive en España desde 2003. Desde 2013 forma parte del equipo de Radio Encuentro (Canal de Vida), y también colabora con publicaciones del ámbito protestante de ambos países, entre ellas Actualidad Evangélica.
"La realidad aumentada es un concepto de las nuevas tecnologías que consiste en 'superponer información' sobre una imagen real para enriquecer la visión de la misma con datos e información complementaria. ¿No es precisamente eso la 'opinión' sobre una noticia de actualidad?"
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