OPINIÓN / MÁXIMO GARCÍA RUIZ
Arthur Blessitt 47 años después
"CON LA CRUZ A CUESTAS Varios cientos de personas se congregaron en la Plaza Mayor para escuchar a Arthur Blessitt, el norteamericano que, con una cruz a cuestas, ha recorrido casi 20.000 kilómetros por el mundo predicando el amor cristiano según su punto de vista. A los pocos minutos, la Policía Armada disolvió la concentración, aunque la gente permaneció bajo los soportales observando cómo era detenido el predicador". ( Hemeroteca diario ABC - Madrid, 12/11/1972)
(Máximo García Ruiz, 08/03/2019) Si la memoria no me falla, corría el año 1972, un año en el que se sucedieron acontecimientos relevantes. Francisco Franco, a punto de cumplir los 8o años, se mantenía fuerte en El Pardo. El PSOE y el PCE comienzan a prepararse de cara a la restauración democrática poniendo en marcha sus congresos. Las revueltas universitarias y la lucha obrera están en pleno apogeo. Franco casa a su nieta con Alfonso de Borbón en clara y aviesa intención de manipular la monarquía. Madrid acoge en su policía local a mujeres. Nace la revista de humor gráfico “Hermano Lobo”, dispuesta a convertirse en referente crítico de la vida española. Cataluña y el País Vasco continúan su desarrollo económico por encima de la media del resto de España, gracias a la atención desproporcionadamente preferencial del Régimen a su industria con respeto a otras regiones de España, a ciertos privilegios fiscales y a la inestimable contribución de los inmigrantes otras partes del país.
"CON LA CRUZ A CUESTAS Varios cientos de personas se congregaron en la Plaza Mayor para escuchar a Arthur Blessitt, el norteamericano que, con una cruz a cuestas, ha recorrido casi 20.000 kilómetros por el mundo predicando el amor cristiano según su punto de vista. A los pocos minutos, la Policía Armada disolvió la concentración, aunque la gente permaneció bajo los soportales observando cómo era detenido el predicador". (Hemeroteca diario ABC - Madrid, 12/11/1972) |
Por su parte, las iglesias evangélicas de España, estrechamente hermanadas a través de la Comisión de Defensa Evangélica, siguen luchando por abrir espacios de libertad, después de haber logrado arrancar al Estado la controvertida Ley 44/1967 de Libertad Religiosa. Por esa época, en la que se perciben vientos de una mayor tolerancia religiosa, comienzan a dejarse sentir nuevas tendencias religiosas entre las denominaciones evangélicas, y no sólo en el ámbito pentecostal; nos referimos, entre otras, a la corriente carismática, a cuyo frente se sitúa, entre otros líderes de menor relevancia, el pastor reformado Alberto Araujo. Unos años después, una vez superados los miedos y apaciguados los peligros, arribarían a España otros muchos emisarios de nuevas y cada vez más sofisticadas corrientes teológicas y eclesiales.
En esta misma década cobra una relevancia especial la llegada desde Francia de un nuevo movimiento evangélico, en esta ocasión entre gitanos, de la mano de un tal Palko, payo, un antiguo sacerdote católico convertido a la fe evangélica y “el hermano Emiliano”, gitano, quienes actuaron como maestro y misionero, respectivamente, con gran éxito, entre las comunidades gitanas, hasta convertir la denominada Iglesia de Filadelfia, en la denominación más numerosa dentro del ámbito protestante.
Hago uso de mi memoria sin tirar de hemeroteca, por lo que, si alguno de los datos que ofrezco, simplemente a título de introducción, tienen algún fallo o se omiten algunos otros de menor relevancia, ruego a mis lectores que sepan disculparlo, ya que, en esta ocasión, lo que yo pretendo es recordar el paso de Arthur Blessitt por España, un acontecimiento en cierto modo fugaz que, no obstante, removió muchos sentimientos entre los evangélicos españoles. Arthur Blessitt, “el hombre de la cruz”, venía precedido de una importante leyenda desde su entrada a España por Irún, especialmente con el impagable e inconcebible respaldo que supuso el hecho de que el prestigiado diario ABC de Madrid le dedicara nada menos que toda una portada.
Quien escribe estas líneas, un joven pastor bautista por entonces, se encontraba en esa época inmerso en la envolvente tarea de establecer obra misionera en el barrio de Villaverde Bajo, de Madrid, en lo que llegaría a ser la flamante Iglesia Bautista de Villaverde. Por entonces, los ánimos del movimiento protestante eran firmes pero escasos, debido a las grandes dificultades que se sufrían de parte del gobierno, de la iglesia mayoritaria y de la propia sociedad, así es que la noticia de la llegada del “hombre de la cruz” que ya había sido detenido en Irún encarcelado en San Sebastián y que, no obstante, continuaba su camino cargando la cruz y predicando el Evangelio por donde pasaba, supuso un revulsivo para este colectivo de tan escasa relevancia social.
Alberto Araujo, pastor a la sazón de la Iglesia reformada de la calle Calatrava de Madrid, dotado de una gran preparación y atractiva personalidad, que ya estaba muy influenciado por los vientos de espiritualidad carismática que se iban dejando sentir en España entre algunos sectores evangélicos, convocó a los pastores madrileños a algunas reuniones previas en su iglesia y emergió como el líder que propició el recibimiento en Madrid de Arthur Blessitt. Dada la fama que le precedía y el respaldo que recibió de la prensa secular, su llegada a Madrid de este predicador itinerante supuso todo un acontecimiento entre las iglesias evangélicas.
Arthur Blessitt, de 32 años de edad, procedía de los Estados Unidos, donde había servido como pastor bautista y se había introducido en los círculos de hippies, prostitutas y marginados de todo tipo, predicando el Evangelio. En Sunset Strip, Hollywood, puso en marcha una discoteca cercana a otros locales de alterne, para poder acceder con mayor facilidad a esos sectores y poder cumplir mejor su vocación. Y, a partir de esta experiencia, nace en él el propósito de recorrer el mundo con la cruz a cuestas, predicando el Evangelio.
A Madrid llega Blessitt, por decirlo de alguna forma, en olor de multitudes, después de haber recorrido las tres provincias del País Vasco y pasar por Burgos y otras ciudades del camino. Dado que este escrito va tomando ya cierta dimensión, vamos a centrarnos únicamente en el hecho más destacado de los acontecidos a raíz de la presencia del “hombre de la cruz” en la capital de España. Nos referimos al encuentro multitudinario en la Plaza Mayor.
"La televisión estaba presente. Muchos medios de comunicación habían enviado a sus reporteros. Mientras Arthur se iba acercando lentamente al centro de la plaza, la curiosa multitud observaba sin salir de su asombro y los muchos evangélicos que le rodeaban le acompañaban con arrobo y devoción. Aquello suponía un acontecimiento inimaginable ¡en plena dictadura! ¡Año 1972!" |
El pueblo evangélico fue convocado en la Plaza Mayor, un lugar emblemático para los madrileños, aunque de tristes memoria para los protestantes españoles. Las crónicas recuerdan que fue precisamente en esta plaza donde se llevaron a cabo por la Inquisición los tristemente famosos autos de fe contra los “herejes luteranos”.
Convocatorias de este tipo eran seguidas en esa época por la práctica totalidad del pueblo evangélico y, en esta ocasión, dada la difusión que había tenido el acontecimiento, con más motivo. Entre evangélicos y el público en general, la plaza estaba llena de gente. Recordemos o informemos para las nuevas generaciones que, en España, estaban prohibidas las reuniones de más de 20 personas, incluso en domicilios particulares, si no se disponía de un permiso especial.
La televisión estaba presente. Muchos medios de comunicación habían enviado a sus reporteros. Mientras Arthur se iba acercando lentamente al centro de la plaza, la curiosa multitud observaba sin salir de su asombro y los muchos evangélicos que le rodeaban le acompañaban con arrobo y devoción. Aquello suponía un acontecimiento inimaginable ¡en plena dictadura! ¡Año 1972! Algunos ponían todo su empeño en tocar la cruz, esperando recibir una bendición especial.
Después de un lento caminar, el grupo que acompaña a Blessitt llega al centro de l plaza, junto a la estatua, y allí consigue colocarse el predicador colocando la cruz bien visible. Alberto Araujo actúa de intérprete y comienza la predicación. Un silencio reverente se produjo cuando Blessitt levantó su mano para atraer la atención del público. “Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Hay sólo un camino y yo estoy aquí para hablar de Jesús”.
De pronto, la multitud comenzó a gritar y a correr despavorida. Varias furgonetas de “los grises” y otros a caballo, invadieron la plaza, desde los diferentes accesos. Toda la plaza quedó literalmente tomada por la policía. Una mujer que estaba arrodillada en el suelo cerca de donde yo me encontraba, recibió un fuerte golpe de uno de los guardias que la arrojó por el suelo. No fue la única víctima, aunque yo no pude cuantificar cuántas fueron en total. Los gritos se oían por toda la plaza. Una mezcla de sorpresa, de pánico y de rabia nos invadió a los presentes. El oficial que estaba al mando, junto a otros guardias, se acercó al centro de la plaza y conminó con muy malas maneras tanto al traductor como al predicador y a quienes formaron un cordón protector a su alrededor a que cesaran inmediatamente, ordenando que apagaran los altavoces. “¡Ahora mismo!”, ordenó enfático. Araujo, que asumía la responsabilidad del encuentro, argumentó al policía que se tenía el correspondiente permiso, sin que esas palabras causaran ningún cambio de actitud en el oficial al mando.
"La plaza fue despejada bruscamente por la policía, aunque muchos se resistían a marchar. Blessitt se aferraba con fuerza a su cruz no sé si para que no se la arrebataran o como refugio que le infundía fortaleza. Espontáneamente, muchos de los evangélicos presentes se arrodillaron en el suelo, orando a Dios. " |
Ante ese penoso espectáculo los evangélicos presentes, que no se movían de su sitio, comenzaron espontáneamente a cantar himnos, convirtiendo ese momento en un acto de alabanza a Dios. La situación era gloriosa para unos y embarazosa para otros. Unos alababan a Dios y oros corrían presa del pánico.
La plaza fue despejada bruscamente por la policía, aunque muchos se resistían a marchar. Blessitt se aferraba con fuerza a su cruz no sé si para que no se la arrebataran o como refugio que le infundía fortaleza. Espontáneamente, muchos de los evangélicos presentes se arrodillaron en el suelo, orando a Dios. Ante la resistencia de Arthur algunos agentes le golpearon mientras trataban de arrebatarle la cruz y empujarle hacia una de las furgonetas.
Finalmente, tanto el predicador como el traductor y un par de acompañantes fueron retenidos y conducidos a la funesta Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol. Un grupo de unos 20 pastores les seguimos hasta ese lugar, mientras el resto de evangélicos presentes se encaminó a la Iglesia de la calle Calatrava con la intención de estar reunidos en oración hasta que los detenidos fueran puestos en libertad. Después de un tiempo de interrogatorio, de la intervención del cónsul de Estados Unidos y de algunas otras intermediaciones, los detenidos fueron puestos en libertad y nos encaminamos todos a la iglesia donde el resto estaba reunido esperando noticias. Aquél reencuentro se convirtió en una gran fiesta fraternal.
Autor: Máximo García Ruiz. Marzo 2019 / Edición: Actualidad Evangélica
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MÁS SONBRE BLESSIT EN AL DIARIO ABC DE 1972 (Nota previa, publicada un mes antes de su llegada a Madrid)
DIARIO ABC (HEMEROTECA) / PÁG. 147 DE LA EDICIÓN DEL 28 DE OCTUBRE DE 1972 Arthur Blessitt, de treinta y un años, norteamericano, vive sólo para y por Jesús. Dice que salió de las comunidades de Los Ángeles... Que quiso dar su mensaje a todos. Más que a nadie, a los jóvenes. ARTHUR BLESSITT: CINCO ANOS CON UNA CRUZ A CUESTAS M i familia y yo- dice- -somos felices. Jesús nos ama. Amamos a Jesús, la carretera. Ella y los cuatro peques hijos de Blessitt- -Joel, Joy, Gine y Josué- -esperan al mocetón de 31 años que marcha en camisa y con gafas oscuras. Con su larga cruz. -Somos felices, sí. Jesús nos ama. Amamos a Jesús. ¡Qué más podemos pedir... 1. El nombre de Jesús, de Dios, anda siempre en la boca de Arthur y de Sherry. 8. Los niños, en cuanto se les pone delante un reportero gráfico, miran hacia los cielos y levantan la mano. Llevan- -ya lo h escrito- -cinco años así. Casi todos ellos! han nacido en un costado de la carretera SOMOS DOS MILLONES Arthur Blessitt afirma que es uno de los fundadores del Movimiento de Cristo. Dice que por este Movimiento lleva viajando muchos meses, pronunciando el nombre Jesús. -Y con éxito- -añade- Ya somos, sólo en Estados Unidos, dos millones de personas. Escribió tres libros. Grabó, con sus ideas un par de discos. ¿De qué vive? -Pues de los derechos de autor de ambas cosas: discos y libros. Me los van enviando desde América. Porque yo, ¿sabe usted, amigo? nunca pido limosna. Los libros, los discos, tienen- -naturalmente- -un solo protagonista: Jesús. Siempre Jesús aparece en los actos de Blessitt- -Algunas veces, claro, he tenido dificultades. Pero se han resuelto. Siempre se arreglan las dificultades de una persona que facilita un mensaje de paz. Va hacia Madrid. Espérenle. L o escucharán hablar en los Hydeparks de las ciudades, de los pueblos. Le oirán decir que no hay nada más importante que Jesús. Y, en esto, tendrán que estar forzosamente de acuerdo con Arthur Blessitt. Alberto SUAREZ (Hemeroteca Diario ABC, Madrid, 20 de octubre de 1972) |
© 2019 - Nota de Redacción: Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
*MÁXIMO GARCÍA RUIZ, nacido en Madrid, es licenciado en Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana, licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Teología por esa misma universidad. Profesor de Historia de las Religiones, Sociología e Historia de los Bautistas en la Facultad de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España-UEBE (actualmente profesor emérito), en Alcobendas, Madrid y profesor invitado en otras instituciones. Pertenece a la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Ha publicado numerosos artículos y estudios de investigación en diferentes revistas, diccionarios y anales universitarios y es autor de 21 libros y de otros 12 en colaboración, algunos de ellos en calidad de editor.
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