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Twitter se convirtió en el instrumento de los racistas para insultar a los judíos tras la victoria del Maccabi Tel Aviv contra el Real Madrid

(DANIEL BORES, 08/05/2014)  | Había una vez, en un país no muy lejano, un hombrecillo con bigote que decidió que los seres humanos no tenían que ser todos iguales. Los debía haber de primera clase. Los llamó Arios. Después los había de segunda clase. No eran Arios, pero eran algo superiores a los perros. Y en tercer lugar, estaban los judíos, los gitanos, los homosexuales, los cristianos contrarios al régimen, etc. Y este escalafón, al que no otorgaba ni la condición de ser humano, sufrió un exterminio programado (algunos lo han denominado “exterminio industrializado”) que mató a varios millones. Seis millones de judíos, un millón de gitanos, otro millón de homosexuales, etc…

Hace unos días, el Real Madrid de baloncesto perdía la final de la Euroliga ante el Maccabi Tel Aviv, club israelí. Parece ser que, para algunos, esta derrota fue culpa de los judíos. Así, en general. Se generó un hashtag en Twitter, que me niego a reproducir, en el cual se faltaba al respeto a todo el pueblo judío. Pues bien, en torno a dieciocho mil cuentas de Twitter utilizaron esta frase en alguno de sus tuits.

Por ahora se ha identificado a cinco personas. Son cinco chavales. Me gustaría tomarme un café con ellos. Y charlar de todo un poco y, sobre todo, de historia. Contarles que, si no se hubieran saltado las clases de Historia Contemporánea en el instituto, sabrían que el pasado debe ayudarnos a no cometer los mismos errores en el futuro. Les sugeriría la idea de que no hay mucha diferencia entre pulsar el botón de ON de una cámara de gas o pulsar el botón de TWITTEAR después de haber escrito una frase antisemita. Y, entre sorbo y sorbo, les animaría a mirarse a la cara unos a otros y tratar de descubrir dónde reside la dignidad humana.

Autor: Daniel Bores García

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA.Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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